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viernes, 30 de junio de 2017

Las enfermedades cutáneas en la obra de Lope de Vega (II)







Sor Micaela de San Félix, hija ilegítima de Lope de Vega presenciando el entierro de su padre


Óleo sobre lienzo
Museo del Prado. Madrid




El cuadro con el que comenzamos la entrega de hoy representa una escena que tuvo lugar en agosto de 1635. El día del entierro del célebre dramaturgo Lope de Vega el cortejo fúnebre se detuvo unos instantes ante el convento de Sor Marcela de San Félix (1605-1687), hija ilegítima de Lope y Micaela Luján, que había profesado como monja. Sor Marcela, que además de monja era también era una gran escritora y poetisa castellana, se asomó a la puerta para ver por breves instantes el féretro de su padre, "El Fénix de los Ingenios". Sor Micaela tuvo así la ocasión de despedirse de su padre desde la reja de su convento de clausura, acompañada por las hermanas de su orden, que intentabann consolarla e infundirle ánimo y esperanza.

Seguiremos hoy pasando revista a las enfermedades cutáneas mencionadas en la obra de Lope de Vega y que ya iniciamos en la entrada anterior. 

Los lobanillos (quistes epidermoides) aparecen en varias de sus obras. En La Dorotea los compara jocosamente a las voces esdrújulas, por ser éstas la "hinchazón del verso".

Lope alude al "escocimiento de las nalgas", en el que creemos debe ser interpretado como una micosis (probablemente un intertrigo o una tinea cruris). Su aspecto circular es comparado por el literato con ruedas de salmón (Fuenteovejuna, acto 3º). 

En los pies menciona los callos (La fe rompida, acto 1º) y hallux valgus o juanetes (El leal criado). De estos últimos se sirve para hacer un juego de palabras:

"A ser aquestos galanes  
que han de cantar también Juanes 
y llamarse Juan Beltrán,  
y tener todos juanetes,  
era linda juanería"
(El Hamete de Toledo, acto 1)

Lope menciona el panadizo de la zona periungueal, al que llama panarizo (sic) en La porfía hasta el temor; y las berrugas (sic) en La mayor corona


Placa de la calle Lope de Vega, en el madrileño
barrio de las Letras
El poeta menciona el fuego o mal de fuego en La gallarda toledana y en La corona merecida. Algunos autores - como Agustín Albarracín - interpretan esta enfermedad como impétigo, aunque a mí me parece mucho más probable que se refiera al herpes zóster, que ya en textos clásicos era denominado ignis sacer o fuego sagrado, por su dolor urente, similar al de una quemadura.  

En El gran duque de Moscovia se hace referencia al fuego de San Marzal , alusión clara al ergotismo o intoxicación por el cornezuelo del centeno (contaminado por el hogo parásito Claviceps purpurea, que segrega ergotamina). Hay que destacar que esta denominación es la misma que aparece en las cantigas galicoportuguesas medievales, debido probablemente al culto que se rendía en Limoges a San Marcial y que se debió extender por el camino de Santiago primero y a todo el reino de Castilla después. El ergotismo es más conocido en otras áreas geográficas como el sudoeste de Francia y Catalunya como el fuego de San Antonio

Bibliografía: 


Albarracín, A. La Medicina en el teatro de Lope de Vega. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Instituto "Arnaldo de Vilanova". Madrid 1954. 

Sierra X. Lírica galaico-portuguesa medieval. Camí del Sorral ARC, Barcelona, 2013. 


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