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viernes, 26 de octubre de 2018

Mitología y anatomía (III): Himen





Himeneo 
(s. I)

Mosaico de opus tessellata

Termas de Neptuno 
Ostia Antica



En una entrada anterior comenzamos a revisar algunas partes de nuestra anatomía a las que se les da nombres de personajes mitológicos.


      George Rennie: Himeneo, portando una antorcha,       
junto a Cupido (1831) 
En la mitología griega, Himen o Himeneo (Ὑμέναιος) era el dios de las cermonias de matrimonio. Se suponía que asistía a todas las bodas. Si no lo hacía, tenía funestas consecuencias y para asegurarse su asistencia los asistentes gritaban su nombre continuamente en los cortejos nupciales, y celebraban su gloria con canciones, ya que también era el dios de este tipo de composiciones. De ahí deriva, precisamente, el nombre de himno a ciertos cantos de loor. 

Himeneo era generalmente representado como un hombre joven llevando una guirnalda de flores y sosteniendo una antorcha encendida en una mano, alusión a la llama del amor que debe mantenerse encendida en todo matrimonio.

Encontramos citas de esta divinidad en la Ilíada (XVIII.490), en la Eneida (I, 651; IV, 99; IV, 127.), en en las obras líricas de Safo, en los poemas de Catulo (LXII); en las obras de Ovidio (Heroidas VI, 44; XXI, 157; Las metamorfosis I, 480; IX, 796). También encontramos referencias en las obras de Shakespeare (La tempestad y Como gustéis


Nicolas Poussin: Himeneo travestido tras un sacrificio a Príapo (1634). 


Himeneo dio nombre al himen, la membrana delgada y frágil de tejido incompleto que rodea o cubre parcialmente la entrada vaginal y que se supone debe ser rasgada tras la primera penetración sexual, que se asociaba al matrimonio. La primera descripción del himen fue hecha por Gabriello Fallopio en el siglo XVI aunque no se sabe quien acuñó su nombre. 


En algunas mujeres el himen se rompe en más de una ocasión. Incluso algunos son lo suficientemente elásticos para permitir que la vagina sea penetrada sin que el himen se desgaste. Esto suele ocurrir si la dilatación vaginal se produce gradualmente con los dedos o con otros objetos durante un período extenso de tiempo. Se han dado casos de mujeres embarazadas que llegan a la sala del parto con el himen intacto, por lo que el médico tiene que rasgarlo para facilitar el nacimiento.

Josep Bernat Flaugier: Séquito nupcial con la estatua de Himeneo (circa 1800)
MNAC. Barcelona

Séquito nupcial con la estatua de Himeneo:




Bibliografía

Norris J.H., Hertig A.T., Abell M.R. The history of uterus. En: The Uterus. Ed. Williams & Wilkins, Baltimore 1973 (p. 1-16). 

Alarcón MA. La historia de las palabras relacionadas con la anatomía del aparato genital femenino. Rev Colombiana de Obstetricia y Ginecología 48, 161-167, 1997. 
https://revista.fecolsog.org/index.php/rcog/article/viewFile/1181/1309 




Mitología y anatomía: 

I. Atlas  https://xsierrav.blogspot.com/2018/10/mitologia-y-anatomia-i-atlas.html?spref=tw

II: Iris https://xsierrav.blogspot.com/2018/10/mitologia-y-anatomia-ii-iris.html?spref=tw

III: Himen https://xsierrav.blogspot.com/2018/10/mitologia-y-anatomia-iii-himen.html?spref=tw

jueves, 25 de octubre de 2018

Mitología y anatomía (II): Iris








Atkinson Grimshaw 

Iris
(1887)

Óleo sobre lienzo. 81,3 x 122 cm
Leeds Museum. Leeds. 



