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lunes, 4 de abril de 2022

Virus de viruela en laboratorios: investigación o peligro?

versió catalana | versión española









Lesiones de viruela


 
Litografía
Wellcome collection. Londres




La viruela es probablemente la enfermedad que más muertes ha causado de toda la historia. Conocida ya desde tiempos antiguos ha protagonizado trágicas epidemias. Entre ellas, la la que tuvo lugar en América cuando, traída por los conquistadores españoles produjo una gran mortalidad. Las enfermedades infecciosas exantemáticas como la viruela y el sarampión, y otras como la gripe, acabaron con la vida de casi el 90% de la población del Imperio Azteca. 

En Europa, durante los s.XVII y XVIII, también tuvo lugar otra gran epidemia de viruela. Afectó hasta un 90% de los niños en Inglaterra, con una muy alta mortalidad. Se calcula que solamente sobrevivía una tercera parte de los afectados.  Importantes personajes, como Luis XIV, Robespierre, Mozart o George Washington padecieron la enfermedad, aunque lograron salvar la vida y otros murieron a consecuencia de ella como fue el caso de María II de Inglaterra, Pedro II de Rusia, Luis XV de Francia o Luis I de España. Se calcula que solamente sobrevivían una tercera parte de los contagiados, y los que salvaban la vida quedaban marcados de por vida con las cicatrices de la terrible enfermedad. Un estigma que debía ser bastante generalizado, ya que cuando se buscaba a un facineroso, los bandos policiales especificaban para facilitar su identificación: "No presenta marcas de viruela en la cara". 






Afortunadamente, la introducción de la vacuna por Jenner (1796), aunque fue muy denostada en un principio, consiguió proteger a amplias capas de la población. La viruela fue aminorando su incidencia y se fue erradicando de muchos países. De todos modos, según datos de la OMS, la viruela causó la muerte de 300 millones de personas en el s. XX. 



Niña con viruela (Bangla Desh, 1973) 


La OMS intensificó sus campañas de vacunación a partir de 1967. Los últimos contagios naturales tuvieron lugar en la década de los 70 del siglo pasado: En 1975 una niña de tres años de Bangla Desh fue la última persona conocida con la forma clínica grave, variola maior, y en 1978 un somalí llamado Ali Maaow Malin, fue el último caso conocido de variola minor

A la vista de la probable erradicación de la enfermedad, se decidió mantener gérmenes de viruela en algunos laboratorios de referencia: En Atlanta, EEUU (CDC diseases), Kolstovo, Rusia (laboratorio VECTOR), París (Institut Pasteur) y Londres (Facultad de Medicina de Birmingham). 

Pero en 1978 se produjo un lamentable incidente. Una fotógrafa de Birmingham, Janet Parker, contrajo la viruela a partir de los virus del laboratorio. Janet murió a consecuencia de la enfermedad. La había contagiado a su vez a su madre, aunque ésta pudo sobrevivir. 


Janet Parker, el último caso de viruela,
víctima de un contagio accidental en 1978.
 

El revuelo causado por el accidente de Birmingham fue considerable. El director del laboratorio, Henry Bedson, desesperado, se suicidó. Se suscitó una viva polémica sobre si era conveniente conservar o no los virus de la viruela. Al final, se decidió eliminar los virus de París y de Birmingham. 

Pero eran los años de la guerra fría y las dos superpotencias del momento, los EEUU y la URSS (actual Rusia) decidieron seguir conservando los virus en sus laboratorios: el CDC de Atlanta (EE UU), que todavía tiene unas 350 cepas, y el laboratorio VECTOR del Centro de Investigación en Virología y Biotecnología en Koltsovo (Novosibirsk, Rusia), que guarda unas 120. 

Finalmente en 1980, la OMS declaró la erradicación de la viruela de todo el mundo. Era la primera enfermedad (y hasta el momento, la única) que se ha logrado erradicar por acción médica. 



Virus de la viruela


La persistencia de los virus en los laboratorios de investigación ha sido siempre muy discutida. En 2018 había 10 proyectos de investigación en curso con el virus de la viruela: para mejorar los métodos de diagnóstico, desarrollar nuevos fármacos y nuevas vacunas más efectivas y seguras.

En julio de 2018, la FDA aprobó el nuevo agente antiviral Tecovirimat, que inhibe la salida del virus. Se trata del primer fármaco aprobado para el tratamiento de la viruela. El comité de expertos de la OMS cree que es necesario seguir investigando para desarrollar otros compuestos antivirales con mecanismos diferentes de acción, como el Brincidofovir y anticuerpos monoclonales neutralizantes.

Se han desarrollado nuevos sistemas de diagnóstico rápido y ya se tiene la secuencia del genoma completo de 50 cepas del virus. Con esta información se puede distinguir fácilmente el virus de la viruela de otros poxvirus similares como la viruela de los monos, camellos y vacas.

Respecto a las vacunas, la OMS calcula que hay entre 570 y 720 millones de dosis de la vacuna almacenadas en todo el planeta y que se tiene la capacidad para fabricar más de 200 millones de dosis al año. Además, se siguen desarrollando nuevos candidatos de vacunas de tercera generación más eficaces, inmunogénicas y seguras.

