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sábado, 29 de junio de 2019

La "abuela" neolítica de Moià (III): Artrosis y osteoporosis





La "iaia" de la cueva del Toll 
 (época neolítica)

Esqueleto femenino de edad avanzada
Museu de Moià. 



En una anterior entrada hemos comentado los interesantes hallazgos paleopatológicos que se desprenden del estudio de los restos óseos de "la iaia", un esqueleto femenino de época neolítica y de edad avanzada hallado en el yacimiento del Toll, cerca de Moià. 

La columna vertebral, con clara osteoporosis
aparece deformada y encorvada por la artrosis
Cuando la descubrieron, los arqueólogos le dieron el nombre de "iaia" (abuela) precisamente por su edad, ya que el esqueleto representa unos 65 o 66 años, lo que para la época significaba ser bastante vieja. 


Y efectivamente, en los restos óseos podemos encontrar huellas que denotan el paso del tiempo. Algunos huesos aparecen descalcificados, y muchos huesos aparecen con una estructura apolillada, espongiforme, lo que es una clara muestra de osteoporosis generalizada. 

La articulación coxo-femoral, con estigmas de artrosis
Por otra parte las articulaciones aparecen rugosas, con alteraciones sugestivas de artrosis, lo que demuestra un duro trabajo constante en condiciones precarias.  La realización de movimientos repetidos o continuos es un factor predisponente en los casos de artrosis. 


La artrosis es una enfermedad crónica que afecta a las articulaciones de personas de edad, y es generalmente más intensa en las prersonas que han realizado un intenso y continuado esfuerzo físico. Los traumatismos también pueden ser un factor a tener en cuenta. 

La artrosis suele afectar más al sexo femenino (52%) que al masculino (29%). Normalmente, se localiza especialmente en las manos, las rodillas, la cadera o la columna vertebral. La causa de la artrosis es el deterioro del cartílago articular, lo que provoca un desgaste de los huesos. A medida que el cartílago va desapareciendo, el hueso reacciona y crece por los lados (osteofitos) produciendo la deformación de la articulación.


La mano de la "iaia" presenta también clara artrosis en las
articulaciones metacarpo-falángicas y en la muñeca. 
El desgaste del cartílago tiene como consecuencia la aparición de dolor e inflamación de las articulaciones afectadas y más tarde rigidez, con la consiguiente incapacidad funcional, que impiden que se puedan realizar con normalidad algunos movimientos tan cotidianos como cerrar la mano, subir escaleras o caminar.


El pie de "la iaia" de Moià, con evidentes
signos de artrosis y osteoporosis. 
Actualmente, la artrosis afecta al 10% de la población general, y representa casi la cuarta parte del total de pacientes atendidos en las consultas de los reumatólogos. Según el estudio EPISER 2016 de la Sociedad Española de Reumatología, la artrosis sintomática de rodilla tiene una prevalencia puntual del 13,83% y la artrosis de mano del 7,73%. Asimismo, otros estudios han revelado que alrededor de la mitad de la población adulta de más de 50 años muestra signos radiológicos de artrosis de rodilla aunque es más frecuente en mujeres sobre todo a partir de 55 años.



La "abuela" neolítica de Moià 

I): La cueva del Toll. https://xsierrav.blogspot.com/2019/06/la-abuela-neolitica-de-moia-i-la-cueva.html?spref=tw

II): Sinusitis perforante. https://xsierrav.blogspot.com/2019/06/la-abuela-neolitica-de-moia-ii.html?spref=tw

III): Artrosis y osteoporosis. https://xsierrav.blogspot.com/2019/06/la-abuela-neolitica-de-moia-iii.html?spref=tw

IV): Problemas dentarios. https://xsierrav.blogspot.com/2019/07/la-abuela-neolitica-de-moia-iv.html?spref=tw
  

  






jueves, 27 de junio de 2019

La "abuela" neolítica de Moià (II): sinusitis perforante








La "iaia" de la cueva del Toll 
 (época neolítica)

Esqueleto femenino de edad avanzada
Museu de Moià. 



En una anterior entrada hemos comentado los interesantes hallazgos arqueológicos del yacimiento del Toll, en las cercanías de Moià, que aportan muchos datos sobre los usos de los Homo sapiens que habitaban la cueva en el Neolítico. 

Tal vez el más interesante sea el esqueleto completo de una mujer de más de 65 años, que fue bautizada por los arqueólogos con el nombre de "la iaia" (la abuela). En efecto, tenía una edad muy avanzada para su tiempo, en el que la esperanza de vida apenas sobrepasaba los 30 años. 

El esqueleto, muy bien conservado, aporta interesantes datos paleopatológicos que nos permiten identificar diversas enfermedades y alteraciones. 

