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jueves, 25 de junio de 2015

Quevedo, la sífilis y el hospital de Antón Martín (III) Sífilis secundaria y terciaria








Busto de Francisco de Quevedo  


Escultura en piedra
Biblioteca Nacional, Madrid   



En anteriores post hemos visto algunas de las habituales alusiones a la sífilis y al hospital de Antón Martín en las poesías  obra de Quevedo. Hoy seguiremos refiriéndonos a citas similares sobre esta enfermedad y sus síntomas. Él mismo reconoce haber contraído la sífilis, llamada mal francés o de bubas, y hace referencia a los dolores óseos:  


"Confrades de los dolores son, por mis bubas mis miembros"
("Despídese de penitente y disciplinante": Ni sé si es alma, si almilla)

En otros poemas alude a las sifílides descamativas de la lúes secundaria, que afectan la cara: 
"La escarapela me llamas, y débeslo de fundar en que en mí pela la cara, como en ti la enfermedad. Tan mal francés como gastas no le ha gustado jamás Rocheli ni, en sus herejes,  La Rochela o Montalbán"
("Púrgase una moza de los defectos que otra enfermaba":  La escarapela me llamas...)

El poeta se refiere en algunos pasajes a las destrucciones ocasionadas por los gomas sifilíticos de la sífilis terciaria. Por ejemplo, satiriza el habla gangosa de un luético al que el goma ha ocasionado la destrucción del tabique nasal y paladar, uniendo las fosas nasales con la boca:
"Las gangas que antes cazaba
las vuelve agora en garlar,
y su nariz y su boca
trocaron orificios ya"
("Cura una moza en Antón Martín la tela que mantuvo: Tomando estaba sudores...) 

O en este otro pasaje de un Romance, en la que se refiere también a la destrucción nasal que deja unas amplias fosas nasales:  
"...La nariz escarolada;
por falta de ternillas
hechos balcón las ventanas" (...)
La presencia de gomas frontales: 
"más gomas que en las valonas
en sola su frente gasta; 
y dice que son chichones
cayendo siempre de espaldas" 
(Marica la Chupona)
A veces su sátira tiene tintes desabridos y descarnados: 
"Hoy nos enseña tu cara
las mejillas sin arzón
gargajos sin pabellón,
y mocos sin alquitara" (...) 

"que en ti se ve por indicios,
que el olfato está sorbido, 
siendo tan noble sentido
de servirse de resquicios"(...) 
  
"si no veráste comido
de tías, madres y suegras
sin narices y con parches, 
con unciones y sin cejas"
(Romance de la Roma roma, hablando con perdón)








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