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viernes, 19 de junio de 2020

1.500 artículos y 1.215.000 lecturas en "Un dermatólogo en el museo"





Blog "Un dermatólogo en el museo": 
1.500 artículos y 1.215.000 lecturas

El blog "Un dermatólogo en el museo" ha alcanzado esta semana los 1.500 posts publicados. Un gran número de artículos, sin duda, en los que se han tratado numerosos temas relacionados con la patología representada en el arte, con especial atención a las enfermedades de la piel o a los síntomas cutáneos de la patología sistémica. Pero también se han considerado otras cuestiones. En otras entradas hemos prestado atención a un aspecto frecuentemente olvidado como es la historia de la cosmética o de la higiene cutánea, e incluso a costumbres sociales como los tatuajes o las modificaciones corporales. También hemos tratado algunos pasajes de la Historia de la Medicina o apuntes biográficos de médicos insignes, algunas noticias médicas, farmacéuticas o biológicas de actualidad; interpretación de mitos, símbolos y leyendas; creencias de medicina popular; etc. En los últimos meses, muchos de los posts se han referido a la Covid-19 o a diversos episodios históricos de otras epidemias, en un intento de satisfacer el natural interés e inquietud que ha provocado la pandemia, que tanto ha modificado (y modificará) nuestra vida y el curso de la historia.  


Incremento del blog desde su inicio (número de lecturas por mes)

En todos estos escritos hemos intentado interrelacionar siempre arte, historia y medicina, nuestro leit-motiv desde un principio, y nuestra razón de ser, en un intento de borrar o difuminar al menos las artificiosas fronteras entre las Ciencias y las Artes, en la profunda creencia de que ambas forman parte del único conocimiento humano. En definitiva, la visión de un médico (dermatólogo, en este caso) ante la historia y el arte. 

La comunicación que hemos establecido en el blog con los lectores de todo el mundo se ha visto reconocida por la gran acogida de nuestros lectores, lo que se demuestra en que que ya se ha rebasado ampliamente las 1.215.000 lecturas

Gracias a todos por vuestra acogida y por la intensa comunicación que establezco con los lectores de tantos países y por los mensajes y comentarios que continuamente me hacéis llegar. 

Distribución de los países en los que el blog obtiene un mayor número de lecturas







jueves, 18 de junio de 2020

Visones con Covid-19

File:Exhibit Museum of Natural History, Ann Arbor - IMG 9039.JPG





Visón (Mustela vison) 

Restos animales disecados
Museum of Natural History 
University of Michigan. 
Ann Arbor, Michigan (EEUU) 




Aunque la demanda de abrigos de piel de visón ha caído considerablemente y las protestas de los grupos animalistas han puesto en entredicho la cría de estos mustélidos, la cría de visones para la producción de pieles de estos animales se sigue llevando a cabo en muchos lugares del mundo. En muchos países se contempla una desaparición de las granjas productoras de estos animales por razones éticas en pocos años. Pero todavía existen numerosos criaderos.  

La semana pasada abatieron miles de visones en los Países Bajos, muchos de ellos recién nacidos a causa de la presencia del coronavirus en los criadores. Un hecho determinante para esta decisión fue que los animales transmitieron la Covid-19 a dos de sus cuidadores por lo menos. Por esta razón el gobierno holandés prefirió no correr riesgos y dispuso el sacrificio masivo de estos mustélidos. 

Desde hace meses se conocía que diversos animales pueden contraer el virus SARS-CoV2 a partir de personas contagiosas. La lista de especies en los que se ha podido demostrar la presencia de este coronavirus es bastante larga: perros, gatos, hamsters, macacos, hurones, y tigres. Aunque seguimos sin saber a ciencia cierta a través de que animales se originó la pandemia (murciélagos, pangolines, cerdos...?) 
Visón (Mustela vison) Natural Museum of Ireland. Dublín.

