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martes, 29 de mayo de 2018

Lyme (II): Contagio y enfermedad





Frederick Childe Hassam 

The Cedar Lot, Old Lyme 
(1904) 

Óleo sobre lienzo
Philadelphia Museum of Art 



Reemprendemos hoy el tema que ya iniciamos en otra entrada del blog sobre la enfermedad de Lyme, con un nuevo paisaje de los alrededores de Old Lyme, obra de Frederick Childe Hassam (1859-1935). Como ya comentamos, el nombre de la enfermedad deriva de este pueblo en donde, alrededor de 1974, se produjeron medio centenar de casos de esta infección, y en donde se puso de manifiesto la relación de la misma con la picadura de garrapata.

El curso de la enfermedad es bastante complicado, y tardó bastante en conocerse plenamente. Incluso hoy existen lagunas sobre algunos aspectos. 

El agente causal de la enfermedad es una espiroqueta,  Borrelia burgdorferi. Se transmite a los humanos por la picadura de garrapatas del género Ixodes. En otra entrada del blog hemos dado algunos consejos que pueden ser útiles para prevenir las picaduras de garrapata. Hay que señalar que no todas las especies de garrapatas son portadoras de la bacteria. Las garrapatas de patas negras (también llamadas garrapatas del venado) son las que más frecuentemente pueden portar estas bacterias. Para producir la infección, la garrapata debe fijarse al menos 36 horas al huésped y engordar, puesto que B. burgdorferi tarda entre 36 a 48 horas en migrar desde el estómago a las glándulas salivales del parásito, siempre y cuando haya engordado.   

La enfermedad de Lyme puede tener hasta cuatro etapas o estados. No siempre se observan todos, y no hay suficiente evidencia de que la infección primaria evolucione siempre hacia los estadios secundario, tardío y crónico. 

1. Enfermedad de Lyme temprana localizada
El signo más característico de la enfermedad, en esta etapa es el eritema migrans (lo presentan entre un 50 y un 80% de las personas afectadas). Aparece entre 3-30 días después de la mordedura, generalmente en las extremidades inferiores (54 %) o en el tronco (29 %). Es una mancha roja y plana o ligeramente elevada en el sitio de la picadura de la garrapata, con un área clara en el centro, tomando la forma de un aro o una escarapela. Esta lesión puede ser bastante grande y se extiende lentamente. Al cabo de 4-6 semanas desaparece espontáneamente. 
Otros síntomas de esta fase son parecidos a los de una infección viral no específica: cansancio, malestar general, fiebre, escalofríos, dolor muscular y articular y cefalea. 

2. Enfermedad de Lyme temprana diseminada

En esta fase de la enfermedad, que se manifiesta entre semanas a meses después de la infección, se afectan diversos órganos: 
  • Corazón: tras 1-2 meses del episodio inicial puede presentarse una carditis (en un 4 a 10 % de los casos), con los siguientes síntomas: dolor torácico, disnea dificultad respiratoria tras esfuerzos, cansancio, palpitaciones y la posibilidad de síncope y bloqueos auriculoventriculares que pueden llevar al fallo cardíaco. 
  • Piel: Eritema múltiple persistente.
  • Aparato locomotor: dolor en músculos y articulaciones. 
  • Sistema nervioso: puede presentarse una meningitis linfocítica en un 15 % de los enfermos, y también neuropatías craneales (que pueden causar parálisis facial), y otras afectaciones nerviosas. Puede haber deterioro del lenguaje, visión borrosa, y movimientos torpes.


3. Enfermedad de Lyme tardía

La etapa tardía de la enfermedad de Lyme puede aparecer tras mucho tiempo de la etapa inicial (meses, o incluso años):  
  • Artritis, con dolor e inflamación articular, principalmente en rodillas y caderas, y que puede cronificarse.
  • Encefalopatía subaguda, encefalomielitis o polineruopatía axonal.
También pueden presentarse trastornos neurológicos más graves (confusión, transtornos del sueño, amnesia). En ocasiones puede haber afectación cutánea (acrodermitis crónica atrófica). 

4. Enfermedad de Lyme crónica
Hay evidencias científicas, cultivos y pruebas de ADN positivas que demuestran que la infección puede persistir a pesar del tratamiento antibiótico.
Sin embargo, hasta el momento no hay suficiente evidencia que permita afirmar que la infección activa por B. burgdorferi sea la causa de la persistencia de los síntomas en el Lyme crónico. Este es un tema especialmente polémico que ha suscitado múltiples controversias. 

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