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viernes, 8 de abril de 2022

Aspectos médicos de la muerte de Cristo (II): La corona de espinas

versió catalana | versión española







Anton van Dyck

La coronación de espinas

(1620)

Óleo sobre lienzo 223 x 196 cm
Museo del Prado. Madrid





En entradas anteriores iniciamos algunas apreciaciones médicas sobre las torturas sufridas por Cristo antes de su muerte en la cruz (sudar sangre, flagelación...) Hoy comentaremos lo que llegaría a ser uno de los principales atributos de su Pasión y Muerte: la corona de espinas. 



Lucas Cranach el Viejo: Cristo coronado de espinas    


Un estudio publicado en abril de 1991 en el Journal of the Royal College of Physicians of London, destaca que después de la flagelación, Jesús de Nazaret fue llevado al Pretorio y entregado como «juguete a las tropas», una costumbre que solía permitirse una vez al año. 

Jesús era visto con desprecio y mofa por las fuerzas de ocupación romanas, que lo veían como un líder provinciano que intentaba llamar a la rebelión a los judíos proclamándose rey, enfrentándose al poder del César Tiberio y capitaneando la independencia de Palestina. Jesús, recién flagelado y medio desmayado por la importante pérdida de sangre fue llevado a una estancia apartada y dejado en manos de la soldadesca. 




Albrecht Bouts: Ecce Homo. Óleo sobre tabla 


Como suele suceder en estos casos, poco se sabe a ciencia cierta de lo que pasó entre aquellas paredes. Según el relato evangélico, los soldados, entre insultos e injurias, quisieron burlarse de él como presunto culpable de rebelión y sedición, al proclamarse "rey de los judíos". Intentaron un escarnio, disfrazándole como un rey de pacotilla. Para remedar la púrpura imperial, le pusieron una capa de soldado sobre sus hombros aún ensangrentados y le colocaron una caña en la mano, a modo de cetro. Faltaba ponerle una corona para completar su burla. No tenían ningún laurel a mano y decidieron una burda imitación con una mata de espinas. Así lo coronaron, en medio de carcajadas, llamándole "Rey de los Judíos". Un rey imaginario, de un reino inexistente y anexionado por la fuerza al Imperio Romano. 



Marteen van Heemskerck: Cristo siendo coronado con espinas (1555)


El espino que usaron los soldados fue probablemente el que se conoce como "corona de espinas de Cristo" (Euphorbia milii), una planta oriunda de Madagascar pero que ya estaba naturalizada en Palestina en aquel tiempo. Las ramas de este pequeño arbusto son flexibles y están cubiertas con espinas muy largasLos soldados lo trenzaron someramente en forma de corona, y se lo incrustaron en el cuero cabelludo. Las agudas espinas ocasionaron otra vez un sangrado abundante (hay que recordar que el cuero cabelludo es una de las áreas más vascularizadas del cuerpo). 

La corona, probablemente no tenía la forma clásica de aro que estamos acostumbrados a ver representada. Tenía más bien una forma de gorro o casquete. Un fresco existente en las catacumbas de Pretexto, de mediados del siglo II, representa la corona en esta forma. 



Van Baburen: Coronación de espinas

Después de las burlas, golpes e insultos, los soldados lo llevaron al Pretorio, ante el gobernador Poncio Pilatos, que al verlo así quiso mostrarlo a la multitud congregada en la calle. Fue entonces cuando pronunció aquella famosa frase: Ecce Homo (= Aquí tenéis al Hombre). Ni viéndolo en tan lamentable estado se conmovió la multitud, que siguió reclamando la pena de muerte. Pilatos, disgustado ante lo que consideraba una condena a muerte sin fundamento jurídico optó por lavarse las manos en público, como símbolo de que no quería hacerse responsable de tal sentencia, ya que no consideraba probadas las acusaciones que se le hacían.  

En general, los condenados a ser crucificados eran obligados a cargar con su propia cruz hasta el lugar de la ejecución, fuera del recinto amurallado de la ciudad.  En el caso de Jerusalén, las ejecuciones tenían lugar en el Gólgota, una colina situada a unos 600-700 m de la muralla de Jerusalén. De hecho, los romanos conocían al lugar como Calvario o monte de las calaveras, un apelativo que deja clara su función de patíbulo. Así fue como Jesús tomó su cruz para encaminarse al lugar donde iba a morir. Pero antes, le arrancaron la capa, que se había ya adherido a los coágulos de sangre y al suero de las heridas. Desprenderle la capa le causó grandes dolores, casi como si lo hubieran flagelado otra vez. Las heridas sangraron copiosamente de nuevo. 




Interior de la Sainte Chapelle, París.


En la iconografía artística, la corona de espinas aparece alguna vez ya durante el s. IX, aunque toma auténtico impulso a partir del s. XIII, momento en el que sustituye a la corona real con la que se representaban los llamados "Cristos en Majestad" románicos. Tal vez en esta popularización de la corona de espinas influyó la adquisición de la supuesta reliquia de la corona de espinas de Cristo por el rey Luis IX de Francia (San Luis). El rey, orgulloso de su compra, mandó construir una iglesia-relicario, la Sainte-Chapelle de París, un precioso ejemplo de arquitectura gótica. Curiosamente, el monarca pagó mucho más dinero por la pretendida reliquia que por el magnífico templo dedicado a albergarla. Algo que choca bastante con la mentalidad del s. XXI. 



