Páginas

Últimes publicacions

martes, 24 de agosto de 2021

El sueño de Morfeo (III): de la morfina a la heroína


versió catalana | versión española






Albert Matignon

Morfina 
(1905) 

Óleo sobre lienzo 105 x 145 cm 
Castillo-Museo de Nemours.



En un artículo anterior dábamos cuenta de que en el s. XIX el uso de la morfina se extendió considerablemente en Europa. Pero ¿cómo se produjo esta situación? 



Lámina botánica representando la flor y el fruto
de la adormidera  (Papaver somniferum L.) 




La savia de la adormidera (Papaver somniferum L.), contiene los principales alcaloides activos. La savia que mana de las cápsulas de la adormidera (normalmente por incisiones) se deja secar y se muele dando como resultado el opio. Las virtudes de la adormidera eran conocida en Europa desde el Neolítico (6 milenio a.C.). Se han encontrado evidencias de su cultivo en asentamientos de finales de la Edad de Piedra en los alrededores de los ríos Rin, Ródano, Po y Danubio, así como en Bélgica y en las riberas del Mediterráneo. 

Pero el auge de su consumo tuvo lugar a partir de finales del s. XVIII. En aquel momento, China exportaba muchos productos a Inglaterra (té, seda, especias) pero en cambio los británicos tenían poco que ofrecerles y esto provocó un gran desequilibrio comercial. En 1773, el Imperio Británico conquistó la provincia de Bengala, en la India, que era en aquel momento el mayor productor de opio. Los británicos decidieron exportar opio a China para intentar compensar su balanza comercial. Pronto, el apego al opio se había extendido tanto en China que en 1839 el emperador mandó quemar todo el opio introducido a través de las naves británicas. Esto supuso el inicio de las guerras del opio, en las que el Imperio Británico derrotó a China y pudo reanudar el comercio del opio. Muchos chinos, ya adictos al opio, emigraron posteriormente a Norteamérica, introduciendo allí su consumo. 


Friedrich Wilhelm Sertürner
 (1783-1841)






















En la primera década del s. XIX, un ayudante de farmacia alemán llamado Friedrich Wilhelm Sertürner (1783-1841) sumergió opio crudo en agua caliente amoniacal, obteniendo una pasta cristalina de color blanco amarillento. Lo administró a unos perros, que murieron poco después. Luego, Sertürner probó dosis más pequeñas en sí mismo y observó que producía euforia y alivio del dolor. También observó que a altas dosis la droga causaba náuseas, vómitos, estreñimiento y dificultad respiratoria. También eliminaba la tos. Los efectos analgésicos de este producto eran 10 veces superiores a los observados con el opio. Sertürner decidió dar a su compuesto el nombre de morfina, en honor a Morfeo, el dios de los sueños.  



Eugène Grasset: La morfinómana (1897)



El consumo de morfina pronto comenzó extenderse. La droga era producida comercialmente a mediados del s. XIX y se usaba tanto como alternativa al opio y como terapia substitutiva para curas de desintoxicación de opio. En 1853, se perfeccionó la primera aguja hipodérmica, con lo que su administración era más rápida y eficaz. Las inyecciones de morfina se convirtieron en una práctica habitual de las clases sociales distinguidas.

Al llegar la I Guerra Mundial, el consumo de morfina se extendió en el ejército, que ya se había popularizado considerablemente entre los combatientes de la Guerra de Secesión americana. Los soldados encontraban en la morfina un analgésico eficaz que les hacía olvidar las heridas, congelaciones y sobre todo del "pie de las trincheras", una temido mal que afectaba a las tropas de primera línea. Durante esta guerra las trincheras tuvieron un especial protagonismo. A veces los soldados permanecían horas en unas condiciones extremas, en trincheras anegadas de agua. La humedad constante, el frío y la falta de circulación sanguínea - dificultada por la compresión de las botas militares - causaban la maceración e infección del pie con gran hinchazón, linfangitis y dolor. En estos casos el potente efecto analgésico de la morfina era un gran consuelo. Al mismo tiempo, les permitía evadirse de su nada envidiable situación. La adicción a la morfina llegó a conocerse como la "enfermedad del soldado".




Paul Besnard: Adictas a la morfina (1887)




En 1878 Charles Romey Adler Wright obtuvo un derivado, la diacetilmorfina, al acetilar el clorhidrato de morfina. A finales del s. XIX, otro químico, Felix Hoffmann, la resintetizó. Creyó que su poder adictivo iba a ser mucho menor que la morfina y que podría salvar muchas vidas al conservar sus propiedades analgésicas y sedantes sin los riesgos de la dependencia. Por este motivo decidió llamarla "heroína" ya que creía que sería un producto que salvaría heroicamente muchas vidas. Su visión no fue desde luego nada profética.  



Uno de los envases de Heroin®,
comercializada por Bayer


Publicidad de un jarabe de heroína

























También hay quien pensaba que este nombre se derivaba sobre todo de la los efectos de la sustancia: la exaltación que producía hacía que quien la consumía se sintiera como un héroe. Sea cual fuere el origen etimológico de la palabra, lo cierto es que los Laboratorios Bayer comercializaron esta sustancia con este nombre: "Heroína" en 1898. 