El orificio frontal, en la zona superciliar, es perfectamente circular.



La más llamativa es la presencia de un orificio perfectamente circular, de bordes regulares, situado en la zona frontal. Se ha especulado mucho sobre que fue lo que ocasionó este agujero. 

Una de las primeras hipótesis sería la de un traumatismo bélico o cinegético. Efectivamente, tanto la guerra como la caza eran habituales entre las tribus neolíticas. Tal vez el orificio fuera como consecuencia de una herida de flecha o de lanza. También pudiera ser consecuencia de una ejecución. Pero en cualquier caso este tipo de traumatismos no causaría un orificio tan perfectamente circular, ni de bordes tan pulimentados. Por lo tanto podemos descartar esta hipótesis.

Dibujo del cráneo de "la iaia del Toll",
con el agujero perfectamente circular en la
    región frontal. Museu Rafel Casanova. Moià.     
Otra teoría sería la trepanación. En efecto esta técnica era practicada con cierta frecuencia en el Neolítico a aquellas personas con dolores persistentes de cabeza (cefaleas intensas, neuralgias...). La trepanación se practicaba generalmente raspando el hueso con instrumentos adecuados. El resultado era un orificio de bordes regulares y pulimentados. En la mayoría de los casos, los pacientes no sobrevivían a la trepanación, aunque hay casos en los que se ve el hueso cicatrizado, por lo que es evidente que se había sobrevivido. Por lo tanto, esta hipótesis es posible. 

Pero algo no encajaba. En los casos de trepanación el orificio era algo mayor por la parte externa y se hacía más angosto en la parte interior del hueso. Algo lógico, ya que se hacía, como digo, por raspado. Pero en este caso esta circunstancia no se cumplía: el agujero era más ancho por dentro que en su parte externa. Parecía hecho de dentro afuera, cosa imposible en una trepanación. Un detalle que permite descartar esta interpretación. 

Si el agujero se había hecho de dentro afuera, ¿que lo podía haber causado?  Un quiste, o un absceso, tal vez. Hemos comentado en otras entradas las deformaciones que pueden causar los quistes epidermoides de gran tamaño en las estructuras óseas. En este caso, el orificio comunicaba con el seno frontal. En algunos casos de sinusitis crónica, los senos frontales pueden llenarse de pus. Si la presión de la colección purulenta es intensa, puede llegar a abrirse paso por una fístula que atraviese el hueso. Y el contenido purulento puede llegar a drenar al exterior lo que generalmente va seguido de una mejoría de la sintomatología. Este pudo ser el caso de la anciana mujer, y la hipótesis más aceptada por los arqueólogos hasta el momento. Si así fuera, debemos señalar que a pesar del intenso dolor que esto pudo causar, en cierto modo la iaia tuvo suerte. El drenaje espontáneo del material purulento le salvó la vida y le permitió seguir viviendo algunos años más. Por eso el orificio presenta el borde pulido, cicatricial. 

Sin embargo, en opinión del Dr. Josep M. Trull, cirujano maxilofacial y habitual seguidor de este blog, el orificio frontal podría ser más bien debido a un quiste óseo aneurismático, descartando que estuviera hecho por trepanación (no estaría tan bien pulido); ni tampoco por supuración del seno frontal, ya que en este caso ocuparía una posición algo más inferior. En estos casos normalmente el drenaje busca el decúbito y va hacia el seno etmoidal, de barreras óseas mucho más finas.  

Pero no terminaban aquí los males de la abuela. Sus huesos nos indicaban otras patologías, de las que trataremos en otras entradas del blog.  


La "abuela" neolítica de Moià 

I): La cueva del Toll. https://xsierrav.blogspot.com/2019/06/la-abuela-neolitica-de-moia-i-la-cueva.html?spref=tw

II): Sinusitis perforante. https://xsierrav.blogspot.com/2019/06/la-abuela-neolitica-de-moia-ii.html?spref=tw

III): Artrosis y osteoporosis. https://xsierrav.blogspot.com/2019/06/la-abuela-neolitica-de-moia-iii.html?spref=tw

IV): Problemas dentarios. https://xsierrav.blogspot.com/2019/07/la-abuela-neolitica-de-moia-iv.html?spref=tw

miércoles, 26 de junio de 2019

La "abuela" neolítica de Moià (I): La cueva del Toll







Vasijas encontradas 
en la cueva del Toll 
 (época neolítica)

Cerámica
Cueva del Toll 




El Moianés es una pequeña e idílica comarca de la Catalunya central, la más alta del altiplano central, en donde los prados y cultivos se alternan con bosques de robles y pinos. Tradicionalmente estuvo partida en otras comarcas, pero su marcada personalidad y la voluntad de sus habitantes hizo que se constituyera en una nueva comarca catalana hace pocos años, mediante un referéndum popular libre y democrático (2015). Actualmente a pesar de su pequeña extensión y reducida población (15.000 hab) es una de las comarcas más bellas y desconocidas de Catalunya. 


