La sala de enfermos con síndrome K (1943) Fotografia en B&N Hospital Fatebenefratelli. Roma Archivo |
En otra entrada del blog nos referimos a la creación de una falsa epidemia en la Polonia ocupada, que consiguió salvar muchas vidas, al evitar deportaciones a los campos de concentración nazis. Pero esta no fue la única. También hubo otra estratagema similar por lo menos, esta vez en Roma.
La noche del 16 de octubre de 1943, en plena ocupación nazi de Roma, las tropas alemanas irrumpieron en el barrio judío de la ciudad, arrestando a más de mil judíos romanos, que fueron deportados al campo de concentración de Auschwitz-Birkenau. De todos ellos, al final de la guerra solo 16 de ellos volvieron con vida.
A poca distancia de los arrestos masivos, tres médicos del hospital Fatebenefratelli, situado en la isla Tiberina, delante del gueto asistieron impotentes y con el corazón encogido a la tragedia. Eran el director del hospital, el cirujano Giovanni Borromeo; el psiquiatra Adriano Ossicini, miembro de la Resistencia y el Dr. Vittorio Emmanuele Sacerdoti, un médico judío que había perdido la licencia para ejercer por las leyes fascistas y que se escondía bajo una falsa identidad. Entre los tres urdieron un plan para proteger a un centenar de judíos que habían podido zafarse de los soldados. Los ingresaron en el hospital con un extraño diagnóstico: Síndrome K. Y añadieron la advertencia de que era una enfermedad extremadamente contagiosa y mortal. Esto aseguraba que los nazis no intentarían transportar a los moribundos.
Los conjurados eligieron la letra "K" en referencia a dos militares alemanes cuyo apellido comenzaba por K en ambos casos. El general Albert Kesselring, (alias "Albert el sonriente") que era el alto mando de las fuerzas de ocupación, encargado de mantener bajo control la Italia fascista y de defenderla de los Aliados que avanzaban por el sur. Y el teniente coronel de la Gestapo en Roma Herbert Kappler, que dirigió la detención masiva del gueto. En 1944 Kappler ordenó la masacre de las fosas Ardeatinas, un asesinato en masa de judíos italianos y prisioneros políticos. Ambos militares acabaron siendo juzgados y condenados por sus crímenes de guerra.
El general de las SS Albert Kesserling, apodado "Albert el sonriente". La K inicial de su apellido inspiró el nombre de "síndrome K" |
El teniente coronel de la Gestapo Herbert Adolf Kappler (el tercero por la izquierda) con otros oficiales alemanes. |
Pronto la nueva enfermedad se convirtió en una auténtica epidemia, entre los judíos perseguidos. Los médicos advirtieron a las autoridades alemanas que era una enfermedad peligrosa que necesitaba un aislamiento estricto. Habilitaron una toda planta del hospital para poder ingresar adecuadamente a los judíos "contagiados", incluyendo niños. A todos ellos se les advertía que tosieran si veían a algún soldado alemán cerca. Allí los judíos perseguidos se sentían seguros.
La falsa epidemia era un secreto incluso para la mayoría de los médicos del Cuando las SS entraron en el hospital, los médicos y religiosos explicaron a los alemanes que detrás de las puertas de dos salas especiales se encontraban enfermos que padecían esa terrible enfermedad, el síndrome K, y que algunos estaban en estado terminal. Los oficiales creyeron que la misteriosa K se refería al bacilo de Koch, el agente causal de la tuberculosis, y no se atrevieron a abrir las puertas de la sala. Además -probablemente pensaron- no valía la pena exponerse al contagio para detener y enviar a los campos de la muerte a unos judíos que iban a morir de todos modos.
Al cabo de cierto tiempo de estancia en el hospital, los médicos les extendían un certificado de defunción. En aquel momento, recibían un pasaporte con una identidad falsa, que imprimía una tipografía clandestina del barrio de Trastevere y los sacaban del hospital por la noche para llevarlos a destinos seguros.
Solo una vez los nazis intentaron aclarar el origen del misterioso síndrome K. Enviaron un médico militar para inspeccionar el hospìtal. Borromeo, que hablaba alemán, lo recibió con una mascarillay le explicó que se trataba de una enfermedad neurodegenerativa letal, que causaba fuertes dolores de cabeza y vómitos. El médico alemán hizo una visita rápida a distancia de los falsos enfermos y abandonó el centro rápidamente.
Hace poco, se ha celebrado el Día Internacional de las víctimas del Holocausto, en recuerdo de la liberación del campo de Auschwitz-Birkenau, el 27 de enero de 1945. Más de 9.000 judíos italianos fueron deportados a los campos de exterminio durante la Segunda Guerra Mundial.
El nombre de Giovanni Borromeo figura en la lista de justos de Yad Vashem. La Fundación Internacional Raoul Wallenberg ha atribuido el 21 de junio el prestigioso reconocimiento de “Casa de vida” al hospital Fatebenefratelli. También se rodó una película ("My Italian secret") sobre esta emotiva historia.
My Italian secret. Gli eroi dimenticati. Morbo di K
L'Ospedale Fatebenefratelli all'Isola Tiberina a Roma riceve dalla Fondazione Raoul Wallenberg
No hay comentarios:
Publicar un comentario