Estas investigaciones se justifican para prevenir y controlar posibles brotes infecciosos por otros virus similares al de la viruela, como el virus de la viruela de los monos en África, y es necesario tener sistemas de diagnóstico rápido que lo identifique, tratamientos y vacunas. Tampoco podemos descartar que, en el futuro, otros similares se adapten al ser humano. Por todo ello, es necesario mantener un grupo de expertos en este tipo de virus. Pero también hay que decir que en caso de necesitarse la elaboración de vacunas por un brote accidental o provocado, se podría recurrir a la biología sintética y reconstruir su genoma.

Sin embargo, la posibilidad de un nuevo accidente o del uso intencionado de la viruela como arma bélica sigue presente, y plantea de nuevo la discusión sobre si es oportuno seguir conservando virus de una enfermedad tan peligrosa. En 2019 el laboratorio VECTOR sufrió un incendio y la posibilidad de una expansión accidental del virus volvió a alarmar al mundo. Las autoridades rusas emitieron un comunicado según el cual el incendio no había afectado a la zona donde están depositados los virus. 

Además, aparte de las reservas "oficiales" de viruela, pueden quedar otros depósitos "olvidados". En enero de 2014 se destruyeron, en presencia de personal de bioseguridad de la OMS, varios viales con fragmentos de ADN clonado del virus de la viruela, que habían sido guardados en un laboratorio en Sudáfrica. Este mismo año se encontraron en un laboratorio del NIH en Bethesda (EE UU) 16 viales viejos marcados como “viruela” que contenían material liofilizado. Se comprobó que seis de ellos contenían el virus todavía viable y, tras secuenciar su genoma, fueron destruidos en presencia de personal de bioseguridad de la OMS. 

Las investigaciones sobre guerra biológica, usando bacterias y virus son una realidad. Se han desencadenado extrañas epidemias de carbunco en Siberia, de las que no se ha proporcionado una explicación clara. También hay quien ve el origen de la enfermedad de Lyme ciertos experimentos de laboratorio. Aunque naturalmente todo esto son sospechas muy difíciles de demostrar, no dejan de ser algo inquietantes y motivo de preocupación. 

En un momento en que el mundo está en vilo por la guerra de Ucrania, y vive continuas amenazas y declaraciones sobre la posibilidad de guerra nuclear y guerra química, la sombra de la guerra biológica vuelve a planear. No parece que haya razones científicas para conservar virus de la viruela viables. Aunque claro está, los criterios científicos no son los únicos que se tienen en cuenta en tiempo de guerra. 

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Virus de verola en laboratoris: investigació o perill?








Lesions de verola


 
Litografia
Wellcome collection. Londres





La verola és probablement la malaltia que ha causat més morts en tota la història. Coneguda ja des de temps antics, ha protagonitzat tràgiques epidèmies. Entre elles, la que va tenir lloc a América quan, portada pels conqueridors espanyols va produir una gran mortalitat. Les malalties infeccioses exantemàtiques com la verola i el xarampió, i d'altres com la grip, van acabar amb la vida de gairebé el 90% de la població de l'Imperi Asteca.

A Europa, durant els segles XVII i XVIII, també va tenir lloc una altra gran epidèmia de verola. Va afectar fins a un 90% dels nens a Anglaterra, amb una mortalitat molt alta. Personatges importants com Lluís XIV, Robespierre, Mozart o George Washington van patir la malaltia, i si bé van aconseguir sobreviure altres van morir, com és el cas de Maria II d'Anglaterra, Pere II de Rússia, Lluís XV de França o Lluís I de EspanyaEs calcula que només sobrevivien una tercera part dels contagiats, i els que salvaven la vida quedaven marcats de per vida amb les cicatrius de la terrible malaltia. Un estigma que havia de ser força generalitzat, ja que quan es buscava un facinerós, els bàndols policials especificaven el següent per facilitar-ne la identificació: "No presenta marques de verola a la cara".




Afortunadament, la introducció de la vacuna per Jenner (1796), encara que va ser molt injuriada al principi, va aconseguir protegir a àmplies capes de la població. La verola va anar minvant la seva incidència i es va anar erradicant de molts països. De totes maneres, segons dades de l'OMS, la verola va causar la mort de 300 milions de persones al s. XX.


Nena amb verola (Bangla Desh, 1973) 


L'OMS va intensificar les campanyes de vacunació a partir de 1967Els últims contagis naturals van tenir lloc a la dècada dels 70 del segle passat: El 1975 una nena de tres anys de Bangla Desh va ser l'última persona coneguda amb la forma clínica greu, variola maior, i el 1978 un somali anomenat Ali Maaow Malin, va ser l'últim cas conegut de variola minor.

En vista de la probable eradicació de la malaltia, es va decidir mantenir gèrmens de verola en alguns laboratoris de referència: A Atlanta, EUA (CDC diseases), Kolstovo, Rússia (laboratori VECTOR), París (Institut Pasteur) i Londres (Facultat de Medicina de Birmingham).

