viernes, 18 de noviembre de 2016

Inauguración de la Sala Pere Virgili, del Museo de Vilallonga del Camp






Reconstrucción del despacho
 de Pere Virgili

Museu-Arxiu de Vilallonga 
Can Roso. Vilallonga del Camp (Tarragona)




El pasado 11 de noviembre, coincidiendo con la Fiesta Mayor local, tuvo lugar la inauguración de la Sala Pere Virgili del Museo-Archivo de Vilallonga del Camp, un pequeño pueblo de algo más de 2000 habitantes, cercano a Reus y a Tarragona. En algunas entradas anteriores ya hemos comentado algo sobre este museo y la vida del cirujano Pere Virgili.

El acto, al que tuve el honor de asistir, fue sencillo y entrañable. Xavier Pujades, el impulsor del Museo, expuso lo que significaba para Vilallonga la inauguración de esta Sala. La gente del pueblo se enorgullece de contar entre sus hijos ilustres a Pere Virgili, un famoso médico del s. XVIII que destacó especialmente como cirujano de la Armada y que fundó los colegios de Cirugía de Cádiz y Barcelona. Entre otras aportaciones, Virgili fue el primero que realizó una traqueotomía. 


Cauterios del s. XVIII


Conjunto de bisturíes y lancetas. El de la izquierda,
con mango de marfil, se destinaba a las disecciones anatómicas.
La labor del grupo que sustenta el museo es encomiable. Destaca el entusiasmo de Pilar Riera y de la Dra. Peri. Cada viernes, los amigos del Museo se reúnen en Can Roso, su sede, para efectuar mejoras e innovaciones en sus salas, de forma totalmente desinteresada. Realizan una labor de investigación histórica, documentando minuciosamente cualquier detalle o aspecto poco conocido. También realizan trabajos de museística o de colocación de las piezas y de los carteles explicativos. El museo y el pueblo están en una comunicación perfecta en una total simbiosis. 







Recreación de la enfermería del interior de una nave. 
En un ambiente similar debía trabajar Pere Virgili atendiendo a los marineros heridos. 


En la Sala de Pere Virgili, el primer piso del museo,  se ha recreado un ambiente propio del s. XVIII. La decoración de la puerta de entrada ya anticipa lo que encontraremos tras de ella. En un rincón se ha recreado una enfermería naval, en el interior de una fragata. Las paredes de madera abombadas, las patas de la mesa reforzadas y los estantes con divisorias para evitar los movimientos marinos, los objetos quirúrgicos y las redomas con los medicamentos y antisépticos usados en aquel tiempo, nos trasladan al ambiente en el que trabajaba el ilustre cirujano naval. 


Estuche con instrumental para realizar amputaciones, preparado para su fácil transporte al embarcar.
Podía también trasladarse a cualquier lugar durante las batallas. 

La importante dotación instrumental nos recuerda a lo que debía ser el día a día en la cirugía militar de la época: sierras para amputar miembros y evitar la temida gangrena, lancetas y pinzas para extraer balas, cauterios para realizar hemostasias y sellar heridas... 

Las Mémoires de l'Académie Royale de Chirurgie de Paris (1761)
donde se daba cuenta de los progresos realizados por Pere Virgili 
No se olvida la obra científica de Pere Virgili: los moldes anatómicos coloreados de cera o de yeso que se usaban para la docencia en los Colegios de Cirugía, sus publicaciones, que tanto eco hallaron tanto en España como en el extranjero, las citas de la Encyclopédie de Diderot y otras obras sobre la labor y los descubrimientos de Pere Virgili comparten espacio con las abundantes obras, libros, monografías y conferencias que sobre el ilustre cirujano se han escrito recientemente. 

Detalle de la mano del maniquí de Pere Virgili,
que ha alcanzado un notorio realismo. 
Al fondo de la Sala se ha recreado la alcoba despacho de Virgili. Ambientada con muebles de la época, un maniquí recuerda la figura del cirujano sentado en su mesa ante sus papeles. La figura, de tamaño natural, lleva los vestidos correspondientes a su tiempo y ha sido elaborada con gran primor y realismo. 

Los museos médicos desgraciadamente no abundan. Los museos - que con honrosas excepciones son tan poco visitados en nuestro país - suelen olvidarse o arrinconar a las ciencias. Puede decirse que si hablamos de museos suele sobreentenderse que aludimos a centros donde el arte o la historia general son los protagonistas. Pocos piensan que el devenir histórico suele depender más del progreso científico o médico que de los avatares políticos o militares. Y sin embargo no es así. La historia y la vida de la gente se ha modificado más por la irrupción de la Peste Negra o por el descubrimiento de los antibióticos o las vacunas que por los tratados internacionales o por los movimientos artísticos. Aunque, como defendemos desde este blog, todo está interrelacionado. 

Lanceta para efectuar sangrías
Por este motivo, sorprende hallar un museo de Cirugía como hay pocos en nuestro país en una localidad como Vilallonga. Un ejemplo de como un museo es y debe ser una entidad viva, como un vaso comunicante con el sentir de las gentes del pueblo. Un museo no es un desván, un lugar olvidado y polvoriento donde yacen antigüallas olvidadas de las que ya nadie se acuerda. Un museo es y debe ser la expresión viva del lugar que lo alberga, un escaparate de como es y como era la vida de sus pobladores, de sus hijos ilustres, de su contribución al mundo y a la evolución de la sociedad. Por eso, Vilallonga es un ejemplo. El ejemplo de un museo en construcción perpetua, cuyo mayor tesoro no son las piezas que alberga sino la renovada ilusión de un pueblo vivo y activo que quiere luchar para conservar con orgullo su pasado y - aprendiendo de sus raíces - edificar  mejor su futuro. 

Salí de Vilallonga muy esperanzado. Un pueblo así, que sabe salvaguardar su pasado, seguro que sabe emprender con pulso firme el rumbo de su futuro. Gracias, Vilallonga!






 Museu-Arxiu Pere Virgili
Cal Roso 
c/ Pere Virgili 20.
Vilallonga del Camp (Tarragona) 

Para visitar el museo, llamar al Tel 977 84 01 01 y preguntar por Pilar Riera




Agradecimientos: 
A mi amiga Montse Roig, que me hizo conocer el museo y a todos los miembros del grupo de Amics del Museu de Vilallonga, del que a partir de ahora me honro en formar parte. 



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