Los criadores de visones de los Países Bajos se dieron cuenta de la presencia de coronavirus a finales de abril, cuando en dos de las granjas de visones (una de 12.000 animales y otra de 7.500) observaron que los animales presentaban aumento de la mucosidad nasal y mostraban dificultad respiratoria. Además había aumentado la mortalidad. La investigación sanitaria posterior pudo reconstruir la cadena de contagio de algunos operarios de la granja a los visones, y tras los primeros casos, la infección se propagó entre los mustélidos.

En las semansa siguientes la epidemia de Covid-19 afectó a alrededor del 10% de los visones de la granja. En unos ejemplares el coronavirus se demostró mucho más letal que en otros, aunque los investigadores no saben explicar todavía la causa de estas diferencias. 

Cuando alrededor de un 90% de los visones de la granja son positivos a los test, la epidemia tiende a detenerse, ya que la casi totalidad de los visones ya han desarrollado anticuerpos y mantienen un cierto nivel de inmunidad (aunque todavía no está clara ni su duración ni su nivel de eficacia).

La lamentable situación producida en las granjas de visones podría sin embargo ser útil para comprender mejor la pandemia. Estudiando estos focos de los criaderos los investigadores confían que podrán descubrir algo más sobre el coronavirus y los mecanismos que usa para difundirse, pasando entre diversas especies. 

El gobierno holandés ha previsto compensaciones económicas para los propietarios de los criaderos que han tenido que sacrificar en masa sus visones. Sin embargo, hay que señalar que la producción de piel de visón está en claro declive por la caída de la demanda y está prevista que desaparezca de los Países Bajos a partir de 2024 por motivos éticos. 

Más recientemente Dinamarca ha procedido a eliminar 17 millones de visones, al detectar que se había producido en ellos una mutación del virus SARS-CoV2 que puede amenazar la eficacia de las vacunas contra la Covid-19 en curso de investigación. 


miércoles, 17 de junio de 2020

Las Meninas: (y VII) Nicolasito Pertusato, enanismo hipofisario.








Diego Velázquez 

Las Meninas (detalle)
(1656)

Óleo sobre lienzo 320,5 x 281,5 cm
Museo del Prado. Madrid





Continuamos comentando algunos aspectos patológicos presentes en el cuadro de Las Meninas, y que ya iniciamos en otra entrada del blog, en el que tratamos del enanismo acondroplásico y la macrocefalia de Maribárbola.  

En el famoso cuadro de Velázquez, al lado de Maribárbola podemos ver otro enano, que inquieto y travieso, está propinando un puntapié al perro que está sentado delante de Maribárbola. El mastín, con gesto contenido, cierra los ojos, paciente y estoico, como si estuviera ya cansado de las constantes travesuras del pequeño personaje. 

El que está pateando al resignado can no es otro que Nicolasito Pertusato, otro de los numerosos enanos de la Corte. Sin embargo, a diferencia de Maribárbola, tiene todos sus miembros proporcionados: los brazos y las piernas no son cortos como en las acondroplasias, ni la cabeza más grande de lo que cabría esperar. Lo que llama la atención es su pequeña estatura, hasta el punto que casi podría confundirse con un niño. Pero ya Antonio Palomino, en 1724, al comentar el cuadro de Las Meninas,  dejó clara su condición de enano: 
en principal término está un perro echado y junto a él Nicolasico Pertusato, enano, pisándolo, para explicar a el mismo tiempo, que su ferocidad en la figura, lo doméstico, y manso en el sufrimiento; pues cuando le retrataban se quedaba inmóvil en la acción, que le ponían; esta figura es obscura, y principal, y hace a la composición gran armonía

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Las Meninas, en la personal interpretación de Picasso.
En el centro, de azul, Maribárbola. A la derecha, en rojo,
Nicolasito Pertusato, dando una patada al perro.
(Museo Picasso, Barcelona). 

