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jueves, 29 de junio de 2017

Enfermedades cutáneas en la obra de Lope de Vega (I)






Eugenio Cajés

Retrato de Lope de Vega
(circa 1627)


Óleo sobre lienzo 59,5 x 43,5 cm
Museo Lázaro Galdiano. Madrid



Es este el retrato más conocido de Félix Lope de Vega  Carpio (1562-1635) el gran poeta y dramaturgo español del Siglo de Oro, al que se dió el calificativo de "Fénix de los Ingenios". Atribuído a Eugenio Cajés (1574-1634), el escritor aparece con el hábito de la Orden militar y hospitalaria de San Juan de Jerusalén, más conocida como Orden de Malta. Esto nos permite la datación aproximada de la pieza, ya que Lope recibió esta Orden del papa Urbano VIIIl en 1627. 


Uno de los manuscritos de Lope de Vega
Lope de Vega tenía una prolífica producción literaria en la que encontramos algunas referencias a enfermedades cutáneas. 

Es el caso de la sarna, que en la obra de Lope la encontramos especialmente en gente joven como estudiantes (El asalto de Mastrique, acto 1º),  pajes (Por la puente, Juana, acto 3º) y niños (La niña de plata, acto 3º). De todos modos, debía ser una enfermedad muy frecuente en aquel tiempo ya que en palabras del literato "ninguno se escapa de tenerla" (La niña de plata, acto 3º). Hasta el punto que el campesino, ingenuamente, se plantea si también será un mal que afecte a los reyes: 
                       "¿Estarà
en su aposento baldío el Rey,
como yo en el mío?
Guzmán, ¿si se rascará?
- ¡Notable imaginación!
Según mueven a respeto
pienso que tienen buleto
contra toda comezón"
(La porfía hasta el temor, acto 2º)

Porque en efecto, el prurito intenso es el síntoma más característico de la sarna  (El abanillo, acto 1º) y rascarse es la lógica reacción de cualquier enfermo que la padezca (La discreta venganza acto 3º) a pesar de que a veces, el rascado no hace más que aumentar el picor (Los muertos vivos, acto 3º). 

Lope conoce bien la elevada contagiosidad de la sarna (El truhán del cielo y loco santo, acto 2º), y sabe que la sarna produce lesiones características en las muñecas (Guerras de amor y de honor, acto 2º) pero que acaba por extenderse a toda la superficie corporal: 
"...cabras, sarna y mujeres,  
son golosas y andariegas.  
Todo el monte anda la cabra, 
y la sarna un cuerpo todo" 
(El gran duque de Moscovia, acto 2º)

Las numerosas pápulas y vesículas que produce la sarna eran al parecer bien conocidas por Lope: 
"...porque como la sarna tiene granos, así el trigo..." 
(La Dorotea, acto 4º)

También nos ha dejado indicios de cómo se trataba la sarna en su época: mediante friegas (El hombre de bien, acto 3º), que se aplicaban con guantes (Amar sin saber a quién, acto 2º).  Es curioso también el recurso de algunos pícaros, que se aplicaban ciertos ungüentos para provocarse algún tipo de irritación cutánea que remedaba a la enfermedad y así podían ser diagnosticados de sarna y se les acogía en los hospitales (El bobo del colegio, acto 2º) 

Menciona Lope como enfermedad muy común los sabañones (perniosis), "enfermedad conocida" localizada en manos y pies (La hermosura aborrecida, acto 2º). También es este un mal caracterizado por el prurito "que come y desalma" (Carlos V en Francia, acto 3º). 


Bibliografía: 



Albarracín, A. La Medicina en el teatro de Lope de Vega. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Instituto "Arnaldo de Vilanova". Madrid 1954. 


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