Però el 1978 es va produir un incident lamentable. Una fotògrafa de Birmingham,  Janet Parker, va contraure la verola a partir dels virus del laboratori. Janet va morir a conseqüència de la malaltia. Alhora l'havia encomanada la seva mare, tot i que aquesta va poder sobreviure. 



Janet Parker, el darrer cas de verola,
víctima de un contagi accidental el 1978.


L'enrenou causat per l'accident de Birmingham va ser considerable. El director del laboratori, Henry Bedson, desesperat, es va suïcidar. Es va suscitar una viva polèmica sobre si era convenient conservar o no els virus de la verola. Al final, es va decidir eliminar els virus de París i de Birmingham.

Però eren els anys de la guerra freda i les dues superpotències del moment, els EUA i l'URSS (actual Rússia) van decidir continuar conservant els virus als seus laboratoris: el CDC d'Atlanta (EUA), que encara té unes 350 soques, i el laboratori VECTOR del Centre de Recerca en Virologia i Biotecnologia a Koltsovo (Novosibirsk, Rússia), que en guarda unes 120.

Finalment el 1980, l'OMS va declarar l'eradicació de la verola de tot el món. Era la primera malaltia (i fins ara l'única) que s'ha aconseguit erradicar per acció mèdica.



Virus de la verola


La persistència dels virus als laboratoris de recerca ha estat sempre molt discutida. El 2018 hi havia 10 projectes de recerca en curs amb el virus de la verola: per millorar els mètodes de diagnòstic, desenvolupar nous fàrmacs i noves vacunes més efectives i segures.

El juliol del 2018, la FDA va aprovar el nou agent antiviral Tecovirimat, que inhibeix la sortida del virus. Es tracta del primer fàrmac aprovat per al tractament de la verola. El comitè d'experts de l'OMS creu que cal continuar investigant per desenvolupar altres compostos antivirals amb mecanismes diferents d'acció, com ara el Brincidofovir i anticossos monoclonals neutralitzants.

S'han desenvolupat nous sistemes de diagnòstic ràpid i ja tenim la seqüència del genoma complet de les 50 soques del virus. Amb aquesta informació es pot distingir fàcilment el virus de la verola d'altres poxvirus similars com la verola dels micos, camells i vaques.

Pel que fa a les vacunes, l'OMS calcula que hi ha entre 570 i 720 milions de dosis de la vacuna emmagatzemades a tot el planeta i que es té la capacitat per fabricar més de 200 milions de dosis a l'any. A més, se segueixen desenvolupant nous candidats de vacunes de tercera generació més eficaces, immunogèniques i segures.

Aquestes investigacions es justifiquen per prevenir i controlar possibles brots infecciosos per altres virus similars al de la verola, com el virus de la verola dels micos a l'Àfrica, i cal tenir sistemes de diagnòstic ràpid que ho identifiquin, tractaments i vacunes. Tampoc no podem descartar que en el futur altres virus similars s'adaptin a l'ésser humà. Per tot això, cal mantenir un grup d'experts en aquest tipus de virus. Però també cal dir que si es necessita l'elaboració de vacunes per un brot accidental o provocat, es podria recórrer a la biologia sintètica i reconstruir-ne el genoma.

Tot i això, la possibilitat d'un nou accident o de l'ús intencionat de la verola com a arma bèl·lica segueix present, i torna a plantejar la discussió sobre si és oportú continuar conservant virus d'una malaltia tan perillosa. El 2019, el laboratori VECTOR va patir un incendi i la possibilitat d'una expansió accidental del virus va tornar a alarmar el món. Les autoritats russes van emetre un comunicat segons el qual l'incendi no havia afectat la zona on els virus estan dipositats.

A més, a banda de les reserves "oficials" de verola, poden quedar altres dipòsits "oblidats". El gener del 2014 es van destruir, en presència de personal de bioseguretat de l'OMS, diversos vials amb fragments d'ADN clonat del virus de la verola, que havien estat guardats en un laboratori a Sud-àfrica. Aquest mateix any es van trobar en un laboratori del NIH a Bethesda (EUA) 16 vials vells marcats com a “verola” que contenien material liofilitzat. Es va comprovar que sis contenien el virus encara viable i, després de seqüenciar el seu genoma, van ser destruïts en presència de personal de bioseguretat de l'OMS.

Les investigacions sobre guerra biològica, usant bacteris i virus són una realitat. S'han desencadenat estranyes epidèmies de carboncle a Sibèriade les quals no se n'ha proporcionat una explicació prou clara. També hi ha qui veu l'origen de la malaltia de Lyme en certs experiments de laboratori. Encara que naturalment tot això són sospites molt difícils de demostrar, no deixen de ser una mica inquietants i un motiu de preocupació.

En un moment en què el món està en suspens per la guerra d'Ucraïna, i viu contínues amenaces i declaracions sobre la possibilitat de guerra nuclear i guerra química, l'ombra de la guerra biològica torna a planejar. No sembla que hi hagi raons científiques per conservar virus de la verola viables. Però és clar que els criteris científics no són els únics que es tenen en compte en temps de guerra.


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