Como cae de las nubes la nieve o el helado granizo, 
a impulso del Bóreas, nacido en el éter; 
tan rápida y presurosa volaba la ligera Iris

-(Ilíada, Canto XV)-


Siguiendo con las partes de nuestra anatomía que tienen nombres de personajes mitológicos, como hemos hecho en entradas anteriores, dedicaremos esta entrada a una parte del ojo, el iris. La amplia gama de colores que puede presentar hizo que se la relacionara con el arco iris,  que a su vez toma su nombre de una divinidad griega. 

John Atkinson Grimshaw (1836-1893) fue un pintor británico de la época victoriana que destacó por pintar paisajes urbanos especialmente en ambientes de niebla, crepusculares o nocturnos. En el cuadro que encabeza esta entrada representó a Iris tomando como modelo a una actriz del Gran Teatro de Leeds, Agnes Leefe.


Iris llevando el jarro de agua de la laguna Estigia.
En la mitología griega, Iris  (Ἶρις) era la diosa del arco iris, y como tal se la representaba como una hermosa joven, con alas doradas y vestida con una túnica de variados colores, que podía ir a la velocidad del viento de un extremo a otro del mundo, a las profundidades del mar y al inframundo, donde tenía libre acceso.  
Iris aparece muchas veces asociada a Hera, desempeñando funciones de mensajera de esta diosa (así aparece en la Eneida y en Heraclea, una tragedia de Eurípides) e incluso a veces lleva mensajes del conjunto de los dioses olímpicos (Ilíada). Por compartir esta función de mensajera a veces se la asoció con Hermes, que era el mensajero "oficial" de los olímpicos. Por eso, como Hermes suele llevar un caduceo en la mano. Otro atributo de Iris es llevar un jarro con agua de la laguna Estigia. A los que cometen perjurio en su nombre, Iris los castiga vertiendo el contenido del jarro en sus ojos para que queden dormidos.  
Iris también era la encargada de suministrar a las nubes el agua para poder inundar el mundo. 

Pierre-Narcisse Guérin: Iris y Morfeo

El iris del ojo es uno de los elementos que componen el sistema óptico ocular. Su morfología es la de una membrana circular en cuyo centro se encuentra la pupila, que es una abertura central que permite el paso de la luz al interior del globo ocular. La principal función del iris es la de controlar, a través de la pupila, la cantidad de luz que entra en el ojo con el fin de facilitar el enfoque de los objetos en la retina. Esta función se realiza por dos mecanismos: 
  • 1. La pupila  y los músculos del iris (denominados músculos orbiculares) se contraen en un entorno de mucha luminosidad, dejando pasar menos cantidad luz a la retina.
  • 2. En ambientes de penumbra, la pupila se dilata y los músculos se relajan, dejando pasar, de esta forma, más luz hacia la retina.

  • La alada Iris, portando el caduceo.
El iris está pigmentado en diversos colores. Los matices cromáticos del iris, dependen de la concentración de melanina y del grosor de las láminas de pigmentación. Su distribución varía en cada individuo de forma que puede permitir una identificación personal, que probablemente será muy útil en el inmediato futuro. La intensidad cromática del iris suele estar en relación con el  tono de la piel por lo que es útil su observación por parte del dermatólogo en el momento de establecer el fototipo cutáneo. También hay que señalar que las personas con el iris claro tienen una mayor propensión a padecer cáncer cutáneo si no adoptan adecuadas medidas de fotoprotección, que deben incluir también el uso adecuado de gafas de sol. 

Finalmente nos referiremos a la anisocoria, una anomalía consistente en tener un iris con un color diferente en cada ojo. Se trata de una curiosidad sin mayor trascendencia patológica. 
Michel Corneille el Joven: Iris y Júpiter (1701) Palacio de Versalles. Versalles. 



Mitología y anatomía: 

I. Atlas  https://xsierrav.blogspot.com/2018/10/mitologia-y-anatomia-i-atlas.html?spref=tw

II: Iris https://xsierrav.blogspot.com/2018/10/mitologia-y-anatomia-ii-iris.html?spref=tw
III: Himen https://xsierrav.blogspot.com/2018/10/mitologia-y-anatomia-iii-himen.html?spref=tw


miércoles, 24 de octubre de 2018

Mitología y anatomía (I): Atlas








Atlas 
(copia romana del s. II d.C. de un original helenístico)

Estatua de mármol. 185 cm alt.
Colección Farnese 
Museo Archeologico Nazionale. Nápoles. 



