jueves, 18 de junio de 2015

Los colores del vino






Gerrit van Honthorst

El violinista feliz con un vaso de vino  

Óleo sobre lienzo 83 x 68 cm
Museo Thyssen Bornesmisza, Madrid   



Eloïse Saint-Étienne se define como una amante del arte, la música y las cosas bellas. Aficionada a aprender idiomas, es además una habitual y fiel seguidora de este blog. 

Hace poco Eloïse tuvo la amabilidad de enviarme esta pintura, del pintor caravaggista flamenco Gerrit van Honthorst (1590 - 1656), uno de los más destacados pintores de la Escuela de Utrecht. El cuadro muestra a un hombre con un violín sosteniendo una copa de vino en la mano. Hay quien cree que este cuadro formaría parte de una serie de representaciones de los sentidos (en este caso el sentido del gusto). El personaje mira alegre su vaso de vino al contraluz, y parece apreciar su color, que encuentra su mejor réplica en su enrojecido rostro. Por el aspecto del violinista nos atreveríamos a afirmar que es probable que no se trate de la primera copa. El brillo de sus ojos, su inequívoca y desinhibida alegría y sobre todo el color rojizo de sus mejillas nos permiten suponer que ya hubo algunas copas más que precedieron a ésta. 

La rubicundez de la cara es uno de los signos que podemos ver en la piel tras la ingesta de alcohol. En algunos individuos este signo es más acusado que en otros. En algunos países de Asia, como por ejemplo en Japón, este fenómeno es muy frecuente. El enrojecimiento importante de la cara tras tomar bebidas alcohólicas puede revelar un defecto en un enzima (aldehidodeshidrogenasa 2) que ayuda a metabolizar el acetilaldehido, uno de los metabolitos del alcohol etílico, convirtiéndolo en una sustancia menos nociva, el acetato.  En los casos en los que se carece de este enzima, el acetilaldehido no se destruye, y puede ocasionar vasodilatación y daños en el ADN celular. 

Algunos estudios recientes han relacionado la facilidad para enrojecer tras beber alcohol con la mayor incidencia de cáncer de esófago o con  el riesgo de hipertensión. Por este motivo, es conveniente que las personas que enrojecen con facilidad al beber alcohol lo consuman con moderación o se abstengan de hacerlo y realicen exploraciones mèdicas con regularidad (endoscopia) para descartar la posible afectación esofágica. El hábito de fumar también es otro importante factor de riesgo. Según los Dres. Philip Brooks y Akira Yokohama, autores de este estudio, con sólo estas medidas de prevención se reduciría la incidencia del cáncer de esófago en Japón en un 53%. 

Al margen de estas consideraciones, la cara enrojecida y alegre del personaje de Gerrit van Honthorst sigue enarbolando su copa, brindando despreocupado desde un cuadro que es en sí mismo una gran obra maestra. 

Muchas gracias, Eloïse, por compartir con nosotros esta reveladora pintura. 


Gerrit van Honthorst. Merry violinist. Museo Thyssen Bornesmisza:




Gerrit van Honthorst.




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