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jueves, 1 de marzo de 2018

El arte censurado (y V): la censura política








Santiago Sierra 

Presos políticos en España contemporánea
(2018)


Fotografías pixeladas en blanco y negro 
Colección particular Tatxo Benet




En anteriores entradas nos hemos referido a la censura del erotismo o del desnudo en el arte. Y también a la censura religiosa, practicada por diversas creencias cuando ven representaciones que consideran contrarias a su dogma. Pero no es esta la única forma de censura. La censura ideológica, que intenta silenciar opiniones políticas discrepantes del poder, la prohibición de la libre expresión de las ideas es otra importante forma de censura, que es practicada habitualmente en las dictaduras o en regímenes que aunque aparentemente democráticos adoptan procederes totalitarios. Como los textos escritos o las exposiciones orales, las obras de arte sirven para manifestar pensamientos, sentimientos o creencias que pueden ser mal vistos por el poder. La represión o prohibición de estas imágenes ha sido y es una importante forma de censura. 


George Grosz: El dios de la guerra,
una feroz crítica del nazismo.
Grosz fue uno de los pintores considerados
"degenerados" por los nazis 
Un ejemplo paradigmático fue el nazismo, que quiso imponer una estética épica, que ensalzaba los valores del pueblo alemán, en una nostálgica evocación de un  cierto neoclasicismo, algo que entroncaba con la tradición prusiana. El nazismo no aceptaba algunas tendencias artísticas vanguardistas que consideraba "arte degenerado" (Entartete Kunst) que creía inspirado por los judíos y bolcheviques. Para ellos, el arte heroico simbolizaba el arte puro, la liberación de la deformación y de la corrupción, mientras que los modelos modernos se desviaban de la norma prescrita por el canon de belleza clásica. Los artistas que se desviaban del realismo clásico eran considerados "inferiores o degenerados", fueron sujetos a sanciones. Esto incluía ser despedido de posiciones en la docencia, prohibición de exhibir o vender su arte, y, en algunos casos, hasta el prohibirles el producir obras de arte. Entre los artistas degenerados estaban Otto Dix, George Grosz, Chagall, Max Ernst, Kandinsky, Schmidt-Rottluff, Munch, Nolde...


Picasso con su dibujo de Stalin, que no gustó al 
Partido Comunista de la Unión Soviética
Tampoco los regímenes comunistas de la 2ª mitad del siglo XX aceptaron las tendencias artísticas que se apartaban del llamado "realismo socialista". Partían de la idea que al proletariado le gustaban las representaciones realistas y que no entendía los movimientos de vanguardia, apartados de la imitación de la realidad y propios de una burguesía decadente. Pablo Picasso (a pesar de ser miembro del partido comunista) realizó un dibujo de Stalin que no se ajustaba a esta tendencia artística y que fue censurado.  


A estos ejemplos podemos añadir la lamentable censura que hace pocos días ha tenido lugar en España, en ARCO. 


La feria internacional de Arte ARCO se celebra cada año en Madrid. A ella acuden muchos artistas, galeristas, coleccionistas y aficionados al arte en general. Este año, poco después de la apertura oficial, la dirección de la feria decidió retirar la obra de Santiago Sierra titulada "Presos políticos en la España contemporánea", una serie de fotografías en blanco y negro que presentaba los retratos pixelados de los presos políticos que actualmente hay en el Estado Español.  

Evidentemente era una obra de denuncia política. El Estado español, a pesar de declararse demócrata, es el país occidental con mayor número de presos políticos (algunos de ellos sin ser juzgados ni tener prueba alguna de su presunto delito, como los cuatro independentistas catalanes). De forma reiterada, el gobierno español, en una inexplicable negación de la evidencia, se niega a reconocer la existencia de presos políticos. Se trata de un conato de autoexculpación: si no existen presos políticos, no hay estado represor, ni falsa democracia. Para sustentar esta negación de lo evidente, niega reiteradamente la realidad y todo aquello que la pueda poner en evidencia, como esta sutil denuncia artística. Retirar la obra de Santiago Sierra fue una muestra manifiesta de censura política, una forma de seguir negando la represión de un Estado que quiere hacerse pasar por democrático. Las obras fueron adquiridas posteriormente por el periodista y empresario Tatxo Benet, que las ha ofrecido a los museos que quieran exhibirlas temporalmente. 



La obra de Santiago Sierra censurada en ARCO, antes de ser retirada


La pared vacía donde estaban colgadas las fotografías
"Presos políticos en España contemporánea" de
Santiago Sierra, tras ser censuradas en ARCO




Naturalmente la censura política no se limita a las artes plásticas. Puede afectar a libros, publicaciones periódicas (diarios o revistas), manifiestos, poesías o canciones. También hace poco un tribunal español condenó a una pena de 3 años y medio de cárcel al rapero Vaytonic por la letra de una canción que se consideró inadecuada.  Y hay otros cantantes pendientes de juicio. 

Censurar el arte en cualquiera de sus formas equivale a censurar el pensamiento del artista y es un claro acto de represión de la libertad de expresión.  O dicho de otro modo, como afirma la Declaración Universal de Derechos Humanos (1948): 
"Artículo 19. Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión".




La era del "arte degenerado"





Presos políticos en la España contemporánea, 
de Santiago Sierra







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