La corona de espinas, dentro de su rico relicario, sobrevivió
al incendio de Nôtre-Dame del 15 de abril de 2019



Durante la Revolución Francesa la preciada reliquia pasó a la Bibliothèque Nationale. Tras el concordato de 1801 se dictaminó que la corona de espinas era propiedad de la Iglesia, pasando a ser custodiada en la catedral de Notre-Dame, donde tradicionalmente se expone a los fieles durante la Semana Santa. El reciente incendio que destruyó una gran parte de Notre-Dame el 15 de abril de 2019 hizo temer por la pérdida de la reliquia, que sin embargo se salvó. 

Sea como fuere, la corona de espinas pasó a ser un icono obligado en las representaciones de Cristo crucificado y a partir de entonces es casi imposible encontrar un crucifijo desprovisto de este atributo. 


Bibliografía 


Bucklin R: The legal and medical aspects of the trial and death of Christ. Sci Law 1970; 10:14-26

Edwards WD, Gabel WJ, Hosmer FE. On the Physical Death of Jesus Christ JAMA 1986; 255:1455-1463  http://www.godandscience.org/apologetics/deathjesus.pdf

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Aspectes mèdics de la mort de Crist (II): 

La corona d'espines. 






Anton van Dyck

La coronación de espinas

(1620)

Óleo sobre lienzo 223 x 196 cm
Museo del Prado. Madrid




En entrades anteriors, vàrem iniciar algunes apreciacions mèdiques sobre les tortures que va patir Crist abans de la seva mort a la creu (suar sang, flagel·lació...) Avui comentarem el que acabaria essent un dels principals atributs de la seva Passió i Mort: la corona d’espines.


Lucas Cranach el Vell: Crist coronat d'espines    


Un estudi publicat l'abril de 1991 al Journal of the Royal College of Physicians of London, destaca que després de la flagel·lació, Jesús de Natzaret va ser portat al Pretori i lliurat com a «joguina a les tropes», un costum que solia permetre's una vegada cada any.

Jesús era vist amb menyspreu i mofa per les forces d'ocupació romanes, que el veien com un líder provincià que intentava cridar a la rebel·lió els jueus proclamant-se rei, enfrontant-se al poder del César Tiberio i capitanejant la independència de Palestina. Jesús, acabat de flagel·lar i mig desmaiat per la important pèrdua de sang va ser portat a una estança apartada i deixat en mans de la soldadesca.


Albrecht Bouts: Ecce Homo. Oli sobre taula 


Com sol passar en aquests casos, no sabem a ciència certa el que va passar entre aquelles parets. Segons el relat evangèlic, els soldats, entre insults i injúries, van voler burlar-se'n com a presumpte culpable de rebel·lió i sedició, en proclamar-se "rei dels jueus". Van intentar un escarni, disfressant-lo com un rei de pacotilla. Per remoure la porpra imperial, li van posar una capa de soldat sobre les seves espatlles encara ensangonades i li van col·locar una canya a la mà, a manera de ceptre. Mancava posar-li una corona per completar la seva burla. No tenien cap llorer a mà i van decidir fer una grollera imitació amb una mata d'espines. Així el van coronar, enmig de rialles, cridant-li "Rei dels Jueus". Un rei imaginari, un regne inexistent i annexionat per la força a l'Imperi Romà.


Marteen van Heemskerck: Cristo és coronat d'espines (1555)



L'arç que van usar els soldats va ser probablement el que es coneix com a "corona d'espines de Crist" (Euphorbia milii), una planta originària de Madagascar però que ja estava naturalitzada a Palestina en aquell temps. Les branques d’aquest petit arbust són flexibles i estan cobertes amb espines molt llargues. Els soldats el van trenar succintament en forma de corona, i li van incrustar al cuir cabellut. Les agudes espines van ocasionar-li una altra vegada un sagnat abundant (cal recordar que el cuir cabellut és una de les àrees més vascularitzades del cos).

La corona probablement no tenia la forma clàssica de cèrcol que estem acostumats a veure representada. Tenia més aviat una forma de gorra o casquet. Un fresc existent a les catacumbes de Pretext, de mitjans del segle II, representa la corona amb aquesta forma.


Van Baburen: Coronació d'espines


Després de les burles, cops i insults, els soldats el van portar al Pretori, davant del governador Poncio Pilatos, que en veure'l així va voler mostrar-lo a la multitud congregada al carrer. Va ser llavors quan va pronunciar aquella famosa frase: Ecce Homo (= Aquí teniu l'Home). Ni veient-lo en un estat tan lamentable la multitud no es va commoure, sinó que va continuar reclamant la seva pena de mort. Pilat, disgustat davant del que considerava una condemna a mort sense fonament jurídic, va optar per rentar-se les mans en públic, com a símbol que no volia fer-se responsable de tal sentència, ja que no considerava provades les acusacions que se li feien.