Pertusato, pues, adolece de un tipo de enanismo diferente al de Maribárbola. Probablemente un enanismo hipofisario por escasa producción de la hormona de crecimiento, que estimula las somatomedinas o IGF-I que actúan en los múltiples fenómenos involucrados en el crecimiento de todos los órganos y tejidos. Las causas que lo producen pueden ser de distinta naturaleza: 


  • Tumores: Son la causa más frecuente, especialmente el craneofaringioma, que puede producir hipopituitarismo.
  • Defectos en el desarrollo que ocasionan un déficit hipofisario (disgenesia hipofisaria).
  • Alteraciones genéticas que inactivan al gen receptor de la GH. En estos casos la secreción de hormona es normal, pero la GH es incapaz de realizar su acción biológica.
  • Traumatismos durante el parto, a partir de maniobras obstétricas.
  • Infecciones.
La sintomatología suele manifestarse alrededor de la pubertad. La edad ósea está muy retardada y como consecuencia la talla es muy corta. La piel presenta una coloración pálido-amarillenta.  La voz es aguda y chillona y la dentición suele estar atrasada. En los varones el pene suele ser más pequeño de lo habitual. El aspecto general es aniñado con «aspecto de muñeco».  

No era éste el único enano proporcionado en la Corte. Madame de Villars comenta al menos otro de similares características en la Corte de Carlos II, describiéndolo de la siguiente forma: 
nunca vi cosa tan linda como el enano del rey llamado Luisillo, nacido en Flandes; maravilla su pequeñez y está perfectamente proporcionado. Tiene linda cara, bonita cabeza y más talento del que pueda imaginarse” 
Nicolás Pertusato  (1635-1710) era de familia noble, oriunda de Alessandria de la Paglia, en el Milanesado. Por su pequeña estatura había entrado a formar parte de la "gente de placer" de la Corte de Felipe IV, siendo la reina Mariana de Austria su principal valedora. Es sabido que los enanos y otras rarezas patológicas eran muy apreciados en las Cortes del Barroco, donde aparte de proporcionar distracción a los cortesanos, y realizar otros servicios, se exhibía su patología como un exotismo. El Barroco buscaba lo raro, lo bizarro y lo diferente, como curiosidad, para ser exhibidos y sorprender. En el Barroco todo era teatralidad, apariencia y oropeles.  

El expediente de Pertusato como enano termina en 1660. A partir de 1664, Nicolás presta servicio como criado de la Cámara. Ya nadie le llama Nicolasito. Se ha transformado en Nicolás e incluso hay quien le llama Don Nicolás. Durante el reinado de Carlos II es designado ayuda de Cámara como merced particular (1675).  


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Felipe IV, cazador

Nicolás Pertusato fue probablemente el último bufón de los muchos que pululaban en la Corte hispánica. Los historiadores cifran en cerca de 130 bufones entre 1563 y 1710 (80 hombres y 47 mujeres) que atendiendo a sus apellidos parecen ser de muy variada procedencia: Castilla, Galicia, Vizcaya, Flandes, Nápoles y Catalunya. Generalmente constan con diminutivos en los registros de la Corte madrileña, y también con un apelativo asociado a su discapacidad física o intelectual. Por este motivo conocemos también sus variadas patologías: enano, loco, barbuda, la de todo el mundo, la monstrua, el pigmeo... 

Pero el cometido de los bufones y gente de placer de la Corte madrileña no era solo jocoso, ni hacer burlas y bromas a las damas y caballeros.  En definitiva, tenían un papel que excedía con mucho el de payaso y malabarista. Algunos de aquellos personajes adquirirían un papel destacado como espías, una función adecuada si tenemos en cuenta la facilidad con la que podían colarse en uno u otro corro con el pretexto de realizar bromas y travesuras. Prestaban servicios a alguna de las facciones palaciegas que se disputaban el poder durante el s. XVII. Conocemos las actividades de espionaje de algunos de ellos: Sebastián de Morra, Juan Rana, Manuelillo de Gante, Cristóbal Castañeda (llamado Barbarroja)  y también Nicolasito Pertusato. 


