Tiziano
Retrato de Clarissa Strozzi (1542) Óleo sobre lienzo 98 x 150 cm Staatliche Museen. Berlin |
En este cuadro de Tiziano se representa a una niña, hija de la nobleza de la época, jugando con su perrito. Se trata de Clarissa Strozzi, hija de Roberto Strozzi y Maddalena dei Medici. La familia vivió exiliada en Venecia entre 1540 y 1542, realizando Tiziano este último año el magnífico retrato que contemplamos.
La niña aparece de cuerpo entero (algo poco habitual en los retratos de Tiziano) y está ricamente ataviada con un bonito vestido de raso blanco, largo. Lleva un collar y una pulsera de perlas, como para dejar claro su condición de aristócrata. Su cintura está ceñida por un cíngulo de un metal precioso, del que pende una esfera perforada.
Estas esferas eran conocidas como pomos de olor y los podemos encontrar en diversos retratos medievales y renacentistas. El nombre de pomo procede del francés pomme (manzana), o pomander y recibían este nombre por su aspecto redondeado.
El nombre de pomander era porque en su origen los pomos o pomanders contenían una pepita de ámbar gris (pomo + ámbar = pomander) y se le atribuían además virtudes curativas y afrodisíacas. La primera mención de un pomo data de 1174 en un texto en el que se describe un presente ofrecido al emperador Federico Barbarroja por el rey Balduino de Jerusalén, agradeciéndole su ayuda en la lucha contra los infieles.
Su misión protectora estaba inspirada en la incipiente idea de que circulaban "miasmas" que corrompían el aire y que eran la causa del contagio. Una idea que precedió en algunos siglos a la etiología bacteriana (las bacterias no se descubrirían hasta mediados del s. XIX) y que ya encontramos en la obra De contagione de Fracastor. La escasa higiene de la época, la presencia de basuras y excrementos en las calles y sobre todo el olor fétido que producían algunas enfermedades contagiosas, como la peste (cuyo nombre ha pasado al lenguaje popular como sinónimo de hediondez) hizo que se pronto se relacionara la contagiosidad con el mal olor y que por lo tanto, la solución era contrarrestar la fetidez con sustancias perfumadas. Por esta razón las máscaras con forma de pico de pájaro que llevaban los "médicos de la peste" contenían plantas aromáticas y esencias.
Una tercera misión, en parte derivada de la anterior era el poder apotropaico o protector de estos pomos de olor, alejando las enfermedades. Ya hemos visto que en otras entradas de este blog que este poder era atribuído a determinadas sustancias, como la piedra bezoar o al coral rojo, que aparece representado en diversas pinturas o esculturas, protegiendo especialmente a niños o mujeres embarazadas de las enfermedades que tan frecuentes eran en aquel tiempo.
La función apotropaica de estos objetos hizo que se decorasen cada vez más con motivos religiosos y que incluso pudieran albergar en su interior la figurita de algún santo. Con el paso del tiempo incluso se llegó a perder el sentido higiénico o cosmético de estos objetos, y la mayoría de los pomos se convirtieron en pequeños relicarios portátiles, albergando pequeñas reliquias en sus compartimentos.
Pero los pomos no eran exclusivos de la aristocracia, sino que otras clases sociales fueron adoptando su uso, especialmente por su reputada función protectora. Eso sí, la riqueza de los materiales empleados variaba según los estamentos.
Tampoco eran objetos de uso exclusivo de niños o mujeres, ya que los podemos encontrar también representados en algunos retratos de varones. De hecho, existen retratos de importantes personajes públicos del norte de Europa que se hicieron representar luciendo estos objetos, ya que simbolizaban el orden moral y la higiene que debían representar en su posición social. Es el caso de Johann Friederich el Magnánimo, elector de Sajonia, que fue pintado por Lucas Cranach el Viejo (1472-1553). En este retrato el personaje lleva colgando de su cuello un pomo de olor, si bien en este caso tiene una forma de cornucopia en vez de la tradicional esfera. O el retrato del dux de Venecia Leonardo Loredan, de Bellini, en el que el dux aparece con una larga sarta de pomos de olor con forma de caracol. Efectivamente los pomanders fueron adoptando diversas formas: de cruz, de cráneo, de caracola, de flores, con diversos simbolismos. También a veces se enriquecían con anagramas que reforzaban su poder mágico.
Una de las sustancias reputadas como protectoras era el ámbar gris, una sustancia que nada tiene que ver con el ámbar amarillo usado en joyería. El ámbar gris tiene una gran tradición en perfumería, especialmente en las seductoras esencias orientales. A hablar de esta sustancia dedicaremos otra de las entradas del blog.
