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jueves, 4 de agosto de 2016

Carbunco (I): El descubrimiento de la primera bacteria







E. Pasteur

 Retrato de Casimir J. Davaine 
(1886)

Busto en mármol blanco. 
Académie Nationale de Médécine. Paris.   

  



El carbunco es una enfermedad que azota a las cabañas ganaderas europeas desde la antigüedad, atacando a todo tipo de mamíferos y aves, en especial al ganado ovino y bovino. Los animales se infectan al beber agua contaminada por cadáveres o restos orgánicos de otros animales, o al comer presas infectadas. 

Ocasionalmente el carbunco afecta también a las personas que tienen contacto con el ganado afectado o con productos como pieles, lana, etc. Es una zoonosis (enfermedad que afecta principalmente a los animales pero es transmisible al hombre). La bacteria produce toxinas sumamente potentes que son responsables de los efectos debilitantes y causan una alta tasa de mortalidad. Se puede manifestar a nivel de la piel (la forma más frecuente: 95 % de los casos), donde entra por pequeños rasguños o heridas y se caracteriza por el desarrollo de una pápula en el lugar  de inoculación, rodeada de un área de vesículas de contenido fluido. La zona central papular se ulcera y seca, desarrollándose una zona deprimida de color negro, parecida al carbón, muy característica. También puede presentarse la forma respiratoria (por inhalación de esporas) que es mortal en casi la totalidad de los casos y la forma digestiva (por ingestión) con síntomas parecidos a la gastroenteritis. En todos los casos está presente el riesgo de una septicemia con desenlace fatal. 

Antes de continuar hemos de precisar que el nombre de carbunco hace referencia al ennegrecimiento de la sangre de las víctimas de Bacillus anthracis y al aspecto negro intenso de las lesiones cutáneas. Su etimología deriva del griego ἄνθραξ, carbón y éste es el nombre que recibe la enfermedad en las lenguas latinas (castellano, carbunco/ francés, charbon/ catalán, carboncle/ portugués, carbúnculo). En cambio en inglés y en otras lenguas recibe el nombre de ánthrax. Esta precisión es importante, ya que en las lenguas latinas, la palabra ántrax designa a la confluencia de diversos forúnculos: una enfermedad exclusivamente cutánea causada por Staphylococcus aureus. A veces, la poca formación médica de algunos periodistas hace que usen la palabra ántrax cuando en realidad quieren aludir al carbunco. Cuidado con este "falso amigo". 


Allois Pollender (1869)
Hasta bien entrada la segunda mitad del XIX no se conocía ni la causa del carbunco ni el tratamiento de los animales enfermos. El doctor Alois Pollender (1799-1879), médico del pueblecito alemán de Wipperfürth - una localidad ganadera - veía morir con frecuencia reses afectadas por el carbunco. Interesado por esta dolencia, tomó una muestra de sangre de una vaca muerta de carbunco y la examinó al microscopio. Se sorprendió de que aparte de las células sanguíneas habituales, vió unos bastoncillos, que nunca había visto antes y que creyó que eran de origen vegetal (sin duda influído por el relativamente reciente descubrimiento de los hongos patógenos).   Pollender repitió la experiencia varias veces, pero no quiso publicarla hasta estar plenamente seguro (1856). 

Casimir J. Davaine
Mientras tanto, sin tener noticia de las experiencias de Pollender, un médico francés, Casimir Joseph Davaine (1812-1882), encontró también los bastoncillos. Pero, animado por las teorías de su compatriota Louis Pasteur, intentó inocular la sangre contaminada a otras reses. De hecho, Davaine no quería demostrar que los bastoncillos (que él llamó "bacteroides"fuesen la causa de la enfermedad, sino simplemente que el carbunco era una enfermedad transmisible, ya que incluso esto era negado por algunos. Davaine sí que publicó sus resultados y por eso es considerado el descubridor de la primera bacteria. 

Pasaron los años. Los descubrimientos de Davaine y Pollender quedaron medio olvidados. Hasta 1872, año en que Robert Koch (1843-1910) que a la sazón trabajaba como médico rural en Poznan, volvió a observar los que bastoncillos. No era novedad, ya que como sabemos ya había sido descrito. Pero nadie había demostrado que los bacteroides de Davaine fuesen la causa de la enfermedad. La idea de que un organismo microscópico pudiera producir una enfermedad (algo que consideramos tan obvio actualmente) no era compartida por todos. Incluso algunos médicos se oponían frontalmente a esta teoría, que les parecía ridícula y fantasiosa. Tal vez los bacteroides aprovechaban la debilidad del animal enfermo para multiplicarse en su interior, y por lo tanto eran una consecuencia de la enfermedad, no su causa. 

Fotografía de Robert Koch 
Pero Koch sí que estaba convencido de que los bastoncillos eran la causa del carbunco. Había estudiado medicina en Göttingen con Henle, que ya sospechaba que algunas enfermedades podían estar causadas por microorganismos. Koch se animó a realizar varios experimentos para poder demostrarlo, en su propio domicilio, a pesar del riesgo para su salud que esto suponía. Primero tomó una gota de la sangre de una res infectada y la inoculó a un ratón. Pocos días después el ratón apareció muerto. Koch analizó la sangre del ratón, y la encontró llena de bastoncillos. Era previsible. Ya Davaine había probado que la sangre del carbunco era contagiosa. 

Era preciso aislar los bastoncillos de cualquier otro corpúsculo de la sangre. Sólo así se podría demostrar que eran la causa del mal. Koch, pacientemente, intentó cultivar los bacilos en suero sanguíneo. Más adelante añadió sangre de animales enfermos a caldos con gelatina, que hervía previamente. Llegó a conseguir un cultivo puro, y así podía demostrar que los bastoncillos eran la  causa del carbunco. Volvió a inocularlo a un ratón, y nuevamente, el ratón murió con su sangre repleta de bastoncillos. Koch llamó a los bastoncillos bacilos (el nombre griego de bastón) y a la especie en cuestión Bacillus anthracis (Bacillus quiere decir bastoncillo y anthracis, carbón, de donde derivaba el nombre de carbunco). 


Robert Koch en su laboratorio. Óleo sobre lienzo. 150 x 70 cm. Staatsbibliothek, Berlín 

El descubrimiento de Koch demostraba que algunas enfermedades humanas estaban causadas por microorganismos. En 1876 publicó los resultados  de su investigación y las primeras fotografías de bacterias. Poco después descubrió el fenómeno de formación de esporas por parte de Bacillus anthracis, y su resistencia al calor y a los agentes químicos. Poco más tarde, enunciaba los llamados Postulados de Koch, en los que demostraba plenamente la teoría microbiana de la enfermedad. Había nacido la Microbiología. 

Las publicaciones de Koch causaron un gran revuelo. En 1880 pasó de ser un anónimo médico rural a dirigir un laboratorio del Departamento de Salud del Reich. En 1891 fue nombrado director del Instituto de Enfermedades Infecciosas en Berlín. Desde allí, con muchos más medios, pudo descubrir los agentes causales de la tuberculosis y el cólera. Robert Koch recibió el premio Nobel de Medicina y Fisiología en 1905.


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