Pieter Brueghel El Viejo La parábola de los ciegos (1568) Temple sobre lienzo 86 x 154 Museo de Capodimonte. Nápoles. |
El cuadro que comentamos hoy es una obra de Pieter Brueghel el Viejo (1525-1569), un pintor flamenco, uno de los grandes maestros del s. XVI. Junto al Bosco, Van Eyck y Rubens está considerado uno de los cuatro grandes de la pintura flamenca de esta época. Su pintura, rica en detalles, plasma muy bien el paisaje y las costumbres de Flandes, y en ella se halla siempre algún motivo irónico o satírico. En muchas ocasiones plasma diversos aforismos o refranes flamencos.
La escena de esta pintura representa seis ciegos que caminan en hilera, uno delante de otro. El de delante, que hace de guía, también es ciego, y por no ver bien el camino cae en un agujero. El siguiente ciego se está ya tambaleando tras el primero. El tercero, conectado con el segundo, sigue a sus predecesores. El quinto y el sexto aún no saben lo que está pasando, pero al final acabarán cayendo también en el agujero. La obra se basa en un pasaje del Evangelio, en el que Jesucristo compara la obcecación de los fariseos diciendo:
"Dejadlos: son ciegos que guían a ciegos. Y si un ciego guía a otro ciego, los dos caerán en el hoyo”.
(Mateo 15,14)
Al escoger y representar esta escena Brueghel tiene una intencionalidad moral, denunciando que a veces el fanatismo ideológico de ciertos hombres públicos, que arrastra a un pueblo incapaz de enjuiciar las situaciones por sí mismo y siguen las indicaciones recibidas sin ningún análisis. Si ciegos son los líderes ineptos e irreflexivos, ciego es todo aquel que les sigue sin reflexión alguna. Todos irán al desastre por irresponsables. La ceguera representada es ante todo, una ceguera moral, una sarcástica crítica de los dirigentes religiosos y políticos, que no ha perdido vigencia a pesar del paso del tiempo.
El artista expresa la inevitable caída con gran fuerza recurriendo a una gran diagonal descendente formada por cabezas y brazos de las víctimas sostenidas a lo largo de la imagen y subrayadas por diagonales paralelas. El suelo inclinado y la posición de los bastones y muletas refuerzan más todavía la sensación de caída irremediable. Hacia el final de su corta vida, Brueghel comenzó a dedicar un gran esfuerzo a explorar la idea pictórica de la figura que cae y su investigación culmina con este cuadro.
El fondo del cuadro se enriquece con un detallado paisaje tomado de la verde campiña flamenca. Es un paisaje que podemos situar en Pajottenland, una comarca al sudoeste de Brabante, entre los ríos Zenne y Dender, cerca de Bruselas. Se pueden reconocer perfectamente en el cuadro las colinas y prados, e incluso la iglesia que figura en el cuadro de los ciegos, en Sint-Anna-Pede.
Pero para los ciegos no existe el amable paisaje flamenco ni los lirios del arroyo ni la colina suavemente ondulada del fondo ni la pequeña iglesia en el prado junto a la colina. Sus ojos vacíos, sus cabezas explorando en todas direcciones la oscuridad que los rodea impresionan vivamente.
El segundo ciego |
Desde el punto de vista médico, la precisión de la pintura de Brueghel nos permite diagnosticar a algunos de los ciegos del cuadro.
El tercer ciego, que presenta un leucoma corneal en el ojo derecho. |
El cuarto ciego, afecto de una ptisis bulbi grave |
Los tres últimos ciegos. El quinto ciego lleva los ojos tapados por un sombrero. El últiimo presenta cataratas. |
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