Bernardo Strozzi Berenice cortándose la cabellera Óleo sobre lienzo Galleria d'Arte Antica. Udine (Italia) |
El cabello es una parte del cuerpo con un complejo significado, a veces incluso polisémico. Por una parte es un símbolo de erotismo y la fertilidad, pero también puede tener un significado ambivalente asociándose a la virginidad. De ahí la costumbre, presente en muchas culturas de que las doncellas luzcan el cabello largo y suelto, que es cortado tras sus nupcias.
Así, antes de casarse, las doncellas de Tracia ofrecían la trenza de sus
cabellos a Hipólito (hijo de Teseo) y en otras ciudades griegas lo hacían a divinidades como Atenea o a Artemisa.
También las monjas católicas ofrecen sus cabellos al ingresar a la orden, como señal de sumisión,
desprendiéndose de un atributo de su femineidad, y aceptando así los votos, entre el que está el compromiso de castidad. El ritual de toma de hábitos incluye el corte público de los cabellos de la novicia por parte de la abadesa o superiora.
Es célebre la leyenda de la reina Berenice II, (Βερενίκη, 269 - 221 aC), hija del rey de Libia. En 245 aC se había casado con Ptolomeo III Evergetes, rey de Egipto. Berenice, que estaba muy enamorada de su marido, se cortó su hermosa y abundante cabellera para hacer ofrenda de sus cabellos a Afrodita suplicando que Ptolomeo III Evergetes volviera sano y salvo de la guerra con Siria. La ofrenda significó un gran sacrificio para ella ya que tenía una hermosa y larga melena que todos envidiaban. Pero al día siguiente la melena había desaparecido del
templo. Corrieron rumores de que la había robado un sacerdote de Serapis, indignado de que una
reina de Egipto hubiera hecho un sacrificio a una deidad griega. La reina se desesperó al conocer lo sucedido, pero el
astrónomo Conón de Samos la convenció de que la melena había subido al cielo por obra de
Afrodita donde se había convertido en una constelación que acababa de aparecer. Desde entonces
la constelación recibe el nombre de Cabellera de Berenice (Comas Berenice).
Aquí aportamos una pintura barroca que plasma esta leyenda, obra de Bernardo Strozzi (Génova 1581 - Venecia 1644). Berenice, con las tijeras en la mano, se dispone a sacrificar su cabellera, con la mirada girada hacia lo alto, probablemente en la dirección donde está la estatua de la divinidad a quien implora protección para su esposo. Se trata de una obra tardía de Strozzi, que como se solía hacer en el manierismo realizó varias copias de este tema, con ligeras variantes.
Aquí aportamos una pintura barroca que plasma esta leyenda, obra de Bernardo Strozzi (Génova 1581 - Venecia 1644). Berenice, con las tijeras en la mano, se dispone a sacrificar su cabellera, con la mirada girada hacia lo alto, probablemente en la dirección donde está la estatua de la divinidad a quien implora protección para su esposo. Se trata de una obra tardía de Strozzi, que como se solía hacer en el manierismo realizó varias copias de este tema, con ligeras variantes.
Ofrecer el cabello es pues un signo supremo de homenaje, de entrega de algo personal, que simboliza la
entrega del propio ser. En la Ilíada, Aquiles se corta el pelo como ofrenda a Patroclo antes de depositar su cuerpo en la pira fúnebre. (La Ilíada, Canto XXIII, 44 - 47). Por eso algunos psicoanalistas lo
han entendido como una sustitución ritual de un sacrificio humano.
Los cabellos pueden también tener una importante carga afectiva o erótica. En
muchas épocas poseer un mechón de cabello de la persona amada ha sido prenda de amor, y se conserva
como un preciado talismán o una reliquia, que se lleva consigo a todas partes. En cierto modo, es como llevar encima alguna parte de la persona a quien queremos, una parte de su cuerpo con la que podemos establecer un permanente contacto.
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