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El bufón Cristóbal Castañeda "Barbarroja"


Para ilustrar las actividades informativas que proporcionaban los bufones al bando contratante podemos recordar un incidente cortesano. El bufón Cristóbal Castañeda "Barbarroja", estaba a sueldo del poderoso e intrigante Fernando de Austria, hermano de Felipe IV y nombrado cardenal-infante debió pasar alguna información sobre el bando contrario, el del Conde Duque de Olivares. A Olivares, ministro plenipotenciario no le debió sentar nada bien, porque tomó represalias y expulsó de la Corte a Barbarroja.   
En un momento político delicado (Portugal se estaba escindiendo y estaba a punto de estallar la Guerra dels Segadors en Catalunya, el rey tomó la determinación de reducir las posibilidades de espionaje en palacio, y la de la sustracción de documentos, por lo que dictó la siguiente disposición: 
Para que no suceda el faltar de los aposentos de la reina algunas cosas, como ha sucedido, y lo mismo en los míos, se previenen las cosas que ha parecido convenientes y se ha dado orden para ello al duque de Alba y a vos la doy para que cuando salieren por la Ante-Cámara y Saleta los muchachos y los locos (referido a los bufones) no los dejen ir hasta haber sabido de los reposteros de camas si falta alguna cosa, para que con este cuidado tengan las cosas el buen cobro que conviene. Vos se lo ordenaréis a los dichos reposteros de camas y los ujieres de saleta.- En Madrid, a 19 de noviembre de 1633-. Al Marqués de Santa Cruz”.
Fue a partir de aquella orden que algunos de los bufones-espía se dirigieron a cumplir misiones en el exterior. Por ejemplo, sabemos que Manuelillo de Gante fue comisionado por el conde-duque de Olivares y por el rey Felipe IV para realizar una misteriosa misión en Italia (1637). Sin embargo, tal vez se encaminaba a otro destino. El caso es que Manuelillo volvió precipitadamente a la corte —después de estar en paradero desconocido durante 4 años— después del asesinato del Presidente de la I República Catalana, el canónigo Pau Claris, que en enero de 1641 había proclamado una efímera República que acabó en protectorado francés al cabo de pocos días. No quiere decir que Manuelillo fuese el magnicida, ni siquiera sabemos si estuvo en la escena del crimen. Pero sí sabemos que Manuelillo conocía bien Barcelona, ya que había vivido allí en la época en la que su señor, el cardenal-infante había sido virrey de Catalunya (1632-1633). Puede ser que el bufón reconvertido en espía hubiese participado de alguna manera en la conspiración que acabó con la vida del infortunado Pau Claris. 

Algo parecido sucedió con Nicolasito a quien también llamaban "la sabandija de palacio". Seguía vinculado a la Corte a la muerte de Carlos II y probablemente actuó como espía doble y participó en las intrigas durante el período en que se intentaba instaurar la dinastía borbónica en la figura de Felipe de Anjou (Felipe V). En sus últimos años obtuvo el reconocimiento de la princesa de los Ursinos, que había acompañado a Felipe de Anjou (entronizado al fin como Felipe V), que apartó del poder a las oligarquías castellanas.


Bibliografía

Pons, M. Los bufones de la corte hispánica. ¿Payasos o espías? El Nacional. https://www.elnacional.cat/es/cultura/marc-pons-bufones-de-la-corte-hispanica-payasos-o-espias_444771_102.html




Las Meninas, Is this the best painting of the history? 



martes, 16 de junio de 2020

Las Meninas: (VI) La acondroplasia de Maribárbola

Imagen relacionada




Diego Velázquez 

Las Meninas (detalle)
(1899)

Óleo sobre lienzo 320,5 x 281,5 cm
Museo del Prado. Madrid





En el cuadro de Las Meninas, al lado de la escena central de la infanta Margarita y sus damas, hay un par de bufones o "gente de placer", formado por un personaje femenino con una cabeza desproporcionada, y un jovencito que importuna a un paciente perro. 

