La cama ocupa todo el espacio del cuadro. Sobre ella, una mujer, que parece enferma, desaliñada, con aspecto descuidado, y con el pelo sin recoger caído sobre los hombros. La mano tensa, agarra con fuerza las sábanas y el tirón ha hecho resbalar al tirante de este lado, que deja un hombro al descubierto. Este dramatismo contrasta con la placidez de la cara, que nos hace pensar que la mujer acaba de dormirse por efecto de la droga. Por si no queda bastante claro, el título del cuadro es explícito: la morfina.
Cuando pintó este cuadro, Santiago Rusiñol (1861-1931) conocía perfectamente lo que sucedía al recibir una dosis de morfina. Él mismo fue morfinómano durante bastantes años y le costó bastante abandonar esta adicción. Se había enganchado a la morfina cuando comenzó a tomarla para aplacar los dolores que sufría en su pierna como consecuencia de una caída que tuvo en París, y solo terminó dejándola con el apoyo de su mujer cuando se recluyó en el “Cau Ferrat”, la casa que tenía en Sitges.
Sin embargo el caso de Rusiñol no era extraño en su época. La morfina era una droga muy extendida entre las damas de alta clase social a finales del siglo XIX. Solían celebrar reuniones en casas privadas para inyectarse colectivamente, e incluso tenían enseres propios para tal asunto, encargados para este fin a joyeros: jeringuillas de plata con incrustaciones de diamantes, cucharas con mangos adornados de rubíes y otras preciosas joyas modernistas.
El mismo Rusiñol - que también era un gran escritor - nos dejó un pasaje bastante explícito en una de sus obras, "Pèl i ploma":
Cuando pintó este cuadro, Santiago Rusiñol (1861-1931) conocía perfectamente lo que sucedía al recibir una dosis de morfina. Él mismo fue morfinómano durante bastantes años y le costó bastante abandonar esta adicción. Se había enganchado a la morfina cuando comenzó a tomarla para aplacar los dolores que sufría en su pierna como consecuencia de una caída que tuvo en París, y solo terminó dejándola con el apoyo de su mujer cuando se recluyó en el “Cau Ferrat”, la casa que tenía en Sitges.
Hermen Anglada Camarasa. La droga (1901)
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Sin embargo el caso de Rusiñol no era extraño en su época. La morfina era una droga muy extendida entre las damas de alta clase social a finales del siglo XIX. Solían celebrar reuniones en casas privadas para inyectarse colectivamente, e incluso tenían enseres propios para tal asunto, encargados para este fin a joyeros: jeringuillas de plata con incrustaciones de diamantes, cucharas con mangos adornados de rubíes y otras preciosas joyas modernistas.
El mismo Rusiñol - que también era un gran escritor - nos dejó un pasaje bastante explícito en una de sus obras, "Pèl i ploma":
“Comprendían los enfermos que aquellas horas de calma, pero de calma engañadora, de la casa del silencio, las daba la Morfina; que aquella palidez macabra la traía la Morfina; que aquella fiebre nerviosa que hasta hacía temblar a las mismas paredes blancas, venía de la Morfina; que era ella la que apagaba la vida, la que daba escalofríos, la que con sus dedos de Marquesa y doradas uñas de arpía, estrangulaba con sigilo a los extraños suicidas de la casa del silencio.”
Santiago Rusiñol, “Pèl i ploma”
Santiago Rusiñol: Antes de tomar el alcaloide. |
En otra de las obras de Rusiñol, “Antes de tomar el alcaloide”, probablemente preparatoria de la anterior vemos a la misma mujer antes de tomar la droga. Al principio, la morfina, que es un polvo blanco, inodoro y soluble en agua, se administraba al principio por vía oral. Más tarde se depositaba sobre algunas escarificaciones realizadas para levantar la piel y absorberse transdérmicamente y finalmente adquirió gran notoriedad gracias a las preciosas jeringas de Pravaz.
El método de inyectar la morfina con jeringuilla fue posible al inventarse la aguja hipodérmica en 1853. Fue ideada por Alexander Wood, médico de Edimburgo, cuya esposa padecía un cáncer incurable, precisamente para inyectarle morfina. La esposa de Wood fue la primera persona en recibir la droga por esa vía y la primera en adquirir el “hábito de la aguja”. Aunque quien popularizó el método, con tanto éxito que llenó París de yonquis, fue el médico Charles Gabriel Pravaz (1791-1853), quien diseñó una jeringa, el mismo año que Wood, pero que tenía émbolo, lo que supuso una importante innovación. Una muestra de la extensión del hábito de inocularse morfina es que incluso algunos personajes de ficción, como el sagaz detective Sherlock Holmes, recurrían con frecuencia a las inyecciones de morfina, como se puede encontrar en algunos pasajes de las famosas novelas de Conan Doyle.
