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domingo, 7 de agosto de 2016

Carbunco (III): La reciente epidemia de Rusia.






 Hannes Wagnstedt

 Rebaño de renos

Litografía en color. 41,9 x 54,6 cm.
Victoria and Albert Museum. Londres.  



Tras el descubrimiento del agente causal del carbunco y la puesta en marcha de la vacuna, que proporcionó una arma a los ganaderos frente a la infección, la incidencia de carbunco descendió y pasó a ser una enfermedad que ya no diezmaba los rebaños. 

Sin embargo, el carbunco no ha desaparecido. Recientemente se asiste a un nuevo brote en el Norte de Rusia. Un niño de 12 años ha muerto a consecuencia de la enfermedad, y 20 casos más han sido confirmados (y 90 más en cuarentena por ser sospechosos, de los que 51 son niños) han sido hospitalizados en Salekhard, según el diario Siberian Times. El chico fallecido pertenecía a una familia nómada de pastores de renos y habría contraído la enfermedad al consumir carne de reno infectado. La autopsia ha confirmado que tenía la forma intestinal de la enfermedad según señaló Victor Maleev, subdirector del Instituto Central de Investigaciones Epidemiológicas en Moscú. Los demás casos hospitalizados presentan carbunco cutáneo. En los casos de carbunco cutáneo, la mortalidad es de un 10%.


Zona del Norte de Rusia afectada por el carbunco (3 de agosto 2016) 


Por otra parte, la epidemia de carbunco ha afectado considerablemente a la cabaña de renos: más de 2300 animales han muerto en una semana. La mayoría de los renos vivos (más de 35.000) han sido vacunados. Es la primera vez que esta enfermedad reaparece en la zona desde 1941. 

La causa de la reaparición de  la enfermedad - que es conocida en la región como peste siberiana - son las anormalmente altas temperaturas que se han dado este verano en la región (hasta 12ºC más de lo que era habitual en los últimos años, alcanzándose máximas de hasta 35ºC en muchos días del mes de julio). En la península de Yamal, bañada por el Ártico, el golpe de calor ha fundido la capa de permafrost (hielo perpetuo) que cubría fosas en donde se sepultaron los cadáveres  renos contaminadas con el bacilo en 1941, cuando tuvo lugar la última epidemia. Estos cementerios de renos se cubrían generalmente con nieve. La baja temperatura de la zona garantizaba que permanecieran así inhumadas. Pero este año el permafrost se fundió y los esqueletos de los renos contaminados quedaron descubiertos. Las esporas de Bacillus anthracis pueden permanecer conservadas y potencialmente activas durante más de un siglo. 

La situación ha preocupado a las autoridades que han evacuado del área afectada (60 Km. de diámetro) a unos 160 nénets, los pastores nómadas de renos. Muchos de ellos están siendo tratados con antibióticos y en algunos casos son vacunados. El lunes 1 de agosto de 2016 Dimitri Kobylkin, gobernador de la región de Yamalia promulgó el estado de emergencia y cuarentena durante una semanaLa ministra rusa de la Salud, Veronika Skvortsova, se ha desplazado a la región. 



Tropas especializadas desplegadas en la zona afectada (*)
El ministerio de Defensa por su parte ha enviado a unos 250 soldados 19 unidades especializadas de las tropas de defensa radiológica, química y biológica protegidos con trajes especiales y dotados de 30 vehículos, 8 helicópteros y varios drones, para examinar el suelo, descontaminar la zona y calcinar los cadáveres de los animales infectados. En los últimos días centenares de cuerpos de renos han sido icinerados, un método recomendable de desinfección, ya que las esporas del bacilo son muy resistentes y pueden resistir inalteradas a temperaturas de hasta 140 ºC. También estan desinfectando el suelo y los edificios con un nuevo sistema de aerosol, KDA Orlan, traído de Ekaterinburg, donde existe un laboratorio militar que trabaja con esporas de carbunco. Los aerosoles de Orlan pueden desinfectar un área de 90 m² por minuto. 

El bacilo del carbunco, que se halla presente en la Naturaleza, forma parte de las bacterias potencialmente usadas en la guerra bacteriológica, por la facilidad de expandir las esporas de forma invisible. Las esporas pueden invadir el organismo por efracciones de la piel (infección cutánea), por el estómago (infección gastrointestinal por ingerir productos contaminados) o por los pulmones (inhalación de esporas). Los síntomas iniciales son similares a un cuadro gripal, con fiebre, vómitos, dolor de garganta y diarrea. Tras unos días aparecen serios transtornos respiratorios. La enfermedad puede tratarse con algunos antibióticos y no se transmite de persona a persona.  


En 2011, un grupo de científicos de la Academia Rusa de Ciencias alertaron, en un estudio publicado en Global Health Action, de lo que podría pasar con las 200 fosas comunes de reses que murieron de ántrax en los años 40 en la provincia rusa de Yakutia, al este de Siberia, si las temperaturas seguían aumentando. Greenpeace ha avisado por su parte, que si continua el calentamiento global otras muchas bacterias y virus podrían reactivarse también y producir peligrosas epidemias. 



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