En general, els condemnats a ser crucificats eren obligats a carregar amb la seva pròpia creu fins al lloc de l'execució, fora del recinte emmurallat de la ciutat. En el cas de Jerusalem, les execucions tenien lloc al Gòlgota, un turó situat a uns 600-700 m de la muralla de Jerusalem. De fet, els romans coneixien el lloc com a Calvari o muntanya de les calaveres, un apel·latiu que deixa clara la seva funció de patíbul. Així va ser com Jesús va prendre la seva creu per encaminar-se al lloc on moriria. Abans, però, li van arrencar la capa, que ja s'havia adherit als coàguls de sang i al sèrum de les ferides. Desprendre-li la capa va causar-li grans dolors, gairebé com si l'haguèssin flagel·lat un altre vegada. Les ferides li van tornar a sagnar copiosament.


Interior de la Sainte Chapelle, París.


A la iconografia artística, la corona d'espines ja apareix alguna vegada durant el s. IX, encara que pren autèntic impuls a partir del s. XIII, moment en què substitueix la corona reial amb què es representaven els anomenats "Crists en Majestat" romànics. Potser l'adquisició de la suposada relíquia de la corona d'espines de Crist pel rei Lluís IX de França (Sant Lluís) va influir en la popularització de la corona d’espines. El rei, orgullós de la seva compra, va fer construir una església-reliquiari, la Sainte-Chapelle de París, un exemple preciós d'arquitectura gòtica. Curiosament, el monarca va pagar molts més diners per aquesta relíquia que pel magnífic temple dedicat a albergar-la, la qual cosa xoca força amb la mentalitat del s. XXI. 


La corona d'espines, a dins del seu ric relicari, va sobreviure 
a l'incendio de Nôtre-Dame del 15 de abril de 2019


Durant la Revolució Francesa la preuada relíquia va passar a la Bibliothèque Nationale. Després del concordat de 1801 es va dictaminar que la corona d'espines era propietat de l'Església, passant a ser custodiada a la catedral de Nôtre-Dame, on tradicionalment s'exposa als fidels durant la Setmana Santa. El recent incendi que va destruir una gran part de Nôtre-Dame el 15 d'abril de 2019 va fer témer per la pèrdua de la relíquia, que no obstant es va salvar.

Sigui com sigui, la corona d'espines va passar a ser una icona obligada a les representacions de Crist crucificat i des de llavors és gairebé impossible trobar un crucifix desproveït d'aquest atribut.


Bibliografia 


Bucklin R: The legal and medical aspects of the trial and death of Christ. Sci Law 1970; 10:14-26

Edwards WD, Gabel WJ, Hosmer FE. On the Physical Death of Jesus Christ JAMA 1986; 255:1455-1463 
http://www.godandscience.org/apologetics/deathjesus.pdf




martes, 5 de abril de 2022

Aspectos médicos de la muerte de Cristo (I): La flagelación

versió catalana | versión española







Gregorio Fernández 

Cristo flagelado

(1615)

Talla de madera policromada 168 cm de alto
Iglesia penitencial de la Vera Cruz
Valladolid 




El relato del prendimiento, procesamiento y condena a muerte de Jesucristo -conocida habitualmente como Pasión- se basa en el relato que de estos hechos dejaron los evangelios, una narración más dirigida a suscitar la piedad y la reflexión religiosa que a plasmar con rigor unos sucesos. Pero cotejando la información evangélica con otros datos históricos de otros ajusticiamientos coetáneos, podemos entresacar una información médica de los sufrimientos a los que fue sometido Jesús antes de morir. Ante todo hay que insistir en que ésta no es una visión confesional ni religiosa, sino simplemente unos comentarios fisiológicos en los que se examina la figura humana de Jesús. 

El relato de la Pasión comienza poco antes de la detención de Cristo en el huerto de Getsemaní, en el monte de los Olivos. Según el evangelio, Jesús, profundamente angustiado ante lo que se le avecinaba, sufrió un episodio de hematidrosis (sudó sangre) fenómeno excepcional que puede acontecer en casos de angustia extrema, como ya hemos comentado en otra entrada de este blog. 


Caravaggio: Cristo atado a la columna.
Museo de Nápoles.
 


Tras su prendimiento y su atribulado juicio (en el que se sucedieron los interrogatorios ya que se tuvieron que solucionar adecuadamente los conflictos entre diversas competencias jurídicas), Cristo aparece finalmente ante Poncio Pilato, el prefecto romano que gobernaba la Palestina ocupada. A Jesús se le imputan cargos de sedición y rebelión, basándose en que se proclamaba Rey de los Judíos. Frente a la presión de la turba, Pilato que no ve muy fundamentadas las acusaciones, ordena que sea flagelado. 

No tenemos una opinión unánime de si la práctica de la flagelación era un preámbulo habitual de la crucifixión. La mayoría de los escritores romanos de este tiempo no las asocian, pero algunos estudiosos del tema opinan que consistiría en una práctica previa a la pena capital, para debilitar a los condenados. Aún así otros creen que Pilato originalmente ordenó, como castigo único, que Jesús fuera flagelado. Los preparativos para la flagelación se llevaron a cabo. Al preso se le despojó de sus ropas, y le ataron las manos sobre la cabeza. Es dudoso que los romanos intentaran seguir las leyes judías con respecto a la flagelación. Los judíos tenían una ley antigua que prohibía más de cuarenta azotes. Los fariseos, que siempre fueron estrictos en asuntos de ley, insistieron en que solamente le dieran treinta y nueve. (En caso de perder uno en el conteo, estaban seguros de permanecer dentro de lo legal). 




