domingo, 2 de octubre de 2016

Finsen y la curación por la luz






  C. Wentoft

Niels Ryberg Finsen
(1914)

Óleo sobre lienzo
Museo Frederiksborg. Hillerød



El médico Niels Ryberg Finsen (1860-1904), natural de las islas Feroe, se interesó por el  efecto benéfico de la luz solar para mejorar o aliviar ciertas dolencias. La mejoría que la exposición al sol producía en las lesiones cutáneas producidas por la viruela, por ejemplo, eran bien conocidas. El progreso de las ciencias físicas a finales del s.XIX permitió analizar las causas de este efecto beneficioso y aplicarlo de forma selectiva y científica. Nació entonces la fototerapia. 

Finsen estudió y aplicó los efectos de la luz sobre ciertas lesiones, de tal modo que en esta época a éste nuevo tratamiento no se le llamó fototerapia, sino finsenterapia. 


Tratamientos en el Instituto Finsen (1901 circa)

La primera fuente de luz fue para Finsen el sol. Observó que los pacientes de viruela mejoraban al exponerse moderadamente al sol, pero empeoraban si se exponían durante largo tiempo. Estudió entonces la composición de los rayos solares y pudo demostrar que la banda de luz ultravioleta tenía efectos negativos sobre la viruela, mientras que la luz infrarroja era beneficiosa. A partir de 1894, Finsen propuso el tratamiento de la viruela mediante filtros de luz. 

Más tarde observó que en cambio, el lupus vulgar, de origen tuberculoso, mejoraba precisamente al exponerlo a la luz ultravioleta. Al principio, concentraba la luz solar mediante lentes, eliminando la radiación infrarroja mediante filtros absorbentes (una solución amoniacal de sulfato de cobre). Posteriormente intentó usar sólo la luz ultravioleta, reemplazando las lentes de cristal por lentes de cuarzo. Los frecuentes casos de lupus vulgar (de origen tuberculoso) le parecieron particularmente indicados para aplicar su técnica: 


“por una parte es sabido que el lupus vulgar está causado por el bacilo tuberculoso, que es una enfermedad local y con frecuencia bastante superficial; por otra parte, está bien establecido que la luz es capaz de matar los bacilos tuberculosos” 

Finsen dirigió una pequeña clínica de fototerapia, basado en sus propias investigaciones. Publicó sus resultados preliminares en 1897. La gran incidencia de casos de tuberculosis cutánea que se registraban en aquel momento y para los que no existía en aquel entonces ningún tratamiento eficaz,  hizo que este trabajo fuera acogido con gran expectación. Cuando Finsen asistió al Congreso Internacional de  Dermatología de París en 1900 para comunicar una experiencia más amplia, fue acogido casi como un héroe. 

En 1903 le otorgaron el Premio Nobel de Medicina. Finsen, que padecía una pericarditis constrictiva crónica,  no pudo ir personalmente a recoger el premio, y comentó cuando se lo comunicaron:

"Me lo han dado este año (el Premio Nobel) porque el año próximo ya será muy tarde"


Y efectivamente, el año siguiente falleció a los 44 años de edad.


 A pesar de que Finsen no pudo dilucidar con exactitud si la mejoría de los enfermos era debida a la acción bactericida o a la propio efecto de los rayos ultravioleta sobre los tejidos, la finsenterapia constituyó un gran avance terapéutico y sentó las bases de la moderna fototerapia.

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