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lunes, 13 de marzo de 2017

Historia del ácaro de la sarna (III): Controversia y escepticismo






Retrato de 
François-Vincent Raspail

Fotografía 



Comentábamos en una entrada anterior  la polémica que se desencadenó en el primer tercio del s. XIX en París, referente al parásito productor de la sarna. Galès pretendía saber extraer los ácaros de la sarna de las vesículas cutáneas, pero sus descripciones demostraban que en realidad era un fraude, y que lo que él mostraba eran en realidad, ácaros del queso. El enfrentamiento entre los que creían en el ácaro de la sarna y los que creían que se trataba de una pura superchería estaba cada vez más enconado.  


François-Vincent Raspail (1794-1878) fue uno de los espíritus más brillantes del s. XIX. De formación autodidacta fue a la vez químico, higienista, citólogo (uno de los inventores de la teoría de la célula) y sobre todo microscopista. Además era de espíritu contestatario, anti-conformista, librepensador socialista con ribetes anarquistas. En fin, tenía una personalidad muy compleja. 

Raspail se interesó en la polémica del Sarcoptes de la sarna. Comenzó haciendo sus propias investigaciones, que resultaron negativas. No tenía ninguna idea preconcebida, y al principio atribuyó sus fracasos a su falta de experiencia, a los tratamientos previos recibidos por los enfermos e incluso al clima de París. 

Más tarde, comparando los dibujos de Galès y de De Geer vió el gran parecido que había entre los ácaros del queso y los que decía extraer Galès. Llegó así a la conclusión de que Galès era un embaucador, que había sustituído el pretendido ácaro de la sarna por el del queso. Desde este momento (1829), Raspail tomó parte en la polémica y se implicó en desenmascarar el fraude. Pronto Raspail encontró con quien aliarse. 

El Dr. Jean Lugol (1788-1851) era un médico muy respetado, que había estudiado a fondo la tuberculosis. También había hecho aportaciones terapéuticas: una solución yodo-yodurada (hoy se conoce como solución de Lugol). Lugol era un acérrimo opositor a la teoría del ácaro. Además era muy provocador y había prometido un premio de 300 francos a quien demostrara la existencia del ácaro. Era una suma muy importante, lo que demuestra que estaba totalmente seguro de que nadie lo lograría.  

Patrix, un médico de Saint Louis, había secundado a Galès en su momento y le había ayudado a dibujar los famosos ácaros. Tal vez por fidelidad a su amigo, por inconsciencia o por ingenuidad quiso intentar responder al desafío de Lugol, pero Alibert lo impidió (1829), creyendo que entrar en ese juego no era el camino más conveniente. 


Jean Lugol (1788-1851), uno de los principales detractores
del origen acarino de la sarna
El cirujano Arnal, discípulo de Lugol, atacó a Patrix manteniendo una agria polémica en la revista "La lancette française". Patrix se defendió como pudo. Pero cada día aumentaba más y más el número de los escépticos

El 2 de septiembre de 1829, un tal Meynier comunica a Lugol que ha encontrado el "insecto" y que lo va a demostrar en público. Tras reunir a personalidades como Bailly, Cloquet, Lugol y un escogido público, Meynier tomó una muestra de un sarnoso, la puso sobre una gota de agua bajo el microscopio y agitando con su uña la mezcla hizo aparecer el ácaro ante la admiración de todos. Los de más edad reconocieron el ácaro de Galès, idéntico al ácaro del queso. Alibert está eufórico, ante la demostración.

Pero pocos días más tarde, Meynier renuncia al premio de 300 francos y Raspail aclara la confesión de Meynier: tenía un trozo de queso podrido en su bolsillo y había puesto ácaros del queso con su uña bajo el microscopio. Ahora es Lugol el que se muestra eufórico. 


Moldeado de cera representando un caso de sarna noruega .
Museo de cera del Hospital de Saint-Louis, Paris. 
Tras la flagrante derrota de los defensores de la etiología acarina, Alibert, ya muy desprestigiado, no tiene más remedio que autorizar a Patrix a hacer la demostración en el Hôtel Dieu. Pero el ácaro no aparece. El fracaso es total. Las risas y comentarios jocosos de los asistentes hacen que la derrota sea cada vez más hiriente. Patrix es severamente amonestado por la Facultad de Medicina, aunque todo el mundo sabe que la amonestación va en realidad dirigida a Alibert. 


Llegamos a 1830, en plena Revolución. Raspail se olvida momentáneamente del ácaro para ir a las barricadas. Los médicos ya no quieren ni oir hablar del insecto. Hasta Alibert duda ya de su existencia. 

Los dermatólogos tienen muy mala opinión de Galès, a quien juzgan muy duramente: 

Devergie: 
"el pretendido ácaro hizo que el Instituto diera a su inventor una recompensa honorable en vez de la reprobación y el desprecio que en realidad merecía"

Raspail: 
"Galès ha mostrado fraudulentamente el ácaro del queso para adquirir gloria y dinero"

Biett: 
"Este éxito constante de un bando y el fracaso constante del otro llegan a fatigar el espíritu. No sé de ninguna duda que tenga tan poca defensa"

Cazenave: 
"Se puede dudar de la buena fe de este farmacéutico"

Probablemente el ácaro de Galès era un fraude. Tal vez había visto alguna vez el ácaro y perpetuó fraudulentamente su descubrimiento, ávido de fama, de amor propio y de dinero. Desapareció de Saint Louis en 1815. Vivió, explotando sus negocios hasta 1854. Pero nunca dijo una palabra ni participó en la polémica, dejando que afectara a la reputación de Alibert, para el que se convirtió en una auténtica pesadilla. 




Bibliografía

Beeson BB. Acarus scabiei. Study of its history. Arch Dermatol Syphilogr 1927;16:294-307.

Crissey JT, Parish LC The Dermatology and Syphilology of the Nineteenth Century. New York: Praeger, 1981. 

Díaz R, Vidauzárraga C. Historia del ácaro de la sarna. Piel 2003; 18 (9): 471-3

Galvañ Pérez del Pulgar JI, Piel 2004;19:533-7 - DOI: 10.1016/S0213-9251(04)72909-

Janier M. Histoire du sarcopte de la gale. Histoire des sciences médicales, Tome XXVIII, 4, 1994. http://www.biusante.parisdescartes.fr/sfhm/hsm/HSMx1994x028x004/HSMx1994x028x004x0365.pdf




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