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miércoles, 24 de junio de 2015

Cauterios








Cauterios 
(s. XVIII-XIX)

Acero (27 x 0'8 x 6 cm aprox)
Museu da História da Medicina Maximiano Lemos Facultad de Medicina, Oporto