El personaje femenino es el que presenta una patología más evidente de todo el cuadro: un caso de enanismo acondroplásico. En la obra de Velázquez, tan pródiga en representar casos patológicos, encontramos otras representaciones de esta enfermedad genética, y no es de extrañar, ya que en el Alcázar vivían más de 40 enanos. 

La llamaban Maribárbola, un apócope de su nombre, María Bárbara Asquín. Era una enana de origen alemán que había estado al servicio de la condesa de Villerbal y Walther, pasando a formar parte de la Corte (14 de abril de 1651) como personal remunerado, recibiendo 
"paga, raciones y cuatro libras de nieve durante el verano"
Parece ser que la enana, cuando podía, frecuentaba el estudio de Velázquez (en el mismo Alcázar) para verle pintar. Por eso el pintor le tenía un cierto afecto y la representó en el cuadro. Maribárbola aparece en Las Meninas de frente, mirando al espectador con una mirada de orgullo desafiante. 

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Una versión de Maribárbola, según Botero. 


La acondroplasia es un trastorno del crecimiento de los huesos que ocasiona el tipo más común de enanismo. Se trata de una enfermedad que puede transmitirse por herencia autosómica dominante. Su prevalencia es de 1 caso cada 25.000 nacimientos. La acondroplasia suele aparecer como una mutación espontánea (75% de los casos) y el 25% restante son trastornos autosómicos dominantes, es decir, heredados de los padres.  Se ha localizado el gen transmisor en el cromosoma 4.P 16.3 (brazo corto del cromosoma 4).

En el 97% de los casos, la acondroplasia está causada por una mutación puntual en G38OR debida a la sustitución de la Glicina 380 por Arginina en el fragmento transmembranal del receptor 3 del factor de crecimiento fibroblástico (FGFR3). Menos frecuentemente la causa puede ser la sustitución de la Glicina 375 por Cisteína. El receptor FGFR3 pertenece a una familia de receptores estructuralmente relacionados de quinasas dependientes de tirosina, y codificadas por cuatro genes diferentes que originan múltiples variantes del receptor. Las mutaciones producidas en los casos de acondroplasia inducen una activación excesiva del fragmento catalítico del receptor, la quinasa dependiente de tirosina. Se produce así una malformación en el desarrollo de los cartílagos, con una calcificación acelerada que impide el crecimiento normal de los huesos. 


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Pablo Picasso. Las Meninas: Isabel de Velasco, María Bárbola y Nicolasito Pertusato (1957). Óleo sobre tela. 130 x 96 cm. Museo Picasso, Barcelona. 


Los acondroplásicos presentan una baja estatura (altura media de entre 110 y 140 cm). La cabeza es grande, con frente prominente, puente nasal ensanchado, e hipoplasia mediofacial. Las extremidades son desproporcionadamente cortas, con  manos en tridente (separación entre los dedos mediano y anular). La columna vertebral tiene una longitud normal, lo que acentúa la diferencia del tronco con las extremidades y lordosis de la columna lumbar, con genu varum. El desarrollo cognitivo suele ser normal.

Estos signos objetivos, que en el rostro producen fealdad, fueron magistralmente captados por el pincel de Velázquez en el rostro de Maribárbola. Se dice que por estas razones ella rechazaba mirarse en el espejo.

Al lado de Maribárbola está otro enano, Nicolasito Pertusato, el que aparece dando un puntapié al perro. En este caso, se trata de otro tipo de enanismo, ya que sus miembros están bien proporcionados. Pero de este caso trataremos en otro artículo del blog. 



Velázquez, Las Meninas







lunes, 15 de junio de 2020

Las Meninas: (V) Bucarofagia

bucarofagia hashtag on Twitter






Diego Velázquez

Las Meninas 
(detalle) 


Óleo sobre lienzo. Escultura en piedra. 
Museo del Prado. Madrid. 





Uno de los hechos que sorprenden más del cuadro de las Meninas es la ofrenda que hace la Menina María Agustina Sarmiento a la infanta Margarita: una pequeña jarrita de barro rojizo. 