Muchas partes de nuestra anatomía derivan del griego, por la gran importancia que la medicina griega (y por lo tanto, la Anatomía) tuvo en toda la Antigüedad y Edad Media. Y como la mitología era una forma de explicar el mundo en Grecia, algunos nombres anatómicos tienen raíces etimológicas en ciertos héroes o divinidades helénicas. Este el caso por ejemplo, del atlas, la primera vértebra cervical que sostiene el peso de la cabeza. 

Por eso hoy comenzamos con esta magnífica escultura de mármol, copia romana de un original helenístico, que tal vez se erigía en el Foro de Trajano. Lo cierto es que ya formó parte de Villa Farnese, la residencia cardenalicia cercana a Roma, y que hoy se halla en el Museo Archeologico Nazionale de la ciudad de Nápoles, en la llamada Sala del Meridiano. 

Al contemplarla, la escultura nos transmite la sensación de un gran esfuerzo. La vigorosa figura masculina sostiene penosamente sobre sus hombros una gran bola que representa el firmamento y sobre la que pueden verse en bajorrelieve las constelaciones. Por cierto que están representadas casi todas las constelaciones que se conocían entonces: podemos reconocer 41 de las 48 constelaciones descritas en el tratado Almagesto, el completo tratado de astronomía que Claudio Ptolomeo escribió en el s. II de nuestra era. 



Lee Lawrie:  Escultura de Atlas en el
Rockefeller Center de New York (1937) 


En la mitología griega, Atlas  (Ἄτλας, ‘el portador’) era el rey titánico de la legendaria Atlántida, un reino situado en lo que hoy es el Océano Atlántico, más allá de las Columnas de Hércules (estrecho de Gibraltar). Pero sus habitantes eran codiciosos y crueles, y los dioses olímpicos enviaron un diluvio que en solo un día y una noche sumergió el infortunado continente. 

Atlas, que había sobrevivido al cataclismo, capitaneó a los Titanes en su guerra contra los dioses. Cuando fueron vencidos los gigantes, Zeus quiso un castigo ejemplar para Atlas: Lo condenó a sostener eternamente sobre sus hombros el firmamento y la tierra, en un lugar no lejano del jardín de las Hespérides. Según la leyenda, Perseo mostró a Atlas la cabeza de Medusa, que acababa de decapitar. Es sabido que Medusa convertía en piedra a todo aquel a quien miraba, por lo que Atlas quedó convertido en una gran roca, que se identificó con los montes Atlas, en Marruecos, a cuyos pies se extiende el océano Atlántico. También se llaman atlantes a las estatuas masculinas que cumplen una función de columna. 

Aunque hay muchas variantes de esta leyenda, todas coinciden en que Atlas sostiene penosamente el cielo y la tierra sobre sus hombros. Por esto se le dio el nombre de atlas a la vértebra que está bajo el cráneo y que sostiene el peso de la cabeza humana al articularse con el hueso occipital. Aunque no parece que los médicos antiguos le dieran este nombre. El primero en hacer uso en anatomía de la comparación de una vértebra con el titán Atlas fue Julio Pollux (siglo II), pero dio el nombre de atlas a la séptima vértebra cervical, por considerar que soportaba el cuello y la cabeza y llamaba epistrópheus a la primera vértebra. Galeno y otros autores clásicos llamaban a la vértebra suboccipital sencillamente prótos spóndylos (primera vértebra). También Vesalio la llamó primera vértebra cervical y sólo mencionó el nombre atlas como sinónimo que otros daban a la séptima.