Gregorio Fernández: Ecce Homo (1612-1615). 
Museo Diocesano y Catedralicio de Valladolid
(Abajo: detalle de la espalda)



El látigo usado en el castigo era llamado "flagrum" o "flagellum" en la mano (de donde deriva el nombre del castigo). Era un látigo corto que consistía en muchas correas pesadas de cuero, con dos bolas pequeñas de plomo, piedras ó huesos, en las puntas de cada una. El látigo pesado se lanzaba con fuerza una y otra vez sobre los hombros, espalda y piernas del condenado. En general la flagelación era practicada por dos soldados (lictors) que descargaban alternativamente sus flagelos sobre la espalda, hombros, nalgas y flancos del preso.

El resultado era que se producían heridas de relativa profundidad en la piel de las zonas golpeadas. En los primeros golpes, las pesadas correas cortaban simplemente la piel. Después, mientras los golpes continuaban, las heridas eran cada vez más profundas, llegando hasta  el tejido subcutáneo, produciendo un flujo de sangre de los vasos capilares y venas de la piel. Al final, la profundidad del traumatismo era mayor y llegaba a provocar una hemorragia de sangre arterial de los vasos de los músculos. 



Fco Salzillo. La flagelación (1777). Talla de madera policromada.
Museo Salzillo. Murcia 

La adrenalina es una hormona de la glándula suprarrenal que se libera en gran cantidad en estas situaciones (estrés y dolor). Actúa produciendo por una parte una gran sudoración (hiperhidrosis) y por otra una vasoconstricción de la piel y del tejido celular subcutáneo a costa de aumentar el volumen hemático muscular. Por esta razón, al llegar el flagelo a la zona muscular se produce una gran hemorragia. Las bolas pequeñas de plomo, produjeron primero moratones grandes y profundos que se abrieron con los golpes sucesivos. El flagelo desprendía largas tiras de piel, tejido subcutáneo e incluso tejido muscular con la consiguiente hemorragia, hasta que el área entera fue una masa irreconocible de tejido sangrante y desgarrado, donde podían verse músculos e incluso costillas. Las esculturas de Gregorio Fernández que adjuntamos dan una visión bastante realista de lo que debía ser el aspecto de un cuerpo humano tras la flagelación. 

La gran pérdida de sangre ponía al flagelado al borde del shock hipovolémico. Dependiendo de la mayor o menor hemorragia, la posterior muerte en la cruz sería más o menos rápidaDurante esta tortura, era previsible que los condenados perdieran el conocimiento a causa del dolor y de la pérdida de sangre.
La flagelación debía detenerse antes de que el condenado muriera por shock hipovolémico o por punción de un pulmón, lo que produciría el colapso del mismo. Si se siguió la ley judía los condenados solamente podrían recibir 39 latigazos (menos de 40). Según el relato evangélico, a Jesús, medio desmayado, lo desataron y se desplomó sobre el pavimento de piedra, empapado en su propia sangre. 


Velázquez. Cristo después de la flagelación y el alma cristiana. National Gallery

Suponiendo que Jesús fuera de corpulencia y peso medio (70 kg y 1,75 m de estatura), su volumen de sangre circulante debía de ser aproximadamente 4,5-5,5 litros. Tras la flagelación habría perdido de 10-12 % del total hemático, sin tener en cuenta otras pérdidas menores y a los efectos fisiológicos del estrés y el ayuno y por la falta de sueño. Por lo tanto podríamos considerar que en este momento se encontraría en la clase I del shock hipovolémico.  

En otras entradas nos referiremos a otros sufrimientos padecidos por Jesús de Nazaret, como la corona de espinas o la crucifixión, que culminaron con su muerte



Bibliografía


Bucklin R: The legal and medical aspects of the trial and death of Christ. Sci Law 1970; 10:14-26

Edwards WD, Gabel WJ, Hosmer FE. On the Physical Death of Jesus Christ. JAMA, 1986, 255: 1455-1463 

Hengel M: Crucifixion in the Ancient World and the Folly of the Message of the Cross, Bowden J (trans). Philadelphia, Fortress Press, 1977, pp 22-45, 86-90

Tenney SM: On death by crucifixion. Am Heart J 1964; 68:286-287 


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Aspectes mèdics de la mort de Crist (I): La flagel·lació





Gregorio Fernández 

Crist flagel·lat

(1615)

Talla de fusta policromada 168 cm d'alt
Esglèsia penitencial de la Vera Cruz
Valladolid 





El relat de l’arrest, processament i condemna a mort de Jesucrist -coneguda habitualment com a Passió- es basa en el relat que van deixar els evangelis, una narració més adreçada a suscitar la pietat i la reflexió religiosa que a plasmar amb rigor uns successos. Però confrontant la informació evangèlica amb altres dades històriques d'altres ajusticiaments coetanis, podem treure una informació mèdica dels patiments a què va ser sotmès Jesús abans de morir. Abans de res cal insistir que aquesta no és una visió confessional ni religiosa, sinó simplement uns comentaris fisiològics en què s'examina la figura humana de Jesús.

