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jueves, 4 de julio de 2019

El guayaco (y III): la importación, un gran negocio.






Alberto Durero 

Jacob Fugger el Rico
(1519) 


Óleo sobre tabla. 69,4 × 53 cm
Staatsgalerie Altdeutche Meister 
Augsburgo  




En una entrada anterior comentamos como tras la irrupción de la sífilis en Europa, los médicos buscaron desesperadamente un tratamiento al nuevo mal. Como alternativa al mercurio, muy tóxico e ineficaz, se perfiló otro tratamiento, a base de una planta que traían de América, el guayaco. La importación de palo de guayaco estuvo desde principios del s. XVI muy unida a una familia de banqueros y comerciantes alemanes, los Fugger. 


La familia Fugger, procedente de Augsburgo, eran los mayores banqueros de su tiempo. A principios de la Edad Moderna poseían un colosal imperio financiero y múltiples negocios. Tenían fábricas siderúrgicas y comerciaban con paños, lanas, sedas, sal y especias (como la pimienta, que traían de las Indias Orientales los navegantes portugueses). En cuanto a la minería, controlaban el plomo, la plata, el cobre y el alumbre prácticamente en régimen de monopolio. También financiaron viajes de exploración y conquista en la época de los descubrimientos, tanto portugueses como españoles.


Resultat d'imatges de elección de carlos v
Bernhard Strigel:  La familia del emperador Maximiliano I.
La figura más a la izquierda es Maximiliano.
En el centro, el futuro Carlos V. 
Los Fugger financiaban también al derrochador emperador Maximiliano I, que a su muerte dejó sus dominios a su nieto Carlos V. Por cierto, el joven Carlos también heredó las cuantiosas deudas de su abuelo. Para salir de esta preocupante situación económica Carlos necesitaba de forma imperativa estar también al frente del Sacro Imperio Romano Germánico, a la que optaba también Francisco I de Francia. 

La elección de un nuevo emperador estaba a cargo de siete electores (los arzobispos de Colonia, Maguncia y Tréveris, y los príncipes de Bohemia, Sajonia, Brandemburgo y el Palatinado). Los Fugger decidieron ayudar a Carlos, concediéndole un cuantioso préstamo para que pudiera sobornar adecuadamente a los príncipes electores: 544.000 florines, dos terceras partes del importe que Carlos necesitaba para comprar votos y voluntades. El resto lo aportaron la familia Welser y la banca italiana. El resultado fue el esperado: fue elegido por unanimidad. 


      Bernard van Orley. Carlos de Austria,   
el futuro Carlos V (1516) 
Tras la proclamación, Jacob Fugger no tardó en escribir una carta a quien ya era Carlos I de España y V de Alemania, para recordarle la deuda contraída: 
"Es bien sabido, y puedo hacerlo patente, que V. M. I. no hubiera obtenido sin mi ayuda la Corona del Imperio, lo que puedo probar por medio de los manuscritos de los comisarios de V. M. I., y que no he hecho esto en ventaja mía lo demuestra que de favorecer a Francia en perjuicio de la Casa de Austria, hubiera adquirido grandes bienes y riquezas que se me habían ofrecido. Los perjuicios que habrían resultado de ello para la Casa de Austria quedan bien patentes para la alta inteligencia de V. M. I."

El flamante emperador devolvió la suma prestada con creces a través de distintas y lucrativas concesiones, lo que llevó a parte de la familia Fugger a trasladarse a España, donde pronto fueron conocidos como Fúcares.  


Carl Becker (1866). Anton Fugger quema los créditos de Carlos V,
dando por pagada su deuda. 

Entre los numerosos negocios que Carlos otorgó a los banqueros alemanes como pago a sus servicios estaba el monopolio del comercio del guayaco, que se perfilaba como un pingüe negocio.  La enfermedad se propagaba a gran velocidad y no respetaba a las clases pudientes que no reparaban en gastos a la hora de tratarse. 


Estatua de Fugger Ii en Augsburgo. 
Los Fugger aprovecharían además este monopolio para realizar una gran campaña de promoción del producto, desde financiar publicaciones que ensalzaban las virtudes del "palo santo" (Schmans, 1518; Francisco Delgado, 1529; Nicolás Poll, 1535) hasta pagar incentivos en metálico a los médicos que recetaban este tratamiento. Así lo reconocía el propio Hutten autor de un libro sobre las virtudes del guayaco, que afirmaba que muchos médicos inicialmente escépticos al tratamiento con guayaco, habían cambiado de opinión tras recibir el dinero de los Fugger. 

Una pràctica contraria a la ética que fue denunciada por el médico suizo Paracelso (más partidario del tratamiento con mercurio), si bien sus acusaciones tuvieron escasa repercusión.

Otra manera de difundir los tratamientos con guayaco fue difundiendo coplas populares y poemas, que funcionaban como mensajes publicitarios, ya que se repetían con frecuencia: 
"Guayaco si tu me sanas
y sacas de estas pendencias
contaré tus excelencias 
y virtudes soberanas"

        Lorenzo Lotto: Jacob Fugger.         
Los Fugger siguieron pues promocionando su producto. Crearon la holzhaus, nombre alemán que se podría traducir como “casa del tronco”. Era una especie de hospital o centro de tratamiento con guayaco, que todavía hoy puede visitarse en el barrio que la familia construyó en Augsburgo, la Fuggerei. En  la holzhaus se atendían enfermos de sífilis y sirvió como modelo para otros establecimientos similares que se abrieron en distintas ciudades europeas. 

Con toda esta promoción el guayaco fue una de las mercancías con valor suficiente para cargar barcos enteros. La alta demanda consolidó un negocio que comenzaba en La Hispaniola (Haití), pasaba por Sevilla y terminaba en cualquier ciudad europea. Un largo periplo que favoreció también la adulteración intencionada de la mercancía. Así, no era raro que los fardos de virutas de guayaco llegaran mezclados con otras maderas más baratas. O si venía en troncos, las anfractuosidades o desperfectos eran rellenados con arcilla. Los fraudes se hicieron cada vez más evidentes y contribuyeron al desprestigio del producto, en un momento en que comenzaban a cuestionarse sus virtudes. Incluso algunos antiguos defensores del palo de guayacán, como Girolamo Fracastoro, denostaban ahora la terapia. A finales del s. XVI la moda de los tratamientos con guayaco había ya pasado y su comercio desapareció. 


Bibliografía


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Tostado FJ. Jacob Fugger "el hombre más rico del mundo". 
Historia, medicina y otras artes (Blog)


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