Posición del atlas (en rojo) 
y modelo tridimensional 
de esta vértebra




En castellano, la primera mención de la voz "atlas" para referirse a la primera vértebra la encontramos, según Fernando Navarro, en el Diccionario castellano con las voces de ciencias y artes (1767) de Esteban de Terreros y Pando, que dice:
"Atlas: voz de anatomía, nombre que dan algunos a la primera chueca del cuello, que mantiene, y da el movimiento a la cabeza; llámase así por la alusión al monte Atlante, o Atlas, que aparece sostener el cielo, como esta chueca las cargas, y la cabeza".
O sea que la sinonimia "atlas" para la primera vértebra es bastante más reciente de lo que normalmente se cree. 


Bibliografía 

Navarro F.  Atlas, una vértebra muy poderosa. Laboratorio del lenguaje.
https://medicablogs.diariomedico.com/laboratorio/2006/12/13/de-donde-vienen-atlas-una-vertebra-muy-poderosa/



Mitología y anatomía

I. Atlas  https://xsierrav.blogspot.com/2018/10/mitologia-y-anatomia-i-atlas.html?spref=tw

II: Iris https://xsierrav.blogspot.com/2018/10/mitologia-y-anatomia-ii-iris.html?spref=tw

III: Himen https://xsierrav.blogspot.com/2018/10/mitologia-y-anatomia-iii-himen.html?spref=tw

martes, 23 de octubre de 2018

Cantigas de Sta. María: Curación del monje con un mal de lengua por la leche de la Virgen





Alfonso X

Curación del monje con un mal de lengua y labios por la leche de la Virgen  


Cantigas de Santa María (Códice Rico) Miniatura
Biblioteca del Escorial



Las Cantigas de Santa María (CSM) constituyen un conjunto de canciones monofónicas de tema mariano, donde se recogen milagros de la Virgen o otros hechos prodigiosos. Fueron compuestas durante el reinado de Alfonso X el Sabio y generalmente se atribuyen a la pluma del propio rey, que era un inspirado trobador. Pero solo unas cuantas de las más de cuatrocientas piezas de la colección son atribuíbles a Alfonso X. Su labor fundamentalmente consistió en organizar, corregir y dirigir a los diferentes colaboradores integrantes de su corte poética. Algunos de los trobadores que participaron en esta colección de cantigas son Airas Nunes, Pero da Ponte o Joan Soares Coelho. 

El culto mariano había surgido en el s.XII, impulsado sobre todo por S. Bernardo. María era presentada como una intercesora, como un puente entre Dios y los hombres. Un papel paralelo al de Jesucristo, que por su Redención era el mediador por excelencia. Y si Jesucristo tenía su símbolo, su sangre, María también tenía el suyo, su leche. Esto dió lugar a una gran veneración de la leche de María, testimonio de su maternidad. Y más si cabe porque María no había dejado reliquias tras su Asunción al cielo en cuerpo y alma. Pero había reliquias de su leche. Aparecieron Vírgenes de la Leche por doquier. 


Muchos milagros y curaciones que se atribuían a la Virgen en sus santuarios tuvieron como vehículo la leche de la Virgen. Este es el caso de la cantiga 93 en la que se narra la curación del hijo de un burgués que presentaba una enfermedad con síntomas cutáneos (tal vez lepra). 

En la cantiga 54, se explica la historia de un monje afligido por una enfermedad de la garganta que se extiende a la cara, provocando gran tumefacción y dolor, imposibilitándole la deglución. La descripción de la enfermedad no permite hacer conclusiones diagnósticas, pero muy probablemente apunta hacia un proceso infeccioso.  El olor provocado por la enfermedad se describe “como el de un cadáver”. El resto de los monjes le administran la extremaunción y sólo esperan la hora de su muerte. Entonces aparece la Virgen, que lo limpia “con una toalla que tenía”, y “sacando una teta de su seno le tiró su leche en la boca y la cara. Y se volvió tan clara que parecía
que todo había mudado como muda penas la golondrina”.