Interior de las cuevas del Toll.
Moià. 
Cerca de su capital, Moià, están las cuevas del Toll. Se trata de un conjunto de cuevas comunicadas, en forma de T, por las que pasa cíclicamente un río subterráneo que va a desembocar al cercano torrente Mal. Las cuevas, de gran belleza, están formadas por una serie de sedimentos coralinos compactados, ya que esta zona estuvo sumergida en el mar  durante la formación de la península Ibérica. 



Cráneo de tipo centroeuropeo, hallado en El Toll en 1985.
Museu Rafel Casanova. Moià. 
Uno de los mayores intereses de estas cuevas es que estuvieron habitadas, primero por animales, como el oso  y el león de las cavernas, más tarde por neandertales, y finalmente por Homo sapiens en la época neolítica. De esta última etapa han quedado numerosos restos que están sacando pacientemente a la luz los arqueólogos. Se supone que han excavado un 20 % del yacimiento. Las continuas avenidas del torrente subterráneo dificultan por una parte la excavación, pero por otra parte las sucesivas crecidas contribuyen a aportar nuevos restos.  

Cerámicas encontradas en la cueva del Toll. 

En la cueva del Toll los humanos del Neolítico dejaron restos animales, instrumentos, cerámicas, collares y objetos de decoración. La parte anterior de la cueva era la que habitaban, ya que allí es donde llegaba la luz. Más atrás, ya en una zona oscura, se situaba el almacén, y allí es donde se han encontrado sobre todo cerámicas. En la parte posterior se han hallado diversos enterramientos, tanto de niños como de adultos, con su ajuar correspondiente y colocados en la típica posición fetal. 



          Cráneo de oso de las cavernas, hallado en el Toll.      


Cráneo de jabalí hallado en el yacimiento del Toll.
No todos los animales usaron la cueva como madriguera.
Algunos de ellos fueron llevados allí como presas por
humanos u otros depredadores. 

Museu Rafel Casanova.Moià. 
Efectivamente, la mortalidad infantil y perinatal debía ser altísima. Por eso la esperanza de vida en el Neolítico apenas rebasaba los 30 años. Pero eso no quiere decir que todos murieran jóvenes, sino que el promedio de vida era muy bajo a causa de los numerosos fallecidos en el parto, y durante la infancia y la juventud. 




De hecho, entre los restos humanos hallados en el yacimiento del Toll, sorprende la presencia de una mujer de más de 65 años, una edad bastante avanzada para la época. Pero de este esqueleto, bautizado como la iaia del Toll (la abuela del Toll) por los arqueólogos, hablaremos extensamente en otras entradas del blog, ya que presenta diversas patologías de interés. 


Enterramiento infantil de un niño de unos 8 años, en postura fetal.
Trozos de cerámica procedentes del ajuar funerario a su alrededor.
Proviene del yacimiento del Toll. Museu Rafel Casanova. Moià. 




La "abuela" neolítica de Moià 

I): La cueva del Toll. https://xsierrav.blogspot.com/2019/06/la-abuela-neolitica-de-moia-i-la-cueva.html?spref=tw

II): Sinusitis perforante. https://xsierrav.blogspot.com/2019/06/la-abuela-neolitica-de-moia-ii.html?spref=tw

III): Artrosis y osteoporosis. https://xsierrav.blogspot.com/2019/06/la-abuela-neolitica-de-moia-iii.html?spref=tw


IV): Problemas dentarios. https://xsierrav.blogspot.com/2019/07/la-abuela-neolitica-de-moia-iv.html?spref=tw

martes, 25 de junio de 2019

Las flechas de Eros pican más que las abejas






Lucas Cranach el Viejo

Cupido quejándose a Venus de las picaduras de abeja 
 (circa 1529)

Óleo sobre tabla. 81,3 x 54,6 cm
National Gallery. Londres 




La temática de esta obra es bastante curiosa. El dios del amor, Cupido, representado como es habitual como un niño desnudo y con alas, aparece en el ángulo inferior izquierdo. Está siendo atacado por algunas abejas y el diosecillo, atribulado, se dirige a Venus para quejarse de esta molestia. Venus, que aparece un tanto rígida, con un vistoso sombrero en la cabeza y un ostensible collar, dirige su mirada al espectador del cuadro como para indicar la enseñanza moral que encierra la escena. 