El relat de la Passió comença poc abans de la detenció de Crist a l'hort de Getsemaní, a la muntanya de les Oliveres. Segons l'evangeli, Jesús, profundament angoixat davant del que se li acostava, va patir un episodi d'hematidrosi (suar sang) fenomen excepcional que pot esdevenir en casos d'angoixa extrema, com ja hem comentat a una altra entrada d'aquest blog


Caravaggio: Crist lligat a la columna.
Museu de Nàpols.
 



Després del seu arrest i el seu atribolat judici (en què es van succeir els interrogatoris ja que es van haver de solucionar adequadament els conflictes entre diverses competències jurídiques), Crist apareix finalment davant de Poncio Pilat, el prefecte romà que governava la Palestina ocupada. A Jesús se li imputen càrrecs de sedició i rebel·lió, basant-se en què es proclamava Rei dels Jueus. Amb la pressió de la torba, Pilat que no veu gaire fonamentades les acusacions, ordena que sigui flagel·lat.

No tenim una opinió unànime de si la pràctica de la flagel·lació era un preàmbul habitual de la crucifixió. La majoria dels escriptors romans d'aquest temps no les associen, però alguns estudiosos del tema opinen que consistia en una pràctica prèvia a la pena capital, per afeblir els condemnats. Tot i així altres creuen que Pilat originalment va ordenar, com a càstig únic, que Jesús fos flagel·lat. Els preparatius per a la flagel·lació es van dur a terme. Se li va treure la roba, i li van lligar les mans a sobre el cap. És dubtós que els romans intentessin seguir les lleis jueves pel que fa a la flagel·lació. Els jueus tenien una llei antiga que prohibia més de quaranta assots. Els fariseus, que sempre van ser estrictes en assumptes de llei, van insistir que només li'n donessin trenta-nou. (En cas de perdre el compte estaven segurs de romandre dins del marc legal).



Gregorio Fernández: Ecce Homo (1612-1615). 
Museo Diocesano y Catedralicio de Valladolid
(A sota: detall de l'esquena)


El fuet emprat per al càstig era anomenat "flagrum" o "flagellum" a la mà (d'on deriva el nom del càstig). Era un fuet curt que consistia en moltes corretges pesades de cuir, amb dues boles petites de plom, pedres o ossos, a les puntes de cadascuna. El fuet pesat es llançava amb força una vegada i una altra sobre les espatlles, esquena i cames del condemnat. En general la flagel·lació era practicada per dos soldats (lictors) que descarregaven alternativament els seus flagels sobre l'esquena, espatlles, natges i flancs del pres.

El resultat era que es produïen ferides de relativa profunditat a la pell de les zones colpejades. En els primers cops, les pesades corretges simplement tallaven la pell. Després, mentre els cops continuaven, les ferides eren cada vegada més profundes, arribant fins al teixit subcutani, produint un flux de sang dels vasos capil·lars i venes de la pell. Al final, la profunditat del traumatisme era més gran i arribava a provocar una hemorràgia de sang arterial dels vasos dels músculs. 


Fco Salzillo. La flagel·lació (1777). Talla de fusta policromada.
Museo Salzillo. Murcia 


L'adrenalina és una hormona de la glàndula suprarenal que s'allibera en gran quantitat en aquestes situacions (estrès i dolor). Actua produint per una banda una gran sudoració (hiperhidrosi) i per altra una vasoconstricció de la pell i del teixit cel·lular subcutani degut a l’augment del volum hemàtic muscular. Per aquesta raó, en arribar el flagell a la zona muscular es produeix una gran hemorràgia. Les boles petites de plom, van produir primer blaus grans i profunds que es van obrir amb els cops successius. El flagell desprenia llargues tires de pell, teixit subcutani i fins i tot teixit muscular amb la consegüent hemorràgia, fins que l'àrea sencera va ser una massa irreconeixible de teixit sagnant i esquinçat, on es podien veure músculs i fins i tot costelles. Les escultures de Gregorio Fernández que adjuntem donen una visió força realista del que havia de ser l'aspecte d'un cos humà després de la flagel·lació.

La gran pèrdua de sang produïa que el flagel·lat arribés al límit del xoc hipovolèmic. Depenent de la major o menor hemorràgia, la posterior mort a la creu seria més o menys ràpida. Durant aquesta tortura, era previsible que els condemnats perdessin el coneixement a causa del dolor i de la pèrdua de sang. La flagel·lació s'havia d'aturar abans que el condemnat morís per xoc hipovolèmic o per punció d'un pulmó, cosa que produiria el col·lapse del mateix. Si es va seguir la llei jueva els condemnats només podrien rebre 39 fuetades (menys de 40). Segons el relat evangèlic, Jesús, mig desmaiat, el van desfermar i es va desplomar sobre el paviment de pedra, enmig de la seva pròpia sang.


Velázquez. Crist després de la flagel·lació i l'ànima cristiana. 
National Gallery


Suposant que Jesús fos de corpulència i pes mitjà (70 kg i 1,75 m d'estatura), el volum de sang circulant devia ser aproximadament 4,5-5,5 litres. Després de la flagel·lació hauria perdut de 10-12% del total hemàtic, sense tenir en compte altres pèrdues menors i els efectes fisiològics de l'estrès i dejuni i per la falta de son. Per tant podríem considerar que en aquest moment es trobaria a la classe I del xoc hipovolèmic.

