Pareja besándose (Eros y Psique) (320-360 d.C.) Mosaico de la Villa del Casale (opus tessellatum) Piazza Armerina Sicilia |
Ver a una pareja besándose en el Imperio Romano era algo casi imposible. Los besos, aún los de los esposos eran algo privado y reservado a la estricta intimidad. La pudicitia, el pudor impedía mostrar estas manifestaciones de afecto y pasión. Otra cosa eran los besos de saludo, de despedida, de amistad o de felicitación. Pero eso ya es harina de otro costal.
Naturalmente, aunque restringidos al ámbito privado, existían los besos de amor. Los romanos distinguían tres tipos de besos:
- Osculum. Es el beso con los labios cerrados, no pasional. Su nombre deriva de os, boca, y es un diminutivo, tal vez alusivo a como se han de fruncir los labios para besar. Se usaba para designar los besos castos, i eran los rituales, los que se daban por ejemplo en las ceremonias (en la boda, por ejemplo). Era el único beso que una mujer podía dar en público, y de hecho constituía una obligación: cada día la mujer debía besar así a su marido y a todos los miembros de la familia. Era el ius osculi, del que hablaremos más tarde.
- Savium. Es el beso pasional, erótico, el beso de los enamorados o "el beso con lengua". Su nombre deriva de suavis: dulce, suave. También podía usarse el diminutivo saviolum, como encontramos en algún pasaje de Catulo.
- Basium. Es una forma tardía que apareció a principios del s. I d.C. coexistiendo con la palabra savium, (y por tanto era inicialmente un beso erótico) pero que fue adoptando el carácter de beso afectuoso, el que se da a la pareja o a los hijos.
Entre los romanos la mujer estaba obligada legalmente a besar al marido en la boca todos los días. Y no sólo a él, sino a todos los familiares (los suyos y los de su esposo) hasta los primos de segundo grado cuando los veía por primera vez. La ley que regulaba esta obligación era el ius osculi (derecho de beso).
Esta costumbre es muy antigua y se remonta a los orígenes de Roma, practicándose también en plena época imperial. Si nos sorprende esta extraña ley, más nos sorprenderá la finalidad de esta obligación del beso conyugal cotidiano: se debía a la necesidad de comprobar si la esposa había bebido vino! Es decir, el beso en la boca a la esposa era una especie de control de alcoholemia.
Durante una gran parte de la historia de Roma las esposas tenían vedado beber vino, hasta el punto que el marido tenía el derecho de matarlas si transgredían esta prohibición, en el caso que lo hubieran hecho a escondidas.
Evidentemente, la prohibición solo valía para las mujeres consideradas honestae, es decir respetables. Un mundo aparte eran las llamadas probrosae, las “desgraciadas”, un término que engloba todas las ocupaciones que los romanos no consideraban respetables en una buena mujer: prostitutas, bailarinas, actrices, cantantes o camareras, entre otras.
En la época imperial la prohibición de que las mujeres bebieran vino había caído en desuso, pero en algunos casos todavía se recurría a castigos de la esposa bebedora, sin ningún juicio previo, como encerrarla en una habitación, o incluso se podía aportar como un motivo de repudio. El historiador Valerio Máximo (s. I d.C.) refiere el caso de Egnacio Mecenio que asesinó a su esposa a palos por haberla encontrado bebida.
Sorprende la desproporción de un castigo por algo que nos cuesta de ver como una falta, y en caso que así se considere es algo realmente leve. La razón es que se equiparaba el hecho de beber vino al adulterio. Una mujer que bebía podía perder el control y cometer adulterio. Es decir, el beso en la boca a la esposa era el control de la fidelidad. Además se consideraba que si una mujer embarazada bebía vino, podía llegar a abortar, algo muy mal visto en Roma, especialmente en los tiempos de Augusto.
Busto del emperador Tiberio. Museo del Ara Pacis. Roma. |
Y para esto había el doble control de los besos de los familiares del marido que ratificaban o desmentían la posible acusación del esposo. Se podía así también salvar el honor familiar en el caso de que la sospecha fuera infundada.
Pero el ius osculi tenía además un inconveniente, ya que podía contagiar algunas enfermedades. Especialmente el herpes labial. Los constantes besos cotidianos a toda la familia favorecieron la difusión de esta enfermedad vírica. En la época del emperador Tiberio (14-37 d.C.) tuvo lugar una considerable epidemia de herpes labial. Para poner coto a esta enfermedad, el emperador llegó a prohibir el ius osculi, y a partir de entonces decayó esta costumbre.
Herpes simple labial |
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Els petons a Roma i l'herpes labial
Parella besant-se (Eros i Psique) (320-360 d.C.) Mosaic de la Villa del Casale (opus tessellatum) Piazza Armerina Sicilia |
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