En muchos casos de inmunodepresión o de enfermedades graves es frecuente que se produzca una candidosis oral conocida como muguet. En estos casos aparece sobre la lengua una membrana blanquecina con aspecto de leche cuajada, que podría haberse confundido con leche. Esta es la opinión  de algunos médicos seguidores del blog, como la Dra. Guijarro o el Dr. Sans Escolà. Aunque esto no justifica la brusca curación. 

En opinión del odontólogo y Cirujano Maxilofacial J.M. Trull, buen amigo y también seguidor habitual del blog, por la clínica expuesta podría tratarse de un absceso intralingual. Este tipo de procesos se desbridan espontáneamente en muchos casos, expulsando entonces su contenido purulento. Si esto sucede, se experimenta una inmediata mejoría de la disfagia (dificultad en la deglución). La disnea (dificultad en la respiración), responsable del color facial que describe la cantiga también mejora rápidamente. No sería de extrañar que esta súbita mejoría fuese percibido en la época y en el entorno monacal como un milagro.

A esto se puede añadir -sigue diciendo el Dr. Trull- que la aparición de pus blanquecino en los labios del monje pudo haber sido confundido con leche. De hecho, ambas secreciones presentan un color blanquecino.



Códice de Cantigas de Santa María, de Alfonso X el Sabio

Una situación con cierto paralelismo se describe en la cantiga 404, en la que la Virgen se aparece a un monje a quien ya daban por muerto, con un mal que ya le había devorado la lengua y los labios (tal vez un carcinoma espinoso?). Es curioso que en estos dos últimos casos, el mal afectara zonas bucales o peribucales, precisamente las encargadas de succionar, en una relación clara con la lactancia.


Este empleo de la leche como líquido medicinal se repite en la cantiga 93, con un enfermo de “gafo” o lepra. En el repertorio mariano alfonsí aparecen varias cantigas en las que se alaba con frecuencia la leche que alimentó al Salvador, un hecho material que ilustra la naturaleza humana y divina de Jesús. 


Lactatio de San Bernardo. Fragmento del retablo de la Virgen de la Leche, procedente de Canapost (s. XV). Museu d'Art de Girona. 


El poder curativo de la leche de la Virgen es reconocido en el imaginario medieval. En la Catedral de Murcia se veneran gotas de leche de la misma Virgen María, supuestamente contenidas en una redoma. La tradición sitúa en Belén una “gruta de la leche” donde fue amamantado el niño Jesús. Son notables las múltiples representaciones de la Lactatio de San Bernardo de Claraval, en las que muestran a la Virgen lanzando un chorro de leche al santo, una iconografía muy frecuente. El suceso tuvo lugar cuando Bernardo, entonces un joven monje, es encargado por el abad de predicar. Temiendo defraudarle, reza ante una imagen de la Virgen hasta quedarse dormido. En sueños se le aparece la Virgen, que le otorga el don de la elocuencia al ponerle en la boca leche de su propio pecho.


Alonso Cano: Lactatio de San Bernardo. Museo del Prado
Murillo: Aparición de la Virgen a San Bernardo. Museo del Prado. 

Las unciones eran muy practicadas en aquel tiempo y se las atribuía un poder sobrenatural. Por la unción, reyes y clérigos se revestían de poderes especiales. Incluso el sacramento del bautismo y la extremaunción de los moribundos se reservaba para el principio y el fin de la vida. No nos debe extrañar pues la unción con un líquido salvífico, como la leche de la Virgen, testimonio excepcional del misterio de la Encarnación.


Cantiga 54.

Toda saúde da Santa Reinna
ven, ca ela é nóssa meezinna.




Ca pero avemos enfermidades

que merecemos per nóssas maldades,

atán muitas son as sas pïedades,

que sa vertude nos acórr' aginna.
Toda saúde da Santa Reínna...


Dest' un miragre me vẽo emente

que vos direi óra, ai, bõa gente,

que fez a Virgen por un séu sergente,

monge branco com' estes da Espinna.
Toda saúde da Santa Reínna...

