Josef Abel
Retrato de Franz Schubert, joven
(1870) Óleo sobre lienzo 83,3 x 70 cm
Kunsthistorische Museum. Viena.
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Franz Schubert (1797-1828) fue uno de los mejores compositores del s. XIX. A pesar de su corta vida (murió con tan solo 31 años) dejó escritos más de 600 lied, el conjunto de estas obras más perfecto e importante de la historia. Además compuso música sacra, óperas, un gran número de piezas de música de cámara y nueve sinfonías. Su música es especialmente melódica y armoniosa.
Franz había nacido en Viena, el duodécimo de una serie de catorce hermanos. Es frecuente describir a Schubert como bonachón e ingenuo, pero lo cierto es que tenía un carácter lleno de altibajos, con frecuentes accesos de ira. Fumador empedernido, no solía prestar mucha atención a su aseo personal. En lo relativo al sexo era muy hedonista y tenía un comportamiento promiscuo y libertino.
La diversidad de compañías sexuales propició que se contagiara de sífilis a los 26 años. Aunque no tenemos constancia de un diagnóstico formal de la enfermedad, parece que no hay dudas sobre la naturaleza de la misma. Schubert presentó una erupción en todo el cuerpo, probablemente una roséola y malestar general, que le obligó a confinarse en casa de sus padres durante las primeras semanas de 1823. Tal vez esta fuera la razón por la que su octava sinfonía quedó inconclusa. Los médicos le recomedaron una estricta dieta alternada con periodos de ayuno, tomar grandes cantidades de té caliente, baños frecuentes y ungüentos a base de mercurio. En aquel tiempo era frecuente dar mercurio "disimulado" con el té , para evitar las murmuraciones, ya que todo el mundo sabía que el mercurio se administraba para tratar la sífilis.
Casa natal de Franz Schubert |
Pero la enfermedad continuó su progresión natural. Meses después, la erupción afectó la cara, las manos y el cuero cabelludo, el pelo se cayó de forma irregular en grandes áreas mal delimitadas, lo que lo obligó a recluirse nuevamente y a ingresar finalmente en un hospital, uno de los mayores que entonces había en Europa. Durante su estancia en este establecimiento sanitario compuso parte del ciclo de canciones de La Bella Molinera. Para disimular la alopecia se puso peluca durante un cierto tiempo, aunque parece que pudo recuperar su cabello. Moritz von Schwind, ilustrador de sus canciones escribió una carta a Franz von Schober, uno de sus amigos en la que le decía:
"Tiene de nuevo su propio cabello, que tiene que ser cortado a causa del exantema"
En abril de 1824 aparecieron nuevos síntomas: dolor en los huesos, sobre todo en el brazo izquierdo, que le impedía tocar el piano. Y tampoco podía cantar, ya que probablemente tenía una laringitis sifilítica. La infección evolucionaba a brotes, con períodos de mejoría y empeoramiento. En 1827 las principales manifestaciones fueron cefaleas, rubor intenso en la cara y cojera. El tratamiento volvió a insistir en la dieta, purgas, ejercicio y más mercuriales.
Además de las alteraciones físicas, Schubert tuvo claros episodios depresivos. Se conservan muchos testimonios escritos que hacen mención de su tendencia a la “melancolía severa”, que empeoró progresivamente en los últimos años. En marzo de 1824 escribió:
“Me siento el más infeliz y miserable de las criaturas. Imagínate un hombre cuya salud nunca volverá a ser normal, cuyas más brillantes esperanzas no se han cumplido. Mi paz ha desaparecido, mi corazón está dolido; me acuesto esperando nunca despertar y cada mañana me recuerda las penas de ayer”.
Pero también presentaba periodos con estado de ánimo expansivo: una creatividad desbordante, locuacidad, aumento de la actividad sexual... Tal vez pudiéramos pensar en un transtorno bipolar. Su carácter era cada vez más difícil, con arranques violentos, lo que hizo que algunos amigos se fueran distanciando. Al final de su vida se volvió muy informal: no cumplía algunos de sus compromisos profesionales y a veces descargaba su ira en un rincón del café, con violentos exabruptos, muecas y un lenguaje soez. Tal vez la afectación neurológica de la sífilis terciaria, el alcoholismo y los efectos de la intoxicación por mercurio pudieran explicar estos extraños ataques de violencia.
Carl Jäger: Retrato de Franz Schubert (1870)
(Según una pintura previa de Wilhelm August Rieder,1825)
Colchester and Ipswich Museum
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En otoño de 1828 Franz Schubert presentó un proceso con cefalea, inapetencia, astenia, vómitos y fiebre alta que le condujo a la muerte en 20 días. Bauernfeld escribe el 17 de noviembre de 1828:
Se ha apuntado la posibilidad de que estuviera afectado de una fiebre tifoidea, favorecida por la anemia, la sífilis preexistente, y la intoxicación de mercurio, alcohol y tabaco. Hasta hace poco más de medio siglo, cuando la mortalidad por tifoidea llegaba todavía a ser hasta de 20%, las formas agudas mortales se asociaban con frecuencia a trastornos del sistema nervioso central, semejantes a los que presentó Schubert.
Schubert murió joven y pobre. Los bienes que dejó al morir apenas eran unas pocas ropas desgastadas por el uso. Pero su herencia espiritual es gigantesca, y su obra marcó para siempre la historia de la música. Sin embargo Franz Schubert ni siquiera lo supo. Su música no había sido apreciada mientras vivió, y solamente una vez se organizó un concierto compuesto exclusivamente con sus composiciones.
Hetenyi G. The terminal illness of Franz Schubert and the treatment of syphilis in Vienna in the eighteen hundred and twenties. Bull Can Hist Med 1986 Summer;3(1):51-64.
Guerra Tapia A. Franz Peter Schubert y el estigma de la sífilis.
http://www.nexos.com.mx/?p=8685
Martínez Palomo A. Historia clínica de una vida breve. Nexos
http://www.nexos.com.mx/?p=8685
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Rold RL. Schubert and syphilis. Journal of Medical Biography. 1995; 3: 232-235.
http://journals.sagepub.com/doi/abs/10.1177/096777209500300409?journalCode=jmba
http://journals.sagepub.com/doi/abs/10.1177/096777209500300409?journalCode=jmba
Schubert - Ave Maria
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