Cupido, sosteniendo el panal robado con la mano derecha mientras
intenta espantar las abejas protegiéndose con la izquierda. 



La pintura hace referencia a la leyenda que aparece en la Anacreóntica XXXV. En ella, Cupido es picado por una abeja que libaba entre las rosas:


Cupido atacado por las abejas, en otra obra
de Cranach. Colección privada. 
"Cierta vez el Amor
entre rosas jugando, 
por no ver a una abeja 
que dormía,  
fue picado. 

Como le fuera herido 
el dedo de la mano 
gritó, y hacia Citere, 
corriendo fue, volando:

"-Perezco, madre, muero-
Eros dijo llorando-: 
una serpiente 
alada, pequeña, 
me ha picado
la cual abeja llaman
quienes labran el campo."

"-Si el aguijón -dijo ella- 
de la abeja has probado: 
¿cuánto crees que padecen 
cuantos sufren tus dardos?"

(Traducción del griego por Mauricio López Noriega)

El mismo tema aparece en otras obras, como en el Idilio de Teócrito (s. III a.C.), un libro que había sido traducido por los eruditos alemanes poco antes de que fuera pintado este cuadro (1522 y 1528). 


Grabado de la obra de Francesco  Barberino,
Documenti d'amore, en el que aparece 
Cupido atacado por las abejas
En el capítulo XIX de esta obra (El ladrón de panales) se relata como el travieso Eros/Cupido roba un panal y es acribillado por las abejas de la colmena. Cupido, llorando, va a quejarse amargamente a su madre, la diosa Venus, diciendo que le parecía injusto que un insecto tan pequeño e insignificante como una abeja pueda causar tanto daño. La diosa sin embargo, consideró justo el castigo, y respondió al afligido dios que si bien las abejas pueden producir dolor con sus aguijones, mucho mayor es el dolor que causa Cupido a los enamorados a los que dirige sus flechas. El amor, que proporciona placeres dulces como la miel puede causar también consecuencias amargas, tanto psíquicas como físicas (enfermedades de transmisión sexual) 



Cranach eligió esta temática en un momento en que la propagación de la sífilis en Europa era muy alarmante. El paralelismo entre las picaduras de abeja tras degustar la miel y el contagio de sífilis tras un placentero encuentro amoroso era bastante adecuado: La sífilis era una enfermedad transmitida sexualmente, es decir, contraída simbólicamente a consecuencia de las míticas flechas de Cupido. Muchas obras de esta época reflejan, de forma más o menos velada, la preocupación por los estragos de la epidemia de esta enfermedad, que hizo grandes estragos en aquel tiempo

Cranach volverá a pintar este mito en diversas ocasiones, en las que aparece generalmente Venus con diversos tocados y joyas, con más apariencia de una cortesana que a un personaje que intenta inculcar normas morales. En una de las versiones de Cranach de 1532 aparece una frase del reformador luterano Philippe Mélenchton (1497-1560): 

« DUM PUER ALVEOLO FUTATUR MELA CUPIDO  
FURANTI DIGITUM CUSPIDE FIXIS APIS 
SIC ETIAM NOBIS BREVIS ET PERITURA VOLUPTAS
QUAM PETIMUS TRISTI MIXTA DOLORE NOCET. » 


[Mientras Cupido robaba la miel del panal 
Una abeja picó en el dedo al ladrón.
Si buscamos placeres fugaces y peligrosos
Vendrán mezclados de tristeza y nos traerán dolor] 


Una temática similar la podemos encontrar en este grabado de Albrecht Dürer (1514) 





























La inscripción versificada del cuadro conservado en Copenhague (1530) es muy parecida a la anterior: 

«Como Cupido roba la miel del panal 
y la abeja pica al ladrón con su dardo 
así es para nosotros el breve placer deseado 
que nos castiga con un dolor inesperado».

La temática de Cupido atacado por el enjambre de abejas la podemos encontrar también en otras obras a través de la Historia del Arte. Son dignos de mención algunos grabados y acuarelas de Albrecht Dürer, contemporáneo de Lucas Cranach el Viejo, y con el que había trabajado al principio de su carrera artística. 


Benjamin West: Venus reconfortando a Cupido 




Litografía de Pablo Picasso 
                 Venus et l`amour voleur de miel (1960) 
       sobre el tema de Cupido picado por las abejas.

El pintor norteamericano Benjamin West (1738-1820) por su parte también trató este tema en su obra Venus reconfortando a Cupido.  

En 1960, también Pablo Picasso (1881-1973) realizó una litografía inspirada en la leyenda mitológica de Cupido y las abejas y en las obras pictóricas de Lucas Cranach.   





Cranach the Elder. Cupid complainig to Venus.