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jueves, 27 de septiembre de 2018

Bacterias en el calcetín





Jaume Ferran i Clua

Busto de mármol
Real Academia de Medicina. Barcelona.



El hall de entrada de la Real Academia de Medicina de Barcelona está presidido por un imponente busto de mármol de Jaume Ferran i Clua (1851-1929), un importante médico catalán que descubrió varias vacunas, entre ellas la del cólera.

Ferran era hijo del médico rural de Corbera de Ebro. Tras licenciarse en Medicina en Barcelona, ejerció la profesión en Tortosa, llegando a ser Director de Sanidad Marítima y Director del Hospital Civil. Estaba muy interesado por la bacteriología y el higienismo y seguía las investigaciones que realizaba en Francia Louis Pasteur. 

En 1884, se declaró una epidemia de cólera que causó 3500 muertos en Marsella. Ferran viajó a Francia comisionado por el Ayuntamiento de Barcelona para planificar la prevención de la enfermedad. Un año antes Robert Koch había conseguido aislar el bacilo responsable del cólera. Ferran estaba convencido que se podía obtener una vacuna, como había hecho Louis Pasteur con otras enfermedades. Y para ello necesitaba muestras de bacilos vivos. 

En Marsella, Ferran consiguió cinco frascos con muestras de bacilo del cólera. Pero en la frontera de La Jonquera empezaron los problemas. Los aduaneros tenían órdenes del gobierno español de no dejar entrar las muestras para evitar la propagación de la enfermedad. Encontraron cuatro de las muestras y se las requisaron. Francisco Romero Robledo, ministro de Gobernación del gabinete Cánovas del Castillo, ordenó sin contemplaciones la destrucción de todas las muestras


Además Ferran quedó detenido durante 8 días. Durante este tiempo, solamente pensaba en el calcetín. En el calcetín que llevaba en la maleta y donde había tenido la precaución de esconder la última muestra. 


El Dr. Ferran vacunando a un cobaya 
(Museu d'Història de la Medicina de Catalunya)

Cuando al fin fue liberado y recuperó la maleta pudo comprobar que la muestra seguía allí. Con ella, pudo preparar la vacuna en el laboratorio que tenía en su casa. No tenía tiempo que perder: el cólera avanzaba con velocidad. Cuando tuvo la vacuna a punto la experimentó en un cobaya y a continuación en humanos: a falta de otra cosa, la experimentación la hizo en su propio cuerpo y en el de sus familiares. Sobrevivieron. Ferran comenzó a vacunar contra el cólera. Salvó la vida así a 50.000 vacunados. 

Al cabo de un año, en 1885, el cólera llegó a Valencia. El Dr. Gimeno, profesor de la Facultad de Medicina llama a Ferran, que inició vacunaciones masivas. En Alzira vacunó a 30.000 personas. 


Los Dres. Ferran y Masip en una escena de vacunación


Pero Ferran tenía problemas políticos. Su vacuna no era oficial, ni había sido obtenida por las gestiones del gobierno español. La forma en que Jaume Ferran la había obtenido no había gustado en el Gobierno y se interpretó como un desafío al poder. Aunque Ferran ya era un reconocido bacteriólogo, el ministro de Gobernación Romero Robledo era amigo de otro médico, el Dr. Mendoza, que se oponía a aceptar el origen bacteriano de la enfermedad. Estalló la polémica en la prensa y tras una agria controversia al final se pararon las vacunaciones. 

El alcalde de Valencia, José María Ruiz de Lihory y Pardines, barón de Alcalí y el obispo de la ciudad Antolín Monescillo, (un integrista que había estado en la prisión condenado por urdir la restauración de la Inquisición), creyeron que mejor que la vacuna era hacer rogativas y una procesión con la Virgen de los Desamparados. Este acto devocional concentró a miles de personas, y los casos de infectados se multiplicaron hasta el extremo que, entonces sí, por miedo al contagio, las Fallas (19 de marzo de 1885) fueron desconvocadas. Pero no se quiso anular la fiesta religiosa de Sant Vicente (3 de abril de 1885), y aquella concentración se convertiría en el segundo gran foco de propagación. 

