Pecopterys monyi Fósil del Museo de la minería de León (Foto Isabel Sánchez) |
Los helechos son plantas sin semilla cuyas características morfológicas más sobresalientes son sus hojas grandes llamadas frondes, usualmente pinadas y con prefoliación circinada. Algunas especies, como el helecho águila (Pteridium aquilinum) o la azolla (Azolla filiculoides) son extremadamente comunes y se encuentran repartidas por toda la superficie terrestre. Los helechos pueblan la tierra desde tiempos remotos. Tanto, que a veces los podemos encontrar fosilizados como en el fósil que encabeza este artículo, encontrado en la escombrera de una mina de León.
Los helechos poseen la capacidad de regenerarse aunque se corten sus hojas. De hecho, desaparecen durante el invierno y resurgen de la tierra a partir de su rizoma subterráneo. Cuando brotan, lo hacen con inusitada fuerza, desarrollando sus frondas súbitamente a partir de un nódulo espiral. Es por esto que aparecen representados en muchos capiteles románicos, en los que evocan la resurrección, el resurgimiento súbito de la vida.
Pero no es de esto de lo que os quiero hablar hoy, sino de algo tan diferente (aparentemente) como de las lesiones cutáneas causadas por la fulguración de un rayo, y que toman una forma muy parecida a los helechos. La propuesta de tratar este tema parte de mi amiga y habitual lectora del blog la Dra. Rosa Dinarés, que además de radióloga y egiptóloga, tiene una insaciable curiosidad por muchos otros temas. Le agradezco mucho su interesante propuesta.
La forma de los helechos la encontramos en las figuras de Lichtenberg. Son imágenes producidas por descargas eléctricas ramificadas, arborescentes, que a veces se forman sobre la superficie o en el interior de materiales aislantes. Reciben este nombre porque fueron descritas por primera vez por el físico alemán Georg Christian Lichtenberg (1742-1799), en su obra Super nova methodo motum ac naturam fluidi electrici investigandi (Göttinger Novi Commentarii, Göttingen, 1777). Estas figuras suscitaron un gran interés en su tiempo.
En las personas que reciben la descarga de un rayo y logran sobrevivir, estas figuras pueden aparecer sobre la piel. Son un signo patognomónico de la fulguración y forman una marca roja, ramificada y dendrítica, de aspecto similar a las frondas de un helecho, que se puede ver aproximadamente en un tercio los casos de las personas que han sobrevivido a la descarga de un rayo. Su aspecto es similar al de un tatuaje producido mediante escarificación. Están causadas por la ruptura de los capilares subcutáneos por lo que en general suelen desaparecer al cabo de algunos días.
Actualmente, los accidentes por rayos son bastante raros, aunque al parecer son cada vez más frecuentes. Se calcula que se produce 1-1,5 casos por millón de habitantes y año, aunque al parecer esta proporción está en aumento.
En otra entrada del blog tratamos con mayor detalle las consecuencias que puede tener ser alcanzado por un rayo.
Para terminar os dejo con una obra de arte contemporáneo que usa las bellísimas formas de los helechos. Una obra de Manolo Valdés, Helechos plateados (2018)
Diversas especies de helechos junto a un arroyo. Fragas del Eume (Galicia) |
La fronda de un helecho surge de repente del suelo, con terminaciones características en forma esférica o espiral, que se despliegan en poco tiempo. Helecho desplegándose. Fervenza do Toxa (Galicia) |
Capiteles visigóticos con helechos, sobre columnas romanas de mármol reutilizadas. Santa Comba de Bande (s. VIII-IX). |
Capitel románico con helechos desplegándose. Monasterio de Sacramenia. |
Pero no es de esto de lo que os quiero hablar hoy, sino de algo tan diferente (aparentemente) como de las lesiones cutáneas causadas por la fulguración de un rayo, y que toman una forma muy parecida a los helechos. La propuesta de tratar este tema parte de mi amiga y habitual lectora del blog la Dra. Rosa Dinarés, que además de radióloga y egiptóloga, tiene una insaciable curiosidad por muchos otros temas. Le agradezco mucho su interesante propuesta.
Caso de figuras de Lichtenberg (tomado de Fabián Gilberto Meza Rojasa, Letzi Carolina Rodríguez Cázares). |
En las personas que reciben la descarga de un rayo y logran sobrevivir, estas figuras pueden aparecer sobre la piel. Son un signo patognomónico de la fulguración y forman una marca roja, ramificada y dendrítica, de aspecto similar a las frondas de un helecho, que se puede ver aproximadamente en un tercio los casos de las personas que han sobrevivido a la descarga de un rayo. Su aspecto es similar al de un tatuaje producido mediante escarificación. Están causadas por la ruptura de los capilares subcutáneos por lo que en general suelen desaparecer al cabo de algunos días.
Actualmente, los accidentes por rayos son bastante raros, aunque al parecer son cada vez más frecuentes. Se calcula que se produce 1-1,5 casos por millón de habitantes y año, aunque al parecer esta proporción está en aumento.
En otra entrada del blog tratamos con mayor detalle las consecuencias que puede tener ser alcanzado por un rayo.
Para terminar os dejo con una obra de arte contemporáneo que usa las bellísimas formas de los helechos. Una obra de Manolo Valdés, Helechos plateados (2018)
Manolo Valdés, Helechos plateados (2018) |
Bibliografía
Fabián Gilberto Meza Rojasa, Letzi Carolina Rodríguez Cázares. Casos clínicos. Lesiones por fulguración: aspectos clínicos y médicos legales.Vol. 60, n.o 2, Marzo-Abril 2017. scielo.org.mx.
El Císter ibérico. Monasterio de Sacramenia.
https://www.elcisteriberico.com/Paginas/castillaleon/Sacramenia/Sacramenia%20Iglesia.html
El Císter ibérico. Monasterio de Sacramenia.
https://www.elcisteriberico.com/Paginas/castillaleon/Sacramenia/Sacramenia%20Iglesia.html
Muchas gracias muy interesante, Tlaxcala México.
ResponderEliminarCelebro que te haya gustado. Te agradezco tu comentario y la lectura de este blog. Un saludo
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