Podemos corroborar que era una opinión generalizada que la heroína tenía menos efectos secundarios que la morfina. En la 11ª edición de la Enciclopedia Británica (1910) se afirmaba: 
"En la tos de la tuberculosis es de recibo utilizar pequeñas dosis de morfina, pero para esta enfermedad en particular es mejor reemplazarla con frecuencia por codeína o heroína, que alivian la tos seca sin los efectos narcóticos posteriores a la administración de morfina".

Más tarde se descubrió que la heroína se convierte en gran medida en morfina al ser absorbida en el hígado. En poco tiempo se demostró que la adicción generada por utilizar este compuesto es mucho más intensa en comparación a la de la morfina. Durante muchos años, los médicos no se dieron cuenta de los peligros de usar clínicamente la heroína. Finalmente, se descubrió que algunos pacientes que habían estado usando grandes cantidades de heroína durante mucho tiempo comenzaban a presentar síntomas de adicción.

El consumo de heroína se extendió mucho en la segunda mitad del s. XX, y particularmente a partir de los años 70. 

A finales de la década de 1970 y la década de 1980, la guerra de Afganistán, en la que intervino la URSS , condujo a un aumento de la producción en las regiones fronterizas de Afganistán y Pakistán, ya que los rebeldes muyahidines que luchaban contra la URSS y el gobierno socialista afgano necesitaban financiación para la compra de armas.​  En 1980, el 60% de la heroína vendida en Estados Unidos, país que apoyaba a los muyahidines, provenía de Afganistán. 



Cartel ruso alertando de los
peligros de la heroína

Cartel alemán alertando a los
heroinómanos del peligro de
contraer sida al que se exponen
























Cuando apareció el sida en 1981, su propagación se hizo en gran medida entre los heroinómanos, que solían compartir la misma jeringuilla. Al principio incluso se llamaba al sida "la enfermedad de las 4 H" (heroinómanos, homosexuales, hemofílicos y haitianos). La dramática irrupción del sida y la concienciación del peligro que suponía para los adictos a la heroína provocó la disminución en el uso de las drogas de administración parenteral y también que se extremaran las medidas higiénicas entre los adictos, evitando compartir jeringuillas entre ellos.   

Xavier Sierra Valentí



El somni de Morfeu (III): de la morfina a l'heroïna  






Albert Matignon

Morfina 
(1905) 

Óleo sobre lienzo 105 x 145 cm 
Castillo-Museo de Nemours.



En un article anterior explicàvem que al segle XIX l'ús de la morfina es va estendre considerablement a Europa. Però com es va produir aquesta situació?




Làmina botànica representant la flor i el fruit
del cascall  (Papaver somniferum L.) 




La saba del cascall (Papaver somniferum L.), conté els principals alcaloides actius. La saba que raja de les càpsules del cascall (normalment per incisions) es deixa assecar i es mol, i així s'obté l'opi. Les virtuts del cascall eren conegudes a Europa des del Neolític (6è mil·lenni a.C.). S'han trobat evidències del seu cultiu en assentaments de finals de l'Edat de Pedra a les rodalies dels rius Rin, Roine, Po i Danubi, així com a Bèlgica i a les riberes de la Mediterrània.

Però el seu consum massiu va començar a finals del segle XVIII. En aquell moment, la Xina exportava molts productes a Anglaterra (te, seda, espècies) però en canvi els britànics tenien poc per oferir-los i això va provocar un gran desequilibri en el comerç d'ambdós països. El 1773, l'Imperi Britànic va conquerir la província de Bengala, a l'Índia, que era el principal productor d'opi en aquell moment. Els britànics van decidir exportar opi a la Xina per intentar compensar la seva balança comercial. Aviat, el consum d'opi s'havia estès tant a la Xina que el 1839 l'emperador va manar cremar tot l'opi introduït per les naus britàniques. Això va suposar l'inici de les guerres de l'opi, en les que l'Imperi Britànic va derrotar a la Xina i va poder reprendre el comerç de l'opi. Molts xinesos, ja addictes a l'opi, van emigrar posteriorment a Amèrica del Nord, introduint el seu consum en aquest territori.


Friedrich Wilhelm Sertürner
 (1783-1841)


A la primera dècada del segle XIX, un ajudant de farmàcia alemany anomenat Friedrich Wilhelm Sertürner (1783-1841) va submergir opi cru en aigua calenta amoniacal, obtenint una pasta cristal·lina de color blanc groguenc. La va administrar a uns gossos, que van morir poc després. Posteriorment, Sertürner va provar dosis més petites amb ell mateix i va observar que produïa eufòria i alleugeriment del dolor. També va observar que a altes dosis la droga causava nàusees, vòmits, restrenyiment i dificultat respiratòria. També eliminava la tos. Els efectes analgèsics d'aquest producte eren 10 vegades superiors als observats amb l'opi. Sertürner va decidir donar-li el nom de morfina al seu compost, en honor a Morfeu, el déu dels somnis.