A la vista de que el cólera se propagaba velozmente por la ciudad el catedrático de medicina de la Universidad de Valencia Amalio Gimeno Cabañas forzó a la Junta Municipal de Sanidad a solicitar la vacuna del doctor Ferran. En pocos días empezaba una vacunación masiva en Valencia y en Alzira, los principales focos infecciosos.

A mediados de mayo de 1885, el equipo del doctor Ferran iniciaba la inoculación de 30.000 dosis de vacuna anticolérica con un éxito rotundo: tan sólo 53 casos reactivos. La prensa internacional se rindió a la determinación y a la eficiencia del doctor Ferran. 

En este punto es donde entró en juego la figura de Santiago Ramón y Cajal, que por entonces era catedrático de medicina de la Universidad de Valencia y que tenía una correspondencia con Ferran sobre su afición común, la fotografía. Ramón y Cajal se hizo inocular la vacuna de Ferran. Pero, lleno de envidia poco después redactó un informe dirigido al ministro a Romero Robledo (el ministro que un año antes había ordenado la destrucción de los frascos de Marsella), denigrando a Ferran. Era la excusa perfecta para Romero Robledo, que herido en su amor propio, prohibió las vacunaciones.

Caricatura de Ferran (centro), Alfonso XII (derecha) y Romero Robredo (izquierda), publicada en La Moma (1885). Fuente Galería de Médicos Catalanes
Caricatura del Dr. Ferran (en el centro, sentado), el rey Alfonso XII (derecha)
coronándolo de espinas y el ministro Romero Robredo (izquierda).
Publicada en 
La Moma (1885) Fuente: Galería de Médicos Catalanes

Aquel año murieron de cólera en España más de 66.000 personas. Los que se opusieron, prohibieron y entorpecieron las vacunaciones (Cánovas del Castillo, Robledo Romero, Ramon y Cajal), dimitirían. Después de aquel episodio, Romero Robledo sería nombrado ministro de Ultramar (1891) y de Justicia (1895).

El año siguiente a la vacunación masiva de Valencia, el doctor Ferran fue nombrado jefe del Laboratorio de Microbiología de Barcelona, y de esta forma, esta ciudad le reconocía su aportación primordial al mundo de la medicina. La vacuna anticolérica del doctor Ferran, sería utilizada en todo el mundo tras la lamentable experiencia valenciana. En cambio, en el estado español no fue oficializada hasta 1909, cunado habían pasado 24 años del cólera de 1885, 12 años después de la muerte de Cánovas del Castillo, y 3 de la desaparición del infame ministro Robledo Romero. 

Ferran investigó también otras vacunas: antitífica, antirábica y antituberculosa. Dirigió el Laboratorio Microbiológico Municipal de Barcelona (1886-1905). Aunque fue incomprendido y marginado por algunos de sus compatriotas y por las autoridades sanitarias de su país, gozó del reconocimiento internacional, siendo galardonado con el  premio Bréant por la Académie des Sciences de Paris en 1907. Muchas de sus medidas preventivas fueron aplicadas durante la I Guerra Mundial. 


Bibliografía

Polanco A. la victoria del doctor Jaume Ferran i Clúa contra el cólera. Tecnología obsoleta. 
https://alpoma.net/tecob/?p=8244

Pons M. La vacuna del doctor Ferran y la reacción colérica del poder español. El Nacional. https://www.elnacional.cat/es/cultura/la-vacuna-del-doctor-ferran-y-la-reaccion-colerica-del-poder-espanol_488907_102.html


Zarzoso A. Jaume Ferran i Clua. Galeria de Metges Catalans. 
http://www.galeriametges.cat/galeria-fitxa.php?icod=IK

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