Franz Xavier Winterhalter. Retrato de Isabel II con la princesa de Asturias, Isabel, niña (Palacio Real). |
La reina Isabel II desde su nacimiento presentaba una enfermedad de la piel. Los médicos de cámara, doctores Carrasco, Damián y Castellón diagnosticaron una icthiosis (sic), una enfermedad que se acababa de describir en París por Cazenave y Alibert. La piel se cubría de escamas similares a las de los peces (su nombre deriva del griego ἰχθύς, pez). la enfermedad de Isabel fue etiquetada como ictiosis nacarada.
Busto de Isabel II esculpido en un bloque de sal gema de Cardona. Museu Diocesà de Solsona. |
Esto nos plantea una cierta duda diagnóstica. Por una parte, si nos atenemos al diagnóstico médico podríamos creer que se tratara de una ictiosis vulgar, enfermedad que presenta unas escamas finas, generalmente oscuras. Pero el calificativo de nacarada hace pensar más bien en una psoriasis, afección en la que hay una gran descamación de escamas brillantes y blanco-nacaradas. Otro de los datos que han llegado hasta nosotros es que la reina presentaba una clara afectación de las palmas de las manos y de las palmas de los pies, lo que reforzaría el diagnóstico de psoriasis.
Los médicos recomendaron a Isabel II baños emolientes o de vapor, y acudir a determinados baños termales. Los solía tomar habitualmente en el Palacio de Oriente, aunque en algunas ocasiones acudía a establecimientos de baños. Así, en 1840 se trasladó al balneario de Esparraguera a pasar una temporada y en 1858 visitó los balnearios de Gijón y Avilés. También realizaba frecuentes baños de mar, baños de ola en las playas Cantábricas de Asturias y Santander, lo que aliviaba considerablemente su transtorno cutáneo. Ella fue la que inició la costumbre de que los monarcas fueran a localidades costeras durante la época estival.
Reinado de Isabel II:
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