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lunes, 22 de febrero de 2016

Lavar los pies, muestra de hospitalidad








La hospitalidad de Abraham
(s. XII)

Piedra esculpida
.
Friso del claustro de la Catedral de Girona



El claustro de la catedral de Girona es uno de mis primeros referentes culturales. Allí fui muchas veces con mi padre cuando era niño, allí jugaba y contemplaba embelesado los relieves de los capiteles en los que se representaban muchos relatos bíblicos, una y otra vez. Uno de ellos era éste que representa a Abraham hospedando a tres jóvenes caminantes en su casa. Los huéspedes del patriarca resultaron ser tres ángeles y durante la cena que les ofrecieron Abraham y Sara, su mujer, los ángeles profetizaron el próximo embarazo de Sara, a pesar de su avanzada edad. Pero a pesar de la incredulidad de la mujer, la profecía fue realidad y finalmente tuvo un hijo, al que llamó Isaac. Este pasaje fue muy representado en la Edad Media, y tuvo una especial acogida en Oriente, ya que los tres ángeles se tomaron como un símbolo de la Trinidad, por lo que aparecen en multitud de iconos ortodoxos. 

La escena representada en el friso del claustro muestra a Abraham acogiendo a los tres jóvenes en su casa. Está lavando los pies al primero de ellos, y seca cuidadosamente uno de sus pies con un lienzo. Lavar los pies era preceptivo cuando se acogía a un huésped, para demostrar hospitalidad  y resaltar que debía sentirse como en su casa. Aparte de ser una norma de cortesía, los viajeros se desplazaban en general a pie, por caminos polvorientos y la verdad es que debían necesitar un baño reconfortante, por higiene y para hallar un cierto reposo y descanso. Tras el baño de pies, de manos y cara, se podía pasar ya a compartir la cena.


La escena completa del friso: Mientras Abraham lava los pies a uno de los ángeles,
los otros dos conversan, señalando al futuro padre. Claustro de la Catedral de Girona (s. XII)


En la Historia Antigua, son numerosos los pasajes en los que encontramos referencias al lavado de los pies. Era una tarea que normalmente se encomendaba a los sirvientes, y por esta razón Jesús quiere lavar los pies de los apóstoles antes de la Última Cena, demostrando así su voluntad de servicio. 

A veces, el lavado de pies se sustituía por un baño completo. En la Odisea, muchas veces se hace alusión a estos baños, tras los que se ungían los huéspedes con aceites perfumados. También Platón, en el Banquete, hace mención de esta costumbre. 

Hoy esta costumbre nos parece exótica y algo lejana. Las normas de hospitalidad han cambiado, por no decir que casi se han desvaído. Y sin embargo, nada mejor que un buen baño de pies caliente con un puñado de sales cuando llegamos a casa tras una buena caminata. 

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