La niña aparece de cuerpo entero (algo poco habitual en los retratos de Tiziano) y está ricamente ataviada con un bonito vestido de raso blanco, largo. Lleva un collar y una pulsera de perlas, como para dejar claro su condición de aristócrata. Su cintura está ceñida por un cíngulo de un metal precioso, del que pende una esfera perforada.
Pomo de olor, con una figura de santo en su interior. Alemania del Norte o Renania, de finales siglo XV. Plata parcialmente dorada y esmalte. Bayerisches Nationalmuseum, Munich. |
El nombre de pomander era porque en su origen los pomos o pomanders contenían una pepita de ámbar gris (pomo + ámbar = pomander) y se le atribuían además virtudes curativas y afrodisíacas. La primera mención de un pomo data de 1174 en un texto en el que se describe un presente ofrecido al emperador Federico Barbarroja por el rey Balduino de Jerusalén, agradeciéndole su ayuda en la lucha contra los infieles.
Estos objetos se abrían en varias partes, y los compartimentos interiores contenían diversas sustancias aromáticas, perfumes, ámbar, musgo, y a veces incluso hierbas curativas, por lo que perfumaban a su portador y su entorno inmediato. Cuando la persona que lo llevaba se encontraba con un olor desagradable, aproximaba la joya a su nariz y respiraba el aroma.
Los pomos estaban pensados para llevarlos siempre encima, colgadas del cinturón o de una pequeña cadenita al cuello, listas para abrirse y aspirar los aromas que portaban. Al llevarlos siempre visibles, se fueron convirtiendo en un atributo de ostentación para las clases pudientes, y se empezaron a realizar en materiales ricos, con motivos cincelados, e incluso se decoraban con piedras preciosas.
Pieter Pourbus: Dama con pomo de olor |
Su misión protectora estaba inspirada en la incipiente idea de que circulaban "miasmas" que corrompían el aire y que eran la causa del contagio. Una idea que precedió en algunos siglos a la etiología bacteriana (las bacterias no se descubrirían hasta mediados del s. XIX) y que ya encontramos en la obra De contagione de Fracastor. La escasa higiene de la época, la presencia de basuras y excrementos en las calles y sobre todo el olor fétido que producían algunas enfermedades contagiosas, como la peste (cuyo nombre ha pasado al lenguaje popular como sinónimo de hediondez) hizo que se pronto se relacionara la contagiosidad con el mal olor y que por lo tanto, la solución era contrarrestar la fetidez con sustancias perfumadas. Por esta razón las máscaras con forma de pico de pájaro que llevaban los "médicos de la peste" contenían plantas aromáticas y esencias.
Una tercera misión, en parte derivada de la anterior era el poder apotropaico o protector de estos pomos de olor, alejando las enfermedades. Ya hemos visto que en otras entradas de este blog que este poder era atribuído a determinadas sustancias, como la piedra bezoar o al coral rojo, que aparece representado en diversas pinturas o esculturas, protegiendo especialmente a niños o mujeres embarazadas de las enfermedades que tan frecuentes eran en aquel tiempo.
Jacob Cornelisz Van Ootsanen: Retrato de Jan Gerritz van Egmond van de Dijenborgh, burgomaestre de Alkmaar (circa 1518) (Detalle) |
La función apotropaica de estos objetos hizo que se decorasen cada vez más con motivos religiosos y que incluso pudieran albergar en su interior la figurita de algún santo. Con el paso del tiempo incluso se llegó a perder el sentido higiénico o cosmético de estos objetos, y la mayoría de los pomos se convirtieron en pequeños relicarios portátiles, albergando pequeñas reliquias en sus compartimentos.
Pero los pomos no eran exclusivos de la aristocracia, sino que otras clases sociales fueron adoptando su uso, especialmente por su reputada función protectora. Eso sí, la riqueza de los materiales empleados variaba según los estamentos.
Lucas Cranach el Viejo: Retrato de Johann Friederich el Magnánimo, elector de Sajonia (1531) Museo del Louvre, París. |
Gentile Bellini (1501-1504): Retrato del dux Leonardo Loredan. Óleo y temple sobre tabla. 62 x 45 cm National Gallery de Londres
Obsérvese el largo colgante de pomos de olor en forma de caracoles.
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Una de las sustancias reputadas como protectoras era el ámbar gris, una sustancia que nada tiene que ver con el ámbar amarillo usado en joyería. El ámbar gris tiene una gran tradición en perfumería, especialmente en las seductoras esencias orientales. A hablar de esta sustancia dedicaremos otra de las entradas del blog.
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