En altres entrades ens referirem a altres patiments que va patir Jesús de Natzaret, com ara la corona d'espines o la crucifixió, que van culminar amb la seva mort


Bibliografia

Bucklin R: The legal and medical aspects of the trial and death of Christ. Sci Law 1970; 10:14-26

Edwards WD, Gabel WJ, Hosmer FE. On the Physical Death of Jesus Christ. JAMA, 1986, 255: 1455-1463 

Hengel M: Crucifixion in the Ancient World and the Folly of the Message of the Cross, Bowden J (trans). Philadelphia, Fortress Press, 1977, pp 22-45, 86-90

Tenney SM: On death by crucifixion. Am Heart J 1964; 68:286-287 

lunes, 4 de abril de 2022

Virus de viruela en laboratorios: investigación o peligro?

versió catalana | versión española









Lesiones de viruela


 
Litografía
Wellcome collection. Londres




La viruela es probablemente la enfermedad que más muertes ha causado de toda la historia. Conocida ya desde tiempos antiguos ha protagonizado trágicas epidemias. Entre ellas, la la que tuvo lugar en América cuando, traída por los conquistadores españoles produjo una gran mortalidad. Las enfermedades infecciosas exantemáticas como la viruela y el sarampión, y otras como la gripe, acabaron con la vida de casi el 90% de la población del Imperio Azteca. 

En Europa, durante los s.XVII y XVIII, también tuvo lugar otra gran epidemia de viruela. Afectó hasta un 90% de los niños en Inglaterra, con una muy alta mortalidad. Se calcula que solamente sobrevivía una tercera parte de los afectados.  Importantes personajes, como Luis XIV, Robespierre, Mozart o George Washington padecieron la enfermedad, aunque lograron salvar la vida y otros murieron a consecuencia de ella como fue el caso de María II de Inglaterra, Pedro II de Rusia, Luis XV de Francia o Luis I de España. Se calcula que solamente sobrevivían una tercera parte de los contagiados, y los que salvaban la vida quedaban marcados de por vida con las cicatrices de la terrible enfermedad. Un estigma que debía ser bastante generalizado, ya que cuando se buscaba a un facineroso, los bandos policiales especificaban para facilitar su identificación: "No presenta marcas de viruela en la cara". 






Afortunadamente, la introducción de la vacuna por Jenner (1796), aunque fue muy denostada en un principio, consiguió proteger a amplias capas de la población. La viruela fue aminorando su incidencia y se fue erradicando de muchos países. De todos modos, según datos de la OMS, la viruela causó la muerte de 300 millones de personas en el s. XX. 



Niña con viruela (Bangla Desh, 1973) 


La OMS intensificó sus campañas de vacunación a partir de 1967. Los últimos contagios naturales tuvieron lugar en la década de los 70 del siglo pasado: En 1975 una niña de tres años de Bangla Desh fue la última persona conocida con la forma clínica grave, variola maior, y en 1978 un somalí llamado Ali Maaow Malin, fue el último caso conocido de variola minor

A la vista de la probable erradicación de la enfermedad, se decidió mantener gérmenes de viruela en algunos laboratorios de referencia: En Atlanta, EEUU (CDC diseases), Kolstovo, Rusia (laboratorio VECTOR), París (Institut Pasteur) y Londres (Facultad de Medicina de Birmingham). 

Pero en 1978 se produjo un lamentable incidente. Una fotógrafa de Birmingham, Janet Parker, contrajo la viruela a partir de los virus del laboratorio. Janet murió a consecuencia de la enfermedad. La había contagiado a su vez a su madre, aunque ésta pudo sobrevivir. 


Janet Parker, el último caso de viruela,
víctima de un contagio accidental en 1978.
 

El revuelo causado por el accidente de Birmingham fue considerable. El director del laboratorio, Henry Bedson, desesperado, se suicidó. Se suscitó una viva polémica sobre si era conveniente conservar o no los virus de la viruela. Al final, se decidió eliminar los virus de París y de Birmingham. 

Pero eran los años de la guerra fría y las dos superpotencias del momento, los EEUU y la URSS (actual Rusia) decidieron seguir conservando los virus en sus laboratorios: el CDC de Atlanta (EE UU), que todavía tiene unas 350 cepas, y el laboratorio VECTOR del Centro de Investigación en Virología y Biotecnología en Koltsovo (Novosibirsk, Rusia), que guarda unas 120. 

Finalmente en 1980, la OMS declaró la erradicación de la viruela de todo el mundo. Era la primera enfermedad (y hasta el momento, la única) que se ha logrado erradicar por acción médica. 



Virus de la viruela


La persistencia de los virus en los laboratorios de investigación ha sido siempre muy discutida. En 2018 había 10 proyectos de investigación en curso con el virus de la viruela: para mejorar los métodos de diagnóstico, desarrollar nuevos fármacos y nuevas vacunas más efectivas y seguras.

En julio de 2018, la FDA aprobó el nuevo agente antiviral Tecovirimat, que inhibe la salida del virus. Se trata del primer fármaco aprobado para el tratamiento de la viruela. El comité de expertos de la OMS cree que es necesario seguir investigando para desarrollar otros compuestos antivirales con mecanismos diferentes de acción, como el Brincidofovir y anticuerpos monoclonales neutralizantes.

