miércoles, 17 de mayo de 2017

Paganini (y IV): Muerte y sepelio de un violinista







Louis Boulanger

Niccolò Paganini en prisión
(1831)

Grabado sobre papel
Stanford University Libraries



Tras revisar - en anteriores entradas del blog - la biografía y las principales enfermedades que aquejaron a Niccolò Paganini, nos hemos de referir aunque sea brevemente a las circunstancias de su muerte y a las peripecias que se sucedieron a continuación.

Nos hemos referido ya a la leyenda negra del músico. Su maravillosa técnica y las notas que sabía arrancar de su instrumento, tal vez ayudadas por las posibilidades que le confería la genética hacían de él un intérprete que no parecía de este mundo. Comenzó a correr el infundio de que tales cualidades derivaban de un pacto que Niccolò había hecho con el mismo demonio: le había vendido su alma a cambio de ser el mejor violinista de todos los tiempos. Según esta leyenda, el diablo habría obrado el prodigio de introducir en la caja de su violín las voces de cien doncellas que cantaban melodiosamente al ritmo que les marcaba su arco.                  

La increíble habilidad de Paganini, su aspecto torvo y siniestro, su descuidada vestimenta y su vida disipada, apartada de toda piedad fueron otros tantos ingredientes para alimentar la patraña. 

Paganini nunca reconoció nada de eso, pero tampoco desmintió del todo esta leyenda, que en cierto modo le beneficiaba e incrementaba el precio de sus conciertos, por la morbosidad que suponía ir a ver al "violinista diabólico". En efecto, era un músico muy cotizado y se zafaba de los conciertos que consideraba insuficientemente pagados. 

Ricos y nobles le invitaban frecuentemente a opíparas cenas con la esperanza de oírle tocar un rato, pero él no llevaba nunca su violín. Cuentan que un noble italiano le invitó una vez a cenar en su palacete. En la invitación le recordaba expresamente: 
- "Le ruego no olvide traer su violín"
Paganini se presentó a cenar sin su violín. Al verlo, el anfitrión le preguntó, extrañado: 
- "¿Y su violín?"
A lo que el músico, imperturbable respondió:  
- "Oh! Lo siento, pero mi violín nunca cena fuera de casa...!"
Pocos días antes de su muerte el músico rechazó la visita del obispo de Niza y se negó a confesarse y recibir los Santos Óleos, ya que él estaba convencido de que no iba a morir. 


Muerte de Paganini (Grabado de 1886)

La Iglesia del momento, tenebrosa y oscurantista vió la ocasión para dar un golpe de efecto. Uniendo la leyenda de que era un violinista demoníaco y su negativa a la Extremaunción, vieron la ocasión de mostrar al pueblo como se trata a un réprobo, aumentando así el temor a toda heterodoxia y práctica de brujería. El obispo negó al cadáver de Paganini el reposo en suelo sagrado. 


L. Bailly. Paganini pacta con el diablo (1824)




















Aunque lo más probable es que lo que de verdad había importunado a los eclesiásticos fue que no los había incluído como beneficiarios en su testamento. 

Así pues, sin posibilidad de acceder al cementerio, el cadáver del violinista fue embalsamado y permaneció durante dos meses (¡!) en su lecho de muerte. Luego, el cuerpo fue depositado en el sótano de su casa, donde permaneció un año. En vano los familiares y amigos de Niccolò suplicaron y protestaron contra esa locura. Al final su hijo, Achille, decidió ir a Roma y apelar al papa. 


Efigie de Niccolò Paganini en su monumento funerario
del cementerio de la Villetta. Parma. 

Mientras tanto, por orden de las autoridades, el cadáver del compositor inició una triste peregrinación post-mortem. Lo instalaron provisionalmente en una leprosería abandonada, donde quedó arrinconado. Pero las habladurías le persiguieron aún después de la muerte, propagando la absurda creencia de que el fantasma del difunto se paseaba por los alrededores. Su amigo, De Cessole instaló el cuerpo primero a un tanque de cemento de una fábrica de aceitey más tarde, en el jardín de una casa privada en Cap Ferrat. En 1844 el cadáver se llevó a su casa en Raimarone, pero la Iglesia siguió insistiendo en que no lo podían aceptar en el camposanto. Un año después, la archiduquesa María Luisa accedió al deseo de la familia de mover los restos al jardín de Villa Gaione...

Finalmente en 1876 (¡36 años después de su fallecimiento!) el horrible dictamen del obispo de Niza fue revocado y el músico pudo ser enterrado en el cementerio de Parma.



Monumento funerario de Paganini
en el cementerio de la Villetta. Parma. 


No terminaron aquí las peripecias del difunto. En 1893 el violinista Ondrineck logró que exhumaran nuevamente el cadáver simplemente porque quería ver sus restos. Tres años más tarde fue nuevamente exhumado, esta vez por motivos de traslado a un cementerio nuevo. En la tumba que ocupa desde entonces en el cementerio de la Villetta se puede leer este conmovedor epitafio: 


"Aquí yacen los restos de Niccolò Paganini,  
un violinista que inspiró a Europa entera. 
Con su divina música y su talento supremo 
otorgó a Italia un renombre sin precedentes"



Melodía de Paganini 
(de la película El violinista del Diablo):




David Garrett (El violinista del Diablo): 



2 comentarios:

Unknown dijo...

Simplemente,era el violinista de Dios!

Jhonny AgrXr dijo...

Genio