jueves, 16 de abril de 2015

Quevedo, la sífilis y el Hospital de Antón Martín (I)






 Copia de un original de Velázquez 

Retrato de D. Franco. de 
Quevedo y Villegas
(antes de 1639) 

Óleo sobre lienzo  
Instituto de Valencia de D. Juan


La obra que presentamos hoy es un típico producto velazqueño: de la síntesis del tradicional retrato flamenco y del conocimiento de los modelos venecianos resulta una sobria interpretación típicamente española, con predominio de los colores terrosos. Presenta a un Quevedo maduro y severo, vestido de oscuro, con cuello de golilla y capa. Luce sobre el pecho la cruz de caballero de Santiago, orden a la que pertenecía desde 1617. La luz se concentra en el rostro, lo que confiere al retrato un verismo realista, reflejando detalles como las arrugas y pliegues de la piel, surcos del entrecejo, cabello cano. La mirada del personaje muestra una mezcla de amargura, resentimiento y desprecio, lo que hace de éste un fiel retrato psicológico de un personaje  escéptico y sarcástico con el mundo que le rodea, un inadaptado en su tiempo.  

Francisco de Quevedo y Villegas (1580 - 1645) fue uno de los más grandes escritores del Siglo de Oro español. Es especialmente conocido por su obra poética, aunque también cultivó la narrativa y el drama. 

Desde su infancia estuvo en contacto con el ambiente cortesano, a la que pertenecían sus padres. Protegido por el duque de Osuna primero y por el conde duque de Olivares, después, Quevedo permaneció vinculado con la corte, si bien su osadía y su sarcasmo corrosivo le valieron algunos períodos de destierro. 


La obra de Quevedo es conocida sobre todo por sus sonetos satíricos y burlescos, en los que se ríe amargamente de su entorno. Otras veces refleja la melancolía por el paso del tiempo y la muerte, puntos centrales de su dimensión poética y bajo la sombra de los cuales concibió el amor. 


Quevedo es el principal representante de la corriente conceptista, opuesta al culteranismo de Góngora. Las diferencias entre ambos poetas dieron lugar a puyas y burlas repetidas. 


Los Hospitales de bubas eran unos establecimientos sanitarios donde se acogían exclusivamente enfermos de sífilis y que aparecieron poco después de la irrupción de esta enfermedad en Europa. En ellos se realizaban las clásicas curas con zarzaparrilla, mercuriales y sudoríficos como el palo de guayacán, que gozaban de gran predicamento. 

En aquel tiempo, los hospitales estaban regidos por órdenes religiosas. En España, los hermanos de S. Juan de Dios se dedicaron con frecuencia al cuidado de estos enfermos. En Madrid existía uno de estos hospitales, conocido con el nombre de Antón Martín. Discípulo y sucesor de S. Juan de Dios, Antón Martín había fundado el hospital en 1552, en las afueras de la ciudad, con el fin de atender a los llagados pobres, es decir, los enfermos de piel y de enfermedades venéreas. 



El español afligido por el Mal de Nápoles.
La cura de la sífilis consistía en el siglo XVII en provocar la sudoración,
bien por medios físicos (en un tonel con vapor de agua, como en este grabado)
o mediante la administración de diaforéticos. 

El hospital de Antón Martín - que luego se llamó de San Juan de Dios - estaba situado en la actual plaza de Antón Martín, de Madrid. Era un hospital especializado en enfermedades de la piel y en las de transmisión sexual. Por cierto, que fue a este hospital donde llegó en 1860 José Eugenio de Olavide, y allí se construyó el primer núcleo de la Dermatología en España. 

El edificio del hospital, con diversas modificaciones, se conservó hasta 1897, año en el que fue derruido, aunque se conservó la iglesia, que todavía existe, y que desde principios del s. XIX se constituyó en parroquia ( Parroquia de San Salvador y San Nicolás) 

Hablar de este hospital en el s. XVII era casi sinónimo de hablar de sífilis, y ya el poeta satírico Francisco de Quevedo hizo referencia a él en algunos de sus poemas. Comentamos uno de ellos: 

CURA UNA MOZA EN ANTÓN MARTÍN 
LA TELA QUE MANTUVO

Tomando estaba sudores
Marica en el hospital:
que el tomar era costumbre, Tomar: se refiere al coito
y el remedio es el sudar.  Se trataba la sífilis con diaforéticos, esto es, provocando la sudoración


Sus desventuras confiesa
y los hermanos la dan Se refiere a los hermanos de S. Juan de Dios.
a culpas Escarramanes Escarramán, baile de la época. Alusión al coito que le contagió la sífilis.
penitencias de ¡Ay! ¡ay! ¡ay!

Lo español de la muchacha
traduce en francés el mal: Referencia al mal francés, es decir, la sífilis
cata a Francia Montesinos,
si te pretendes pelar.

Por todas sus coyunturas
anda encantado Roldán: Roldán, héroe francés, nueva referencia al "mal francés"
los Doce Pares y nones  Pares de Francia de la Chanson de Roland, alusión al "mal francés"
no la dejan reposar.

Por no estar a la malicia
labrada su voluntad,
fue su güésped de aposento
Antón Martín el galán. Es decir, los enfermos de sífilis acaban en el hospital de Antón Martín


Sus ojos son dos monsiures Galicismo (por señores), referencia al "mal francés"
en limpieza y claridad,
que están llorando, gabachos Nueva alusión al "mal francés"
hilo a hilo sin cesar.

Por la garganta y el pecho
se ve, cuando quiere hablar,
muchos siglos de capacha
en pocos años de edad.

Las perlas almorzadoras
y el embeleco oriental
que atarazaban las bolsas,
con respeto muerden pan Referencia a la afectación de las encías: los dientes son frágiles

Su cabello es un cabello
que no le ha quedado más; Referencia a la alopecia sifilítica
y en postillas, y no en Postillas, nombre popular de las costras. Alude a las sifílides costrosas.
postas, se partió de su lugar.

Los labios de coral niegan
secos de púrpura ya:
ni de coral tienen gota,
mucha sí gota coral. La gota coral era una enfermedad neurológica con convulsiones (s.XVII)


Las gangas que antes cazaba Ganga, pájaro, pero también alude a que los sifilíticos son gangosos
las vuelve ahora engarlar,
y en su nariz y su boca
trocaron oficios ya. Alude a la destrucción del paladar por un goma sifilítico


En cada canilla suya
un matemático está El dolor articular se presenta periódicamente (eso es, matemáticamente)
y anda el pronóstico nuevo
por sus güesos sin parar. Dolores óseos nocturnos.


Desde que salió de Virgo,
Venus entró en su lugar;
en el Cáncer sus narices, Alusión a la destrucción del paladar por un goma sifilítico
y en Géminis lo demás.

Entre humores maganceses Galalón de Magancia traicionó a Roldán: el mal francés es muy traidor
de maldita calidad,
y dos viejas galalonas,
fue puesta en cautividad.

La grana se volvió en granos, Sifílides papulosas
en flor de lis el rosal, Flor nacional francesa. Nueva referencia al mal francés.
su clavel, zarzaparrilla,
unciones, el solimán. Zarzaparrilla, unciones y solimán eran usadas en el tratamiento de la sífilis

Tienen baldados sus güesos
muchachos de poca edad,
hombres malvados de vida,
mucho din y poco dan.

Éstas, pues, son de esta niña
las partes de calidad,
archivo de todo achaque
y albergue de todo mal.

Las que priváis en el mundo
con el pecado mortal,
si no perdéis coyuntura,
las vuestras se perderán.




Francisco de Quevedo. Poderoso caballero es Don Dinero





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