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martes, 11 de febrero de 2020

La enfermedad, atracción de circo: (III) Otros casos de gigantismo







Esqueleto de Agustín Luengo
"el gigante extremeño"

 Restos humanos  
  
Museo de Antropología de Madrid




En una entrada anterior nos referíamos al gigantismo hipofisario (generalmente causados por adenomas)  y como fueron expuestos públicamente a la curiosidad pública en circos o espectáculos de feria en los s. XIX y primera mitad del XX. Comentaremos hoy algunos casos de gigantismo que fueron motivo de exhibición y que fueron particularmente notorios. 


La fotografía que encabeza la entrada de hoy es la del esqueleto de Agustín Luengo Capilla (1849-1875) que se encuentra en el Museo de Antropología de Madrid. Agustín era un gigante extremeño de 2,33 m, que se exhibía por su cuenta en ferias y mercados, por un módico precio. Pronto adquirió bastante popularidad e incluso el rey Alfonso XII le regaló un par de botas hechas a medida. No fue ésta su única prebenda: un antropólogo le ofreció 1500 pesetas por adelantado y una pequeña pensión para el resto de su vida (2,50 pesetas diarias) si Luengo accedía -y accedió- a cederle su esqueleto al morir. El joven dedicó aquel extravagante sueldo a divertirse en fiestas y saraos nocturnos en Madrid. Murió al cabo de poco tiempo de tuberculosis, a los 26 años. 



Agustín Luengo Capilla

Otro caso fue el de John A. Aasen (1890-1938), estadounidense de raíces noruegas. A los 10 años, tras morir sus padres, ingresó en un orfelinato. Para entonces ya medía 1,90 m de estatura. Con esa talla fuera de lo normal, nadie quería adoptarlo y la única salida que le quedó a Aasen, para huir de la triste vida del hospicio, fue huir y unirse a un circo donde exhibían otros fenómenos humanos. Aunque solamente medía 2,16 metros, una estatura que no puede considerarse patológica, el circo lo presentaba como un gigante de dos metros y medio, a fuerza de hacerle llevar zapatos con calzas y altísimas chisteras. Trabajó en los circos Barnum & Bailey and C.A. Wortham's World's Best Shows. 


John A. Aasen
En los años 20, fue descubierto como actor de cine. entre sus películas están Why worry? (1923); Bengal Tiger; Charlie Chan at the Circus; Growing Pains; Should Married Men go home?; Legionnaires in Paris; Two Flamming Youths;  The Sting of Stings; Long Fliv the King;  y sobre todo la inolvidable película de Tod Brewning Freaks (1932)

Aasen comenzó a ganar mucho dinero y una posición que cualquier freak envidiaría, pero su salud comenzó a resentirse y cayó en una profunda depresión que le llevó al alcoholismo, con lo que se precipitó su temprano final. 

Recluido en un psiquiátrico y con un largo historial de reyertas y escándalos en sus últimos años de gloria, Aasen murió sin haber llegado a cumplir los 50 años.

Robert Pershing Wadlow (1918-1940), a menudo conocido como el Gigante de Illinois nació en Alton, Illinois, el 22 de febrero de 1918, y fue el mayor de cinco hermanos. Poco después de su nacimiento, se le diagnosticó gigantismo, un raro trastorno genético que causa un exceso de producción de la hormona del crecimiento. Durante su infancia, creció rápidamente, alcanzando una altura de 106 cm a los 11 meses. a los 6 años era ya más alto que sus padres y alcanzó los 2 m a los 11 años. 

En la escuela tuvo que usar un escritorio especial. En 1936, después de graduarse de Alton High School, medía 2,55 m. aunque antes de su muerte alcanzaba los 2,72 m.  Su tamaño pronto comenzó a darle problemas: necesitaba aparatos especiales para las piernas para poder caminar, y tenía parestesias en los pies. Pero nunca usó una silla de ruedas.
http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/8/8c/Wadlow_shoe_compared.jpg
A la izquierda,  un zapato normal. A la derecha, un zapato de Robert Wadlow
En 1936, Wadlow realizó una gira por los Estados Unidos con el Circo de Ringling Bros., y continuó participando en varias giras y apariciones públicas, hasta su muerte en 1940, causada por una infección parasitaria, con solo 22 años. Lo enterraron en un ataúd de 3 m de largo. 
Otro ejemplo fue el del vasco Migel Joakinel de Altzo (1818-1861), que llegaría a una altura de 2,42 m, lo que le convirtió en el más ilustre vecino de su pueblo natal Altzo (Guipúzcoa). Recorrió la península, exhibiéndose en este caso por su cuenta; en 1853 su delicado estado de salud hizo que se solicitase la clemencia regia para proporcionarle una paga y que no le fuera necesario ya dedicarse a un mundillo que siempre le había desagradado. Murió a los 43 años y su cadáver fue robado de la tumba y nunca se supo quye sucedió con ellos. 


Édouard Beaupré 


La extraordinaria altura corporal también puede verse en algunos casos acompañada también de una gran capacidad intelectual. Tal vez este era el caso de Édouard Beaupré (1881-1905) que hablaba cuatro idiomas. A los 9 años medía 1,80 m y llegó a medir 2,50 m. Exhibido con el nombre del Gigante de Willow Bunch, recorrió desde 1898 el circuito canadiense y estadounidense de ferias y espectáculos de rarezas, y a veces incluso combatía con forzudos como parte del número.  Fue contratado por el Circo Barnum & Bailey y cuando llegó con él a la Exposición Universal de Saint-Louis de 1904 empeoró de una tuberculosis que se le había diagnosticado dos años antes, muriendo al cabo de poco tiempo. 

Estos son solamente algunos de los casos de gigantismo (probablemente por trastornos hipofisarios) que han sido exhibidos en circos y espectáculos de feria. Curiosamente no eran tan cotizados como los enanos, y su puesto de trabajo dependía siempre de que no apareciera por el circo alguien más alto que ellos... 



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