Las jeringas hipodérmicas, dotadas de pistón fueron ideadas precisamente por el Dr. Charles-Gabriel Pravaz para la administración de la morfina |
El método de inyectar la morfina con jeringuilla fue posible al inventarse la aguja hipodérmica en 1853. Fue ideada por Alexander Wood, médico de Edimburgo, cuya esposa padecía un cáncer incurable, precisamente para inyectarle morfina. La esposa de Wood fue la primera persona en recibir la droga por esa vía y la primera en adquirir el “hábito de la aguja”. Aunque quien popularizó el método, con tanto éxito que llenó París de yonquis, fue el médico Charles Gabriel Pravaz (1791-1853), quien diseñó una jeringa, el mismo año que Wood, pero que tenía émbolo, lo que supuso una importante innovación. Una muestra de la extensión del hábito de inocularse morfina es que incluso algunos personajes de ficción, como el sagaz detective Sherlock Holmes, recurrían con frecuencia a las inyecciones de morfina, como se puede encontrar en algunos pasajes de las famosas novelas de Conan Doyle.
Xavier Sierra Valentí
Míticas ilustraciones de Sidney Paget para las novelas de Sherlock Holmes. En ellas se describe como el detective manipula sustancias químicas y como se inyecta morfina.
Exposición temporal en el Museo de Londres.
El somni de Morfeu (II): El triomf de la droga
Santiago Rusiñol
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El llit ocupa tot l'espai del quadre. A sobre hi veiem una dona, que sembla malalta, descurada, amb aspecte deixat, i amb els cabells sense recollir a sobre les espatlles. La mà tensa agafa amb força els llençols i de l'estrabada ha fet relliscar el tirant d'aquest costat, deixant un muscle al descobert. Aquest dramatisme contrasta amb la placidesa de la cara, que ens fa pensar que la dona s’acaba d'adormir per efecte de la droga. Per si no queda prou clar, el títol del quadre és ben explícit: la morfina.
Quan va pintar aquest quadre, Santiago Rusiñol (1861-1931) coneixia perfectament el que passava al rebre una dosi de morfina. Ell mateix va ser morfinòman durant bastants anys i li va costar abandonar aquesta addicció. S'havia enganxat a la morfina quan va començar a prendre’n per calmar els dolors que patia a la cama com a conseqüència d'una caiguda que va tenir a París, i només va acabar deixant-la amb l'ajuda de la seva dona quan es va recloure al "Cau Ferrat", la casa que tenia a Sitges.
El cas de Rusiñol no era gaire estrany, a la seva època. La morfina era una droga molt estesa entre les dames de classe social alta a la fi del segle XIX. Solien celebrar reunions a cases privades per a injectar-se col·lectivament, i fins i tot tenien estris propis que havien encarregat per a aquest fi a joiers: xeringues de plata amb incrustacions de diamants, culleres amb mànecs adornats de robins i altres joies precioses modernistes.
El mateix Rusiñol - que també era un gran escriptor - ens va deixar un passatge prou explícit en una de les seves obres, "Pèl i ploma":
"Els malalts comprenien que aquelles hores de calma, però de calma enganyosa, de la casa del silenci, les donava la Morfina; que aquella pal·lidesa macabra la portava la Morfina; que aquella febre nerviosa que fins i tot feia tremolar les mateixes parets blanques, venia de la Morfina; que era ella la que apagava la vida, la que donava calfreds, la que amb els seus dits de Marquesa i ungles daurades d'harpia, escanyava amb sigil als estranys suïcides de la casa del silenci."
Santiago Rusiñol, “Pèl i ploma”
En una altra de les obres de Rusiñol, "Abans de prendre l'alcaloide", probablement preparatòria de l'anterior, veiem a la mateixa dona abans de prendre’s la droga. Al principi, la morfina, que és una pols blanca, inodora i soluble a l’aigua, s'administrava inicialment per via oral. Més tard, es dipositava sobre algunes escarificacions realitzades per aixecar la pell i absorbir-se transdèrmicament, i finalment va adquirir gran notorietat gràcies a les precioses xeringues de Pravaz.
Les xeringues hipodèrmiques, dotades de pistó van ser ideades precisament pel Dr. Charles-Gabriel Pravaz per a l'administració de la morfina. |
El mètode d'injectar la morfina amb xeringa va ser possible en inventar-se l'agulla hipodèrmica el 1853. Va ser ideada precisament per injectar morfina per Alexander Wood, un metge d'Edimburgh, l'esposa del qual patia un càncer incurable. L'esposa de Wood va ser la primera persona a rebre la droga per aquesta via i la primera a adquirir “l’hàbit de l'agulla". Encara que qui més va popularitzar el mètode, amb tant d'èxit que va omplir París de ionquis, va ser el metge Charles Gabriel Pravaz (1791-1853), qui va dissenyar una xeringa, el mateix any que Wood, la qual tenia èmbol, un detall que va suposar una innovació important. Una mostra de la gran freqüència de l'hàbit d'inocular-se morfina és que fins i tot alguns personatges de ficció, com el sagaç detectiu Sherlock Holmes, s'injectaven sovint morfina, com es pot trobar en alguns passatges de les famoses novel·les de Conan Doyle.
Xavier Sierra i Valentí
Muchas gracias por tus posteos. Muy interesantes. Saludos desde Argentina
ResponderEliminarEl significado de estar en los brazos de Morfeo fue para mi algo interesante de leer porque saber el origen de las cosas es donde nosotros podemos avanzar hacia el futuro.
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