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viernes, 29 de julio de 2016

Los enemigos bajo las plantas de los pies.






 Suela de cartonaje de momia 
(332 a.C. - 395 d.C.)

Cartonaje 
Museo Egipcio. Turín. 



Tener los enemigos bajo los pies, pisotearlos, siempre ha sido el símbolo máximo de la victoria. También era así en el Egipto faraónico. En muchas representaciones pictóricas o escultóricas y en textos escritos se alude a que el faraón pisará a los enemigos del País de las dos Tierras, para dejar claro que los vencerá sin paliativos. 

Y este símil no es solamente privativo de Egipto, sino que puede darse en muchas otras culturas. Todavía hoy este símbolo persiste y en carteles o en declaraciones no es raro encontrar alusiones parecidas. 

La imagen que aportamos hoy es una declaración de principio en sí misma. Se trata de la suela de un cartonaje de momia, de época ptolemaica o romana. En contacto con las plantas de los pies, se representan con todo detalle dos personajes diferentes. Ambos están atados por los tobillos y por los brazos, por lo que sabemos que se trata de dos prisioneros de guerra. 

El de la derecha es de raza negra y tiene el pelo crespo. No es difícil suponer que es un nubio, el único pueblo de piel oscura que estaba en contacto directo con los egipcios y que tenía frontera con ellos por el sur. El prisionero de la izquierda tiene la piel blanca, lleva barba y el cabello rizado. Probablemente es un sirio, otro pueblo limítrofe, esta vez por el Noroeste. Los dos enemigos tradicionales de Egipto. El este de Egipto, muy desértico, apenas si albergaba algunas tribus libias, que aunque era otro de los enemigos era, por su escasa demografía, mucho menor. En el norte, Egipto limitaba con el Mar Mediterráneo, y de algunas islas vinieron en algunas ocasiones las invasiones de "los pueblos del mar". Pero los enemigos tradicionales, con los que Egipto mantuvo más conflictos fueron los nubios y los sirios. 

Y tanto el prisionero nubio como el sirio se ponen en contacto con la planta de los pies de la momia. Un símbolo de victoria sobre los enemigos, que en contacto simbólico con la planta de los pies serán pisoteados por toda la eternidad.   


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