Se han desarrollado nuevos sistemas de diagnóstico rápido y ya se tiene la secuencia del genoma completo de 50 cepas del virus. Con esta información se puede distinguir fácilmente el virus de la viruela de otros poxvirus similares como la viruela de los monos, camellos y vacas.

Respecto a las vacunas, la OMS calcula que hay entre 570 y 720 millones de dosis de la vacuna almacenadas en todo el planeta y que se tiene la capacidad para fabricar más de 200 millones de dosis al año. Además, se siguen desarrollando nuevos candidatos de vacunas de tercera generación más eficaces, inmunogénicas y seguras.

Estas investigaciones se justifican para prevenir y controlar posibles brotes infecciosos por otros virus similares al de la viruela, como el virus de la viruela de los monos en África, y es necesario tener sistemas de diagnóstico rápido que lo identifique, tratamientos y vacunas. Tampoco podemos descartar que, en el futuro, otros similares se adapten al ser humano. Por todo ello, es necesario mantener un grupo de expertos en este tipo de virus. Pero también hay que decir que en caso de necesitarse la elaboración de vacunas por un brote accidental o provocado, se podría recurrir a la biología sintética y reconstruir su genoma.

Sin embargo, la posibilidad de un nuevo accidente o del uso intencionado de la viruela como arma bélica sigue presente, y plantea de nuevo la discusión sobre si es oportuno seguir conservando virus de una enfermedad tan peligrosa. En 2019 el laboratorio VECTOR sufrió un incendio y la posibilidad de una expansión accidental del virus volvió a alarmar al mundo. Las autoridades rusas emitieron un comunicado según el cual el incendio no había afectado a la zona donde están depositados los virus. 

Además, aparte de las reservas "oficiales" de viruela, pueden quedar otros depósitos "olvidados". En enero de 2014 se destruyeron, en presencia de personal de bioseguridad de la OMS, varios viales con fragmentos de ADN clonado del virus de la viruela, que habían sido guardados en un laboratorio en Sudáfrica. Este mismo año se encontraron en un laboratorio del NIH en Bethesda (EE UU) 16 viales viejos marcados como “viruela” que contenían material liofilizado. Se comprobó que seis de ellos contenían el virus todavía viable y, tras secuenciar su genoma, fueron destruidos en presencia de personal de bioseguridad de la OMS. 

Las investigaciones sobre guerra biológica, usando bacterias y virus son una realidad. Se han desencadenado extrañas epidemias de carbunco en Siberia, de las que no se ha proporcionado una explicación clara. También hay quien ve el origen de la enfermedad de Lyme ciertos experimentos de laboratorio. Aunque naturalmente todo esto son sospechas muy difíciles de demostrar, no dejan de ser algo inquietantes y motivo de preocupación. 

En un momento en que el mundo está en vilo por la guerra de Ucrania, y vive continuas amenazas y declaraciones sobre la posibilidad de guerra nuclear y guerra química, la sombra de la guerra biológica vuelve a planear. No parece que haya razones científicas para conservar virus de la viruela viables. Aunque claro está, los criterios científicos no son los únicos que se tienen en cuenta en tiempo de guerra. 

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Virus de verola en laboratoris: investigació o perill?








Lesions de verola


 
Litografia
Wellcome collection. Londres





La verola és probablement la malaltia que ha causat més morts en tota la història. Coneguda ja des de temps antics, ha protagonitzat tràgiques epidèmies. Entre elles, la que va tenir lloc a América quan, portada pels conqueridors espanyols va produir una gran mortalitat. Les malalties infeccioses exantemàtiques com la verola i el xarampió, i d'altres com la grip, van acabar amb la vida de gairebé el 90% de la població de l'Imperi Asteca.

A Europa, durant els segles XVII i XVIII, també va tenir lloc una altra gran epidèmia de verola. Va afectar fins a un 90% dels nens a Anglaterra, amb una mortalitat molt alta. Personatges importants com Lluís XIV, Robespierre, Mozart o George Washington van patir la malaltia, i si bé van aconseguir sobreviure altres van morir, com és el cas de Maria II d'Anglaterra, Pere II de Rússia, Lluís XV de França o Lluís I de EspanyaEs calcula que només sobrevivien una tercera part dels contagiats, i els que salvaven la vida quedaven marcats de per vida amb les cicatrius de la terrible malaltia. Un estigma que havia de ser força generalitzat, ja que quan es buscava un facinerós, els bàndols policials especificaven el següent per facilitar-ne la identificació: "No presenta marques de verola a la cara".




Afortunadament, la introducció de la vacuna per Jenner (1796), encara que va ser molt injuriada al principi, va aconseguir protegir a àmplies capes de la població. La verola va anar minvant la seva incidència i es va anar erradicant de molts països. De totes maneres, segons dades de l'OMS, la verola va causar la mort de 300 milions de persones al s. XX.


Nena amb verola (Bangla Desh, 1973) 


L'OMS va intensificar les campanyes de vacunació a partir de 1967Els últims contagis naturals van tenir lloc a la dècada dels 70 del segle passat: El 1975 una nena de tres anys de Bangla Desh va ser l'última persona coneguda amb la forma clínica greu, variola maior, i el 1978 un somali anomenat Ali Maaow Malin, va ser l'últim cas conegut de variola minor.

