Fra Angelico (Guido de Pietro)
La Anunciación
(1530-1532)
Oro y temple sobre tabla Museo del Prado. Madrid. |
Una de las obras que he contemplado con más atención y placer en mis numerosas visitas al Museo del Prado es este retablo de La Anunciación, un prodigio de delicadeza y sensibilidad pictórica. Se trata de una de las obras más características del fraile dominico y pintor del convento de San Marco Guido de Pietro (1395-1455), al que más tarde se le daría el nombre de Fra Angelico. Como otras de sus obras, está realizada con la minuciosidad y detalle de las miniaturas medievales, aunque su composición es ya plenamente renacentista. La escena central representa el momento de la Anunciación a María por el arcángel Gabriel en el marco de un pórtico, mientras que en lontananza aparece la expulsión de Adán y Eva del paraíso. El artista transmite así la idea que los efectos del pecado original (expulsión del paraíso) serán reparados por la inminente encarnación de Jesucristo, que llevará a cabo la Redención. La pintura de Fra Angélico es de una delicadeza y detalle que merecen ser observados con atención.
Entre muchos otros detalles, al mirar el cuadro nos llama la atención el color rubio del cabello presente tanto en la Virgen como en el arcángel Gabriel. Incluso, en un lado, las figuras de Adán y Eva también aparecen con el cabello teñido de rubio. Un color que encontramos repetido en muchas pinturas y esculturas policromadas de los s. XIV y XV.
Entre muchos otros detalles, al mirar el cuadro nos llama la atención el color rubio del cabello presente tanto en la Virgen como en el arcángel Gabriel. Incluso, en un lado, las figuras de Adán y Eva también aparecen con el cabello teñido de rubio. Un color que encontramos repetido en muchas pinturas y esculturas policromadas de los s. XIV y XV.
Efectivamente, el uso de los tintes capilares, y especialmente los de color rubio fue frecuente fue cada vez más frecuente desde finales del s. XII-XIII. Era usado tanto por mujeres como por hombres, y llegó a ser un fenómeno generalizado.
Una muestra de ello son también las recetas medievales para teñir el pelo, como las que se encuentran en la obra de cosmética del siglo XII De ornato mulierum, de Trotula de Salerno:
PARA TEÑIR EL CABELLO DE RUBIO:
1) Tomar la cáscara de una nuez y la corteza del nogal y hervirlas en agua. Con esta agua mezclar alumbre y manzanas de roble (excrecencia de color negro que se produce en el árbol por picaduras de insectos), y con estos ingredientes mezclados embadurnar el pelo (habiéndolo previamente lavado), poniendo sobre el pelo hojas y sujetándolas con una venda, por 2 días. Luego peinarlo bien, de modo que cualquier exceso sea eliminado. A continuación, poner un colorante hecho de: azafrán, sangre de drago y henna. Dejar reposar por 3 días y al 4º día lavar el pelo con agua caliente. Y el color no se quitará fácilmente.
2) Pulverizar hojas y raíces de una col y mezclarlas con ralladuras de marfil, y dará un amarillo puro. Con el polvo obtenido lavarse el cabello y quedará dorado.
PARA ACLARAR EL COLOR DEL CABELLO:
Después de salir del baño, lavarse el cabello con un limpiador que se prepara con los siguientes ingredientes: cenizas de hojas de parra, paja de cebada, regaliz, y pan porcino (ciclamen de hojas rosadas). Hervir la paja de cebada y el ciclamen en agua. En un pote con dos o tres pequeños agujeros en su base, poner la cebada, las cenizas y el ciclamen. Verter encima el agua en la cual fueron hervidas la cebada y el ciclamen, la cual drenará por los agujeros de la base. Con el producto obtenido, lavarse la cabeza, y dejarla secar sola. El pelo quedará dorado y brillante.
Dos retratos del condottiero Francesco Sforza. Arriba, con la cabeza descubierta y sin teñir, mostrando su cabello canoso. Abajo, cubierto con un bonete y con el cabello teñido. |
Aunque los tintes capilares no eran usados solamente por mujeres, ni tampoco se limitaban al color rubio. Los hombres también se teñían el pelo, y se podía recurrir a otras tonalidades. Tenemos constancia, (por los retratos) que el condottiero Francesco Sforza (1401-1466), el fundador de la dinastía de los Sforza milaneses, se teñía el cabello de color oscuro, para no mostrar sus canas en público, y solía cubrir su calvicie con un bonete.
Posteriormente estos ingredientes naturales han sido sustituidos por productos químicos, mucho más eficaces. Su uso es plenamente vigente. Según las estadísticas, actualmente en Europa y en los EEUU, entre un 50 % y un 80 % de las mujeres y un 10 % de los hombres de más de 40 años se tiñen habitualmente el cabello.
Pero recientemente, el Centro Internacional de Investigación sobre el cáncer (CIRC), una agencia de la OMS, ha clasificado los tintes del cabello como cancerígenos (grupo 2A) en el caso de una exposición profesional (peluqueros, operarios industriales). La exposición a estos agente por uso personal ha sido considerada como "no clasificable" (grupo 3) y esta consideración puede crear cierta inquietud sobre la seguridad de su uso.
Los colorantes usados como tintes para el pelo son de diversos tipos: oxidantes (permanentes), directos (semi-permanentes o transitorios) y naturales. Los productos que producen un color permanente son los más utilizados, pero también son los más agresivos y son los que plantean más dudas sobre su inocuidad. Para precisar mejor los riesgos del uso personal de los tintes permanentes, un equipo norteamericano ha analizado los datos de más de 117.000 participantes en la Nurses’ Health Study, realizándose un seguimiento durante 36 años.
Los resultados de este estudio son relativamente tranquilizadores. No se ha observado aumento de la incidencia de la mayoría de cánceres, ni incremento de la mortalidad por esta causa, en los participantes del estudio, que se teñían el cabello habitualmente con tintes permanentes. Sin embargo, se pudo detectar un ligero aumento de los casos de carcinoma basocelular cutáneo y de cáncer de ovario y de mama, aunque los aumentos son tan ligeros que no pueden considerarse como significativos, en opinión de los autores de la investigación. Es necesario efectuar estudios más completos teniendo en cuenta variables como genotipos, tiempo de exposición al tinte y distinguiendo entre los diversos colorantes utilizados.
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