Libre de dolores gracias a las tabletas "Bayer" de Aspirina (1929) Cartel de anuncio Archivo |
Como vimos en una entrada anterior del blog, algunas plantas como la chinchona (Chinchona officinalis), tenían propiedades antitérmicas y analgésicas. Otras plantas de más fácil obtención como el sauce blanco (Salix alba L.), también poseían propiedades similares y habían sido usadas para tratar fiebres y dolores.
Anuncios de Aspirina. |
Un farmacéutico suizo, S. F. Pagenstecher había experimentado con otras hierbas silvestres. Entre los extractos que preparó destacaba el de la ulmaria o "reina de la pradera" (Spiraea ulmaria), una mata con inflorescencias blancas que crecía en los prados.
La Aspirina se combinó pronto con cafeína: Cafiaspirina. |
La Aspirina pronto se difundió por muchos países. |
En 1835, un químico berlinés, Karl Jakob Lowig leyó los trabajos de Pagenstecher y decidió seguir esta línea de investigación. A partir de Spiraea ulmaria obtuvo una sustancia ácida a la que dio el nombre de ácido salicílico. Tres años más tarde, un químico napolitano, Raffaele Piria obtuvo el ácido salicílico a partir de la salicina. Así, simultáneamente se podía obtener la misma sustancia de dos fuentes naturales.
El ácido salicílico reducía la fiebre y aliviaba el dolor. Pero causaba severas irritaciones en la mucosa bucal, esófago y estómago, porque tenía una acción queratolítica, es decir, disolvía las uniones de las células epiteliales. Esta acción fue aprovechada más tarde en dermatología con éxito para tratar las enfermedades muy queratósicas y descamativas e incluso en el tratamiento de las verrugas. El compuesto se usa hoy en diversas fórmulas para esta finalidad y también entra en la composición de callecidas. Pero era un problema administrarlo por vía oral.
Se intentó administrar la sal neutra de sodio, salicilato sódico, pero sin conseguir evitar estos efectos no deseados. En 1853, el químico alsaciano Charles Fréderic Gerhardt (1818-1856) indujo una reacción entre cloruro de acetilo y salicilato sódico, obteniendo un nuevo compuesto, el ácido acetilsalicílico. Pero a Gerhardt le pareció un procedimiento muy complicado y decidió que este nuevo compuesto no era muy importante, ya que era muy inestable y lleno de impurezas.
Charles Fréderic Gerhardt (1818-1856) |
Pasaron 40 años hasta que un joven químico de 29 años, Félix Hoffmann (1868-1946), que trabajaba para la firma Bayer, retomó la investigación sobre el ácido acetilsalicílico. El padre de Hoffmann padecía artritis y se medicaba con salicilato de sodio, que le ayudaba a aliviar el dolor, pero a costa de transtornos de estómago cada vez peores. Félix tenía mucho interés en encontrar un analgésico sin tantos efectos secundarios.
Félix Hoffmann |
Hoffmann estudió los experimentos de Gerhardt y trabajando con su colega Heinrich Dreser desarrolló nuevas técnicas para preparar ácido acetilsalicílico, de manera menos complicada que la que había descubierto Gerhardt. Los investigadores confirmaron que la nueva sustancia se toleraba mucho mejor que el salicilato de sodio, que causaba menos problemas de estómago y que era eficaz como analgésico y antipirético. Dreser redactó un informe recomendándolo para uso farmacéutico.
Apuntes de laboratorio de Hoffmann sobre el ácido acetilsalicílico (1897) |
Por cierto, que aquel mismo verano, Hoffmann también obtuvo otro compuesto famoso, acetilando la morfina: la heroína.
Hoffmann y Dreser propusieron también que el nombre comercial del ácido acetilsalicílico debería dejar constancia de que el compuesto derivaba de la familia de plantas Spiraea. Delante colocaron la vocal a, en referencia a la acetilación que convertía el ácido salicílico en ácido acetilsalicílico. Y finalmente, la terminaron en -ina. un sufijo bastante habitual en los medicamentos y extractos de la época. (A: acetilo; SPIR: Spirea, sauce; IN: terminación de la época para fármacos).
Era el 10 de agosto de 1897. Había nacido la Aspirina.
Certificado original de registro para el nombre comercial de Aspirina. |
Patente americana de Hoffmann para la Aspirina (1900) |
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