¿Qué hace un objeto tan humilde, una cerámica popular en una cámara real? ¿Por que este objeto constituye el centro de atención de toda la pintura y se sitúa precisamente en el centro, en donde convergen todas las miradas?

Se trata de lo que se conocía como un búcaro, una palabra de origen latino (butticula = tonelito). Con este nombre se denominaba a un recipiente de vientre abombado y cuello angosto, hecho con una arcilla roja especial. La finura y porosidad del material mantenía el agua fresca. La arcilla solía mezclarse con ámbar gris y especias para proporcionar un olor característico al agua contenida en la jarra, que quedaba así aromatizada. Los búcaros más preciados provenían de Estremoz (Portugal) y de Tonalá (México), por ser los más finos y fáciles de masticar, aunque también se elaboraban en Talavera de la Reina, Salvatierra de los Barros (Badajoz) o Garrovillas (Cáceres).

Pero los búcaros, además de contener agua fresca y aromática para beber, tenían otra finalidad. Tras beber el agua, el frágil recipiente vacío se rompía en pequeños trozos y se ingería. Una costumbre que nos puede parecer extraña pero que era muy habitual en la época. 

La hija heredera del rey Felipe IV
El búcaro de Las Meninas de Velázquez. 

La bucarofagia (literalmente "comer búcaros") no se hacía con un fin gastronómico ni era producto de una patología psiquiátrica. Tenía una finalidad médica y cosmética. En aquella época se consideraba la blancura de la piel femenina como algo especialmente seductor, y que se perseguía a toda costa. Un sistema para adquirir ese color de piel, era masticar y comer los fragmentos de recipientes de barro, lo que producía bloqueo de la absorción de hierro, una forma de clorosis o anemia. El mecanismo por el que se obraba este efecto era lo que se denominaba “opilación” (obstrucción), bloqueando los conductos biliares. A veces, el tinte cutáneo conseguido era entre blanco y amarillento, dando un aspecto enfermizo. 

Además de este aspecto "cosmético" tenía también propiedades médicas, ya que hacía disminuir o desaparecer el flujo menstrual, lo que hacía que muchas mujeres lo consumieran con finalidad anticonceptiva. Algunas sustancias contenidas en la arcilla producían incluso un cierto efecto narcótico y alucinógeno, por lo que había auténticas adicciones. Esto dio lugar incluso a la desaprobación de la Iglesia, que imponía la abstención de tomar barro desde púlpitos y confesionarios. 

El búcaro de la Infanta Margarita corresponde a la dosis que era habitual: “un búcaro al día”. Después de beber su contenido de agua fresca, la Infanta lo mordería y masticaría en pequeños trozos con delectación.


Búcaros de barro de Estremoz (s. XVI-XVII). Patrimonio Nacional 

Ya hemos comentado en otra entrada del blog que la infanta Margarita padecía un síndrome de Albright, que incluye entre otras cosas una pubertad precoz. Es posible pues, que en su caso practicara la bucarofagia para evitar la menstruación, que al parecer era abundante y dolorosa. Y debía ser un tratamiento habitual a juzgar por la marcada palidez casi amarillenta de su piel. 

Tenemos otros ejemplos de bucarofagia, como es el caso de María Luisa de Orleans (1662-1689), esposa del rey Carlos II El Hechizado. En este caso, el consumo de arcilla pretendía alargar las menstruaciones y favorecer la concepción de un heredero al trono, ya que también se creía que favorecía la fecundación, ya que al producir un retraso en la regla, se consideraba que la «acción seminal» se mantenía por más tiempo en el cuerpo de la mujer. La reina, en vez de lograr su objetivo, fue víctima de una obstrucción intestinal y falleció a muy temprana edad.


Las Meninas: la restauración portuguesa y el barro comestible ...
Alonso Sánchez Coello: Doña Juana de Mendoza con un enano (circa 1585).
Óleo sobre lienzo, 149 × 125 cm. Madrid, Fundación Banco Santander.
Obsérvese que el enano está ofreciendo un búcaro a su señora. 



