J.M.T.
Tatuaje con chancros sifilíticos (oct. 1877)
Acuarela
Mutter Museum The College of Physicians of Philadelphia |
El Mutter Museum es un completa colección de curiosidades médicas del Colegio de Médicos de Filadelfia. En él se conservan gran número de recuerdos históricos, desde cráneos a moldes de cera dermatológicos, desde objetos artísticos elaborados con pelo humano, a órganos patológicos, como un colon de 9 pies de largo. Una exposición de anomalías y monstruosidades de todo tipo.
Entre los objetos que se conservan en el museo hay un buen número de acuarelas y láminas médicas que dan fe de extrañas observaciones, muchas de ellas ya difíciles -si no imposibles- de ver en la actualidad.
Una de las ilustraciones del museo es la que hoy capta nuestra atención. Se trata de una acuarela de 1877 que plasma una observación real del brazo de un tal John Gallagher. Este individuo se hizo un tatuaje que representaba una muchacha. Hasta aquí pocos comentarios hemos de hacer. El tatuaje, en dos colores, es uno de tantos tatuajes de la época. La curiosidad viene en que durante la realización del tatuaje se inocularon 7 chancros sifilíticos perfectamente visibles.
La sífilis es una enfermedad de transmisión sexual. Su mecanismo de contagio es prácticamente siempre a partir de un acto sexual, a través preferentemente de la mucosas genital (glande, prepucio, labios menores, cuello del útero...) u oral (labios, lengua, faringe...). A las tres semanas del contacto, aparece una ulcerita, de tacto duro, indolora y limpia, en el mismo sitio por donde penetró la bacteria. A esta lesión se le llama chancro, y es muy característica.
Ocasionalmente la sífilis también puede penetrar a través de la piel queratinizada, aunque en estos casos suele haber alguna grieta, efracción o herida previa que facilita el contagio (manos, cara, pecho...). Personalmente recuerdo haber visto, en mi juventud, un caso de un joven que presentaba un chancro en el cogote, ya que tenía la costumbre de subir a sus partenaires sexuales "a caballo", es decir, a horcajadas sobre sus hombros. He de confesar que me costó bastante llegar al diagnóstico correcto...
La vía sexual en el contagio de la sífilis es casi obligada. Aunque es posible contraerla de otra manera, es algo absolutamente excepcional. En las épocas en las que la sífilis era una enfermedad muy frecuente, los libros hablaban del "chancro inocente", es decir de la sífilis contraída por una vía no sexual. Eran casos rarísimos. Se hablaba sobre todo del "chancro barbero", para referirse a un corte producido por una navaja y que -sin desinfectar- era usada también para rasurar al siguiente cliente. Era una conjunción nefasta de circunstancias: una total falta de higiene y algo de mala suerte.
También se ponía el ejemplo de la laborantina a la que se le había roto un tubo de ensayo con suero de sifilítico en las manos y se había cortado con el cristal. Una mala suerte que podía hacer que contrajera la enfermedad.
Los tatuajes, en el s. XIX eran generalmente realizados por marinos, presidiarios, prostitutas y drogadictos. En estos grupos de población la prevalencia de sífilis era muy alta. Los tatuajes se solían realizar con una absoluta falta de higiene, y la aguja usada para inocular la tinta era muchas veces compartida. A veces los tatuajes se hacían compartiendo una misma aguja dos o más individuos al mismo tiempo. En estas circunstancias la inoculación de un chancro sifilítico era muy posible, como atestigua, entre otros documentos esta acuarela. Un recuerdo de antaño que sirve para recalcar la advertencia -todavía válida en la actualidad- que los tatuajes se deben realizar siempre con las adecuadas medidas de asepsia y con todo tipo de garantías higiénicas.
Bibliografía
Belote GH. Tatoo and syphilis.
Entre los objetos que se conservan en el museo hay un buen número de acuarelas y láminas médicas que dan fe de extrañas observaciones, muchas de ellas ya difíciles -si no imposibles- de ver en la actualidad.
Una de las ilustraciones del museo es la que hoy capta nuestra atención. Se trata de una acuarela de 1877 que plasma una observación real del brazo de un tal John Gallagher. Este individuo se hizo un tatuaje que representaba una muchacha. Hasta aquí pocos comentarios hemos de hacer. El tatuaje, en dos colores, es uno de tantos tatuajes de la época. La curiosidad viene en que durante la realización del tatuaje se inocularon 7 chancros sifilíticos perfectamente visibles.
Chancro sifilítico sobre tatuajes. Wellcome collection. |
Ocasionalmente la sífilis también puede penetrar a través de la piel queratinizada, aunque en estos casos suele haber alguna grieta, efracción o herida previa que facilita el contagio (manos, cara, pecho...). Personalmente recuerdo haber visto, en mi juventud, un caso de un joven que presentaba un chancro en el cogote, ya que tenía la costumbre de subir a sus partenaires sexuales "a caballo", es decir, a horcajadas sobre sus hombros. He de confesar que me costó bastante llegar al diagnóstico correcto...
La vía sexual en el contagio de la sífilis es casi obligada. Aunque es posible contraerla de otra manera, es algo absolutamente excepcional. En las épocas en las que la sífilis era una enfermedad muy frecuente, los libros hablaban del "chancro inocente", es decir de la sífilis contraída por una vía no sexual. Eran casos rarísimos. Se hablaba sobre todo del "chancro barbero", para referirse a un corte producido por una navaja y que -sin desinfectar- era usada también para rasurar al siguiente cliente. Era una conjunción nefasta de circunstancias: una total falta de higiene y algo de mala suerte.
Chancro sifilíticos sobre un tatuaje Wellcome collection. |
Los tatuajes, en el s. XIX eran generalmente realizados por marinos, presidiarios, prostitutas y drogadictos. En estos grupos de población la prevalencia de sífilis era muy alta. Los tatuajes se solían realizar con una absoluta falta de higiene, y la aguja usada para inocular la tinta era muchas veces compartida. A veces los tatuajes se hacían compartiendo una misma aguja dos o más individuos al mismo tiempo. En estas circunstancias la inoculación de un chancro sifilítico era muy posible, como atestigua, entre otros documentos esta acuarela. Un recuerdo de antaño que sirve para recalcar la advertencia -todavía válida en la actualidad- que los tatuajes se deben realizar siempre con las adecuadas medidas de asepsia y con todo tipo de garantías higiénicas.
Bibliografía
Belote GH. Tatoo and syphilis.
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