lunes, 12 de marzo de 2018

Marie Curie (IV): los efectos de la radiación







 Lita Cabellut

Retrato del conocimiento humano (inspirado en Madame Curie) 


Técnica mixta
Opera Gallery. Londres 




El descubrimiento de la radioactividad por parte de Marie y Pierre Curie pronto fue explotada comercialmente, aunque ellos no se lucraron con esto, ya que de forma consciente no quisieron patentar el descubrimiento, que entendían que debía usarse en beneficio de la humanidad. 

Pero la radioactividad se puso de moda y se consideraba que tenía un especial "glamour". Empezaron a comercializarse productos variados: pasta de dientes, camisetas térmicas, cosméticos… que anunciaban como algo maravilloso que contenían radio. El uso del radio daba más valor al producto, aunque desconocemos la cantidad de radio en estos productos. Todavía se desconocían los efectos adversos de exponerse a este tipo de radiaciones. 

Anuncios con productos radioactivos


Tampoco Marie y Pierre Curie conocían el peligro que entrañaba la cercanía de la radioactividad. Por eso pasaron largas horas en el laboratorio en contacto directo con materiales radioactivos, sin protección alguna. Como ya hemos comentado, desde 1898 Marie comenzó a notar los síntomas de una radiodermitis, con inflamación, parestesias y aparición de úlceras en los dedos de las manos. 

En 1903, Marie sufrió un aborto espontáneo, probablemente inducido por la exposición al material radiactivo. Antes de eso había nacido su hija mayor, Irene, y más tarde nacería Eve. Otro dato es la importante pérdida de peso de Marie (más de 10 Kg) 


Madame Curie

Pierre tampoco se encontraba bien, y presentaba episodios de fatiga y dolores intensos, aunque su muerte accidental en 1906 no permite saber si tuvo signos claros que se puedan interpretar como consecuencia de las radiaciones. De todos modos no es descartable que su mal estado general propiciara que fuese atropellado por un coche de caballos, muriendo al fracturarse la base del cráneo. 

Durante la I Guerra Mundial, Marie Curie participó en la organización de unidades quirúrgicas móviles capaces de realizar radiografías, que fueron bautizadas con el nombre de Petites Curies. Eran útiles para visualizar las balas en los soldados heridos y comprobar que no había ninguna fractura. Ella misma, desde que obtuvo el permiso de conducir en 1916, recorrió el frente haciendo radiografías, sin protección, a los soldados heridos. Naturalmente, siempre sin ninguna protección.


Arriba, Marie Curie en uno de las "petites Curies", vehículos militares medicalizados
del frente francés, en la I Guerra Mundial, en los que se podían hacer radiografías.
Abajo, esquema de la organización de una de estas "petites Curies" 



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En 1920 perdió casi completamente la vista, afectada por cataratas probablemente provocadas por la radiación. En 1925 participó en una comisión de la Academia Francesa de Medicina que recomendó el uso de pantallas de plomo y la realización de análisis periódicos de sangre para los trabajadores de las industrias que utilizaban materiales radiactivos, pero ella misma nunca llegó a creer que los investigadores estuvieran expuestos a los mismos peligros y trabajo sin protección toda su vida. Transportaba tubos con isótopos radioactivos en su bolso y los guardaba en cajones de su escritorio. Incluso comentaba la bonita luz opalescente que podía verse si se contemplaban en la oscuridad. 

En los últimos años, Marie estaba muy desmejorada. Había sufrido múltiples problemas renales y respiratorios. En mayo de 1934 sufrió una gripe y su estado empeoró. La llevaron a un sanatorio, donde le diagnosticaron anemia aplástica, probablemente causada por la radiación. Otros opinan que tal vez fuera una leucemia, aunque ocasionada por la misma causa. Marie murió el 4 de julio de 1934, a los 67 años de edad. Sus restos descansan hoy al lado de los de su marido Pierre en el Panthéon de París. Fue la primera mujer en ser acogida en este recinto consagrado a las tumbas de los "hombres" ilustres.

Los cuadernos de notas de Marie Curie están especialmente protegidos
debido a la alta radioactividad que desprenden

Los niveles de radioactividad que soportó Marie durante toda su vida debieron ser altísimos.  Incluso sus apuntes y libros tienen altos niveles de radioactividad todavía hoy. Se conservan protegidos en unas cajas de plomo, en la Biblioteca Nacional de Francia. Tanto es así, que los investigadores que desean acceder a esos documentos no solo deben manipularlos con ropa de protección, sino que tienen que firmar previamente un documento por el que asumen el propio riesgo al exponerse a altos niveles de radioactividad. La biblioteca no asume ninguna responsabilidad al respecto. 


Tumba de los esposos Marie y Pierre Curie en el Panteón de París


Marie Curie: Mini-biography











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