Est' éra sisudo e leterado

e omildoso e ben ordinnado,

e a Santa María todo dado,

sen tod' orgullo e sen louçaínna.
Toda saúde da Santa Reínna...


E tal sabor de a servir avía

que, poi-lo convent' as óras dizía,

ele fazend' oraçôn remanía

en ũa capéla mui pequeninna;
Toda saúde da Santa Reínna...

E dizía prima, terça e sésta

e nõa e vésperas, e tal fésta

fazía sempre baixada a tésta,

e pois complétas e a ledaninna.
Toda saúde da Santa Reínna...

E vivend' en aquesta santidade,

ena garganta ouv' enfermidade

tan maa que, com' aprix en verdade,

peior cheirava que a caavrinna.
Toda saúde da Santa Reínna...


Ca o rostr' e a garganta ll' enchara

e o coiro fendera-s' e britara,

de maneira que atal se parara

que non podía trocir a taulinna.
Toda saúde da Santa Reínna...

Os frades, que cuidavan que mórt' éra,

porque un día sen fala jouvéra,

cada un deles de grado quiséra

que o ongessen como conviínna.
Toda saúde da Santa Reínna...


E porend' o capeiron lle deitaron

sôbelos ollos, porque ben cuidaron

que éra mórt', e torná-lo mandaron

a ourïent' onde o sól viínna.
Toda saúde da Santa Reínna...


E u el en tan gran coita jazía

que ja ren non falava nen oía,

veê-lo vẽo a Virgen María,

e con ũa toalla que tiínna
Toda saúde da Santa Reínna...

Tergeu-ll' as chagas ond' el éra chẽo;

e pois tirou a sa teta do sẽo

santa, con que crïou aquel que vẽo

por nós fillar nóssa carne mesquinna.
Toda saúde da Santa Reínna...


E deitou-lle na boca e na cara

do séu leite. E tornou-lla tan crara,

que semellava que todo mudara

como muda penas a andorinna.
Toda saúde da Santa Reínna...


E disse-lle: “Por esto vin, irmão,

que ti acorress' e te fezésse são; CSM 54:52We have already encountered several examples of obligatory synalepha after the unstressed personal pronoun mi(e.g. in the previous cantiga, at CSM 53:52). The same principle applies to ti, and this is the first of many examples; see the Concordance for more.

e quando morreres, sei ben certão

que irás u é Santa Catelinna.”
Toda saúde da Santa Reínna...

Pois esto dit' ouve, foi-s'. E mui cedo

se levantou o monge; e gran medo

ouvéron os outros, e quedo, quedo

foron tanger ũa sa campaínna,
Toda saúde da Santa Reínna...


A que lógo todos foron juntados

e deste miragre maravillados,

e a Santa María muitos dados

loores, a Estrella Madodinna.
Toda saúde da Santa Reínna...


Bibliografía


Sierra X. Lírica galaicoportuguesa medieval. Col·lecció Camí del Sorral. Associació de Relataires en Català. Barcelona, 2013
Descarga gratuita en pdf: http://www.bubok.es/libros/223185/Lirica-Galaicoportuguesa-Medieval


Romaní J, Sierra X, Casson A. Análisis de la enfermedad dermatológica en 8 Cantigas de Santa María del Rey Alfonso X el Sabio. Parte I: Introducción, el monje resucitado "lac virginis", el ergotismo y la lepra. Actas Dermosif 2016:107 (7): 572-576

Romaní J, Sierra X. Casson A. Dermatologic Diseases in 8 of the Cantigas of Holy Mary of Alfonso X the Learned - Part 2: Genital Mutilation, Scrofuloderma, Scabies, Erysipelas, and the Ailments of the King. Actas Dermatosifiliogr. 2016 Oct;107(8):661-5. doi: 10.1016/j.ad.2016.02.014. Epub 2016 May 4.

Cantigas de Santa María. Cantiga 54 http://www.cantigasdesantamaria.com/csm/54




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