Porque como casi todas las terapéuticas, la bucarofagia ocasionaba también efectos secundarios. Además de los casos de obstrucción intestinal, el consumo habitual de arcilla provocaba un inevitable envenenamiento por plomo, mercurio y arsénico, crisis biliares y anemias agudas, por lo que los médicos recomendaban “curas”  contra esa toxicidad. El remedio médico más curioso era “tomar acero”, es decir, beber (en ayunas) agua en la que se había enfriado una barra de hierro candente.

Las referencias al consumo de esta cerámica son recurrentes en la literatura del Siglo de Oro español. Autores como Góngora, Quevedo o Lope de Vega retratan esta peculiar costumbre en sus obras, generalmente de forma satírica y a veces un poco cruel con las mujeres que llevaban a cabo esta práctica. 
Quevedo tiene un poema que dedica
«A Amarili que tenía unos pedazos de búcaro en la boca y estaba muy al cabo de comerlos» 
También hallamos un pasaje de Góngora: 
"Que la de color quebrado culpe al barro colorado bien puede ser mas que no entendamos todos que aquestos barros son lodos, no puede ser"
En "El acero de Madrid" (1608), de Lope de Vega encontramos: 
"Niña de color quebrado, o tienes amor o comes barro". 
"Belisa, de haber comido este barro portugués sospecho que está opilada".
Y en "La Dorotea" (1632), del mismo autor: 
JULIO - ¿Qué traes en esta bolsita? 
CLARA - Unos pedazos de barro que come mi señora; bien los puedes comer, que tienen ámbar.  
JULIO - No los gasto de Portugal, mejor como búcaros de Garrovillas.
En los diarios de la monja cronista Sor Estefanía de la Encarnación (1597-1665) encontramos esta referencia a la bucarofagia y a su poder adictivo: 

“... como lo había visto comer (el barro) en casa de la marquesa de La Laguna, dio en parecerme bien y en desear probarlo" 
"Un año entero me costó quitarme de ese vicio” [aunque] “durante ese tiempo fue cuando vi a Dios con más claridad”.
El consumo de búcaros por monjas y religiosas parece deberse por una parte a una práctica dirigida a evitar embarazos, pero sobre todo, para buscar el estado psicodélico necesario para alcanzar los éxtasis místicos como los que describía  Santa Teresa de Jesús.

El consumo de arcilla no ha desaparecido del todo. En muchas páginas de internet pueden encontrarse en la actualidad recomendaciones para consumir pequeñas cantidades de arcilla en diversas dietas. Se trata de una moda no exenta de peligros, pero a la que se atribuyen increíbles propiedades terapéuticas, afirmando, por ejemplo, que ayuda a desintoxicar el cuerpo, favorece la pérdida de peso y combate la anemia (!!??).



Bibliografía

Castro F. (blog) La bucarofagia (Comer búcaros) en el siglo de oro https://medium.com/@francisco.castr/ni%C3%B1a-del-color-quebrado-a0b07c027ed3

Fonsado (blog): El búcaro de las Meninas. (13 de julio 2009) http://www.fonsado.com/2009/07/el-bucaro-de-las-meninas.html

Góngora y Argote, Luis. Letrillas, ed. por Robert Jammes, Madrid, Castalia, 1980, p. 121.

Luis Góngora y Argote, Letrillas, ed. por Robert Jammes, Madrid, Castalia, 1980, p. 121.

La mitad desconocida (blog) Salud y belleza femenina en la Historia La Bucarofagia. https://lamitadesconocida.wordpress.com/2019/03/15/salud-y-belleza-femenina-en-la-historia-i-la-bucarofagia/

Seseña N (2009) El vicio del barro. Madrid: Ediciones del Viso.

Tostado F.J. La anemia de las meninas (y de muchos otros)  https://franciscojaviertostado.com/2018/10/17/la-anemia-de-las-meninas-y-de-muchos-otros/




Otros ojos para ver el Prado: Las Meninas, de Velázquez