Eugène Grasset: La morfinòmana (1897)


Aviat el consum de morfina va començar estendre’s. La droga és produeix comercialment a mitjans del segle XIX i es fa servir com a alternativa a l'opi i com a teràpia substitutiva per a cures de desintoxicació d'opi. El 1853, es perfecciona la primera agulla hipodèrmica, de manera que la seva administració és més ràpida i eficaç. Les injeccions de morfina es converteixen en una pràctica habitual de les classes socials distingides.

A l'arribar la I Guerra Mundial, el consum de morfina s'estèn a l'exèrcit, on ja s'ha popularitzat bastant entre els combatents de la Guerra de Secessió americana. Els soldats trobaven en la morfina un analgèsic eficaç que els feia oblidar les ferides, congelacions i sobretot del "peu de les trinxeres", un temut mal que afectava les tropes de primera línia. Durant aquesta guerra les trinxeres van tenir un protagonisme especial. De vegades els soldats romanien hores en unes condicions extremes, en trinxeres negades d'aigua. La humitat constant, el fred i la manca de circulació sanguínia - dificultada per la compressió de les botes militars - causaven la maceració i infecció del peu amb gran inflor, limfangitis i dolor. En aquests casos el potent efecte analgèsic de la morfina era un gran consol. Al mateix temps, els permetia evadir-se de la seva situació precària. L'addicció a la morfina es va arribar a conèixer com la "malaltia del soldat". 



Paul Besnard: Addictes a la morfina (1887)

 
El 1878 Charles Romey Adler Wright va obtenir un derivat, la diacetilmorfina, a l'acetilar el clorhidrat de morfina. Al final del segle XIX, un altre químic, Felix Hoffmann, la va resintetitzar. Va creure que el seu poder addictiu seria molt menor que el de la morfina i que podria salvar moltes vides al conservar les seves propietats analgèsiques i sedants sense els riscos de la dependència. Per aquest motiu va decidir anomenar-la "heroïna" ja que creia que seria un producte que salvaria heroicament moltes vides. Però la seva visió no va resultar ser gaire profètica.



Un dels envasos d'Heroin®,
comercialitzada per Bayer


Publicitat d'un xarop d'heroïna
























També hi ha qui pensa que aquest nom es deriva sobretot dels efectes de la substància: l'exaltació que produïa feia que qui la consumia se sentís com un heroi. Sigui quin sigui l'origen etimològic de la paraula, la veritat és que els Laboratoris Bayer van comercialitzar aquesta substància amb el nom d’"Heroïna" el 1898.

Podem corroborar que era una opinió generalitzada que l'heroïna tenia menys efectes secundaris que la morfina. A la 11ª edició de l'Enciclopèdia Britànica (1910) s'afirma:
"Per la tos de la tuberculosi està indicat usar petites dosis de morfina, però per a aquesta malaltia en particular és millor reemplaçar-la amb freqüència per codeïna o heroïna, que alleugen la tos seca sense els efectes narcòtics posteriors a l'administració de morfina".
Posteriorment es va descobrir que l'heroïna es converteix en gran mesura en morfina quan és absorbida pel fetge. En poc temps es va demostrar que l'addicció generada per utilitzar aquest compost és molt més intensa en comparació a la de la morfina. Durant molts anys, els metges no es van adonar dels perills d'utilitzar clínicament l'heroïna. Finalment, es va descobrir que alguns pacients que havien estat utilitzant grans quantitats d'heroïna durant molt temps començaven a presentar símptomes d'addicció.

El consum d'heroïna es va estendre molt durant la segona meitat de segle XX, i particularment a partir dels anys 70.

A finals de la dècada de 1970 i la dècada de 1980, la guerra de l'Afganistan, en què va intervenir l'URSS, va causar un augment de la producció a les regions frontereres de l'Afganistan i el Pakistan, ja que els rebels mujahidins que lluitaven contra la URSS i el govern socialista afganès necessitaven finançament per a la compra d'armes. El 1980, el 60% de l'heroïna venuda als Estats Units, país que donava suport als mujahidins, provenia de l'Afganistan.



Cartell rus alertant dels
perills de la heroïna

Cartell alemany alertant als
heroïnòmans del perill a què
s'exposen de contraure sida 
























Quan va aparèixer la sida el 1981, la seva propagació es va fer en gran mesura entre els heroïnòmans, que solien compartir la mateixa xeringa. Al principi fins i tot es deia a la sida "la malaltia de les 4 H" (heroïnòmans, homosexuals, hemofílics i haitians). La irrupció dramàtica de la sida i la conscienciació del perill que suposava per als addictes a l'heroïna va provocar la disminució de l'ús de les drogues d'administració parenteral i també que s'extremessin les mesures higièniques entre els addictes, evitant compartir xeringues entre ells.

Xavier Sierra i Valentí

No hay comentarios:

Publicar un comentario