En vista de la probable eradicació de la malaltia, es va decidir mantenir gèrmens de verola en alguns laboratoris de referència: A Atlanta, EUA (CDC diseases), Kolstovo, Rússia (laboratori VECTOR), París (Institut Pasteur) i Londres (Facultat de Medicina de Birmingham).

Però el 1978 es va produir un incident lamentable. Una fotògrafa de Birmingham,  Janet Parker, va contraure la verola a partir dels virus del laboratori. Janet va morir a conseqüència de la malaltia. Alhora l'havia encomanada la seva mare, tot i que aquesta va poder sobreviure. 



Janet Parker, el darrer cas de verola,
víctima de un contagi accidental el 1978.


L'enrenou causat per l'accident de Birmingham va ser considerable. El director del laboratori, Henry Bedson, desesperat, es va suïcidar. Es va suscitar una viva polèmica sobre si era convenient conservar o no els virus de la verola. Al final, es va decidir eliminar els virus de París i de Birmingham.

Però eren els anys de la guerra freda i les dues superpotències del moment, els EUA i l'URSS (actual Rússia) van decidir continuar conservant els virus als seus laboratoris: el CDC d'Atlanta (EUA), que encara té unes 350 soques, i el laboratori VECTOR del Centre de Recerca en Virologia i Biotecnologia a Koltsovo (Novosibirsk, Rússia), que en guarda unes 120.

Finalment el 1980, l'OMS va declarar l'eradicació de la verola de tot el món. Era la primera malaltia (i fins ara l'única) que s'ha aconseguit erradicar per acció mèdica.



Virus de la verola


La persistència dels virus als laboratoris de recerca ha estat sempre molt discutida. El 2018 hi havia 10 projectes de recerca en curs amb el virus de la verola: per millorar els mètodes de diagnòstic, desenvolupar nous fàrmacs i noves vacunes més efectives i segures.

El juliol del 2018, la FDA va aprovar el nou agent antiviral Tecovirimat, que inhibeix la sortida del virus. Es tracta del primer fàrmac aprovat per al tractament de la verola. El comitè d'experts de l'OMS creu que cal continuar investigant per desenvolupar altres compostos antivirals amb mecanismes diferents d'acció, com ara el Brincidofovir i anticossos monoclonals neutralitzants.

S'han desenvolupat nous sistemes de diagnòstic ràpid i ja tenim la seqüència del genoma complet de les 50 soques del virus. Amb aquesta informació es pot distingir fàcilment el virus de la verola d'altres poxvirus similars com la verola dels micos, camells i vaques.

Pel que fa a les vacunes, l'OMS calcula que hi ha entre 570 i 720 milions de dosis de la vacuna emmagatzemades a tot el planeta i que es té la capacitat per fabricar més de 200 milions de dosis a l'any. A més, se segueixen desenvolupant nous candidats de vacunes de tercera generació més eficaces, immunogèniques i segures.

Aquestes investigacions es justifiquen per prevenir i controlar possibles brots infecciosos per altres virus similars al de la verola, com el virus de la verola dels micos a l'Àfrica, i cal tenir sistemes de diagnòstic ràpid que ho identifiquin, tractaments i vacunes. Tampoc no podem descartar que en el futur altres virus similars s'adaptin a l'ésser humà. Per tot això, cal mantenir un grup d'experts en aquest tipus de virus. Però també cal dir que si es necessita l'elaboració de vacunes per un brot accidental o provocat, es podria recórrer a la biologia sintètica i reconstruir-ne el genoma.

Tot i això, la possibilitat d'un nou accident o de l'ús intencionat de la verola com a arma bèl·lica segueix present, i torna a plantejar la discussió sobre si és oportú continuar conservant virus d'una malaltia tan perillosa. El 2019, el laboratori VECTOR va patir un incendi i la possibilitat d'una expansió accidental del virus va tornar a alarmar el món. Les autoritats russes van emetre un comunicat segons el qual l'incendi no havia afectat la zona on els virus estan dipositats.

A més, a banda de les reserves "oficials" de verola, poden quedar altres dipòsits "oblidats". El gener del 2014 es van destruir, en presència de personal de bioseguretat de l'OMS, diversos vials amb fragments d'ADN clonat del virus de la verola, que havien estat guardats en un laboratori a Sud-àfrica. Aquest mateix any es van trobar en un laboratori del NIH a Bethesda (EUA) 16 vials vells marcats com a “verola” que contenien material liofilitzat. Es va comprovar que sis contenien el virus encara viable i, després de seqüenciar el seu genoma, van ser destruïts en presència de personal de bioseguretat de l'OMS.

Les investigacions sobre guerra biològica, usant bacteris i virus són una realitat. S'han desencadenat estranyes epidèmies de carboncle a Sibèriade les quals no se n'ha proporcionat una explicació prou clara. També hi ha qui veu l'origen de la malaltia de Lyme en certs experiments de laboratori. Encara que naturalment tot això són sospites molt difícils de demostrar, no deixen de ser una mica inquietants i un motiu de preocupació.

En un moment en què el món està en suspens per la guerra d'Ucraïna, i viu contínues amenaces i declaracions sobre la possibilitat de guerra nuclear i guerra química, l'ombra de la guerra biològica torna a planejar. No sembla que hi hagi raons científiques per conservar virus de la verola viables. Però és clar que els criteris científics no són els únics que es tenen en compte en temps de guerra.