Juan de Juanes La Última Cena (1562) Óleo sobre lienzo. 116 x 191 cm Museo del Prado. Madrid. |
El valenciano Juan de Juanes (1507-1579) representó en este cuadro la última cena de Jesús con sus apóstoles, antes de su prendimiento, pasión y muerte. Juan de Juanes fue el pintor de mayor relevancia en la Valencia de su tiempo. Se dedicó sobre todo a obras de carácter religioso, creando una iconografía que influyó mucho en las obras posteriores.
En esta obra, una de sus más destacadas, aparece representado el cáliz de la catedral de Valencia, que algunos identifican con el Santo Grial, la copa real que según la leyenda usó Jesús en la Última Cena. Por otra parte, se representa al apóstol traidor Judas en posición de levantarse de la mesa como si tuviera prisa, tal vez para adelantarse e ir a encontrar al piquete de prendimiento (a la derecha del cuadro). A diferencia de los otros personajes se representa en el lado opuesto de la mesa, como era ya habitual en las representaciones pictóricas de la Santa Cena, para indicar que su traición lo coloca en una posición enfrentada al resto de apóstoles, fieles a Jesús. En otras Cenas se le asocia con algún animal relacionado con la traición como un gato o un cuervo (Jaume Huguet, MNAC), llevando una bolsa con monedas (el pago de la traición) o comiendo sin esperar al resto de comensales, actitud que pone de manifiesto su no pertenencia al grupo.
En otras muchas ocasiones se representa a Judas como pelirrojo. El color rojo del pelo es una característica muy poco frecuente en la mayoría de países europeos (a excepción de Irlanda) y se da solamente en un 1% de la población. Tal vez esta escasa incidencia de pelirrojos, o su color llamativo, que puede recordar el fuego infernal, lo ha hecho tener mala fama, asociándolo con la maldad. La leyenda popular de que Judas era pelirrojo está bastante extendida.
Judas Iscariote (יהודה איש־קריות ) era uno de los apóstoles que seguían a Jesús. Probablemente su nombre (Iscariote) alude a su pueblo de origen, Kariot. Al parecer era él quien llevaba el dinero común de los doce y en más de una ocasión manifestó su postura crítica con determinados dispendios (por ejemplo con el coste del caro perfume con el que María Magdalena ungió los pies del Maestro). Tal vez por estas discrepancias - o por la codicia de la recompensa de 30 monedas de plata - decidió delatar a Jesús, guiando a la escuadrilla de soldados del Sanedrín hasta el huerto de Getsemaní, indicándoles a quien buscaban al saludarlo con un beso.
La traición de Judas lo convirtió en un personaje antitético al de Cristo, encarnando el mal supremo. Su odiada figura fue vilipendiada y escarnecida por el cristianismo posterior, sirviendo de excusa para el odio antisemítico por la identificación de Judas con los judíos (incluso en la similitud de nombre)
En el caso de Judas - como en otros casos que comentaremos en su día - podemos ver la importancia del color en el simbolismo del pelo, y como el color pelirrojo (un color diferente del de la mayoría) tiende a identificarse con el mal, con la traición o si se trata de una mujer, con la lujuria.
En esta obra, una de sus más destacadas, aparece representado el cáliz de la catedral de Valencia, que algunos identifican con el Santo Grial, la copa real que según la leyenda usó Jesús en la Última Cena. Por otra parte, se representa al apóstol traidor Judas en posición de levantarse de la mesa como si tuviera prisa, tal vez para adelantarse e ir a encontrar al piquete de prendimiento (a la derecha del cuadro). A diferencia de los otros personajes se representa en el lado opuesto de la mesa, como era ya habitual en las representaciones pictóricas de la Santa Cena, para indicar que su traición lo coloca en una posición enfrentada al resto de apóstoles, fieles a Jesús. En otras Cenas se le asocia con algún animal relacionado con la traición como un gato o un cuervo (Jaume Huguet, MNAC), llevando una bolsa con monedas (el pago de la traición) o comiendo sin esperar al resto de comensales, actitud que pone de manifiesto su no pertenencia al grupo.
En otras muchas ocasiones se representa a Judas como pelirrojo. El color rojo del pelo es una característica muy poco frecuente en la mayoría de países europeos (a excepción de Irlanda) y se da solamente en un 1% de la población. Tal vez esta escasa incidencia de pelirrojos, o su color llamativo, que puede recordar el fuego infernal, lo ha hecho tener mala fama, asociándolo con la maldad. La leyenda popular de que Judas era pelirrojo está bastante extendida.
Judas Iscariote (יהודה איש־קריות ) era uno de los apóstoles que seguían a Jesús. Probablemente su nombre (Iscariote) alude a su pueblo de origen, Kariot. Al parecer era él quien llevaba el dinero común de los doce y en más de una ocasión manifestó su postura crítica con determinados dispendios (por ejemplo con el coste del caro perfume con el que María Magdalena ungió los pies del Maestro). Tal vez por estas discrepancias - o por la codicia de la recompensa de 30 monedas de plata - decidió delatar a Jesús, guiando a la escuadrilla de soldados del Sanedrín hasta el huerto de Getsemaní, indicándoles a quien buscaban al saludarlo con un beso.
La traición de Judas lo convirtió en un personaje antitético al de Cristo, encarnando el mal supremo. Su odiada figura fue vilipendiada y escarnecida por el cristianismo posterior, sirviendo de excusa para el odio antisemítico por la identificación de Judas con los judíos (incluso en la similitud de nombre)
En el caso de Judas - como en otros casos que comentaremos en su día - podemos ver la importancia del color en el simbolismo del pelo, y como el color pelirrojo (un color diferente del de la mayoría) tiende a identificarse con el mal, con la traición o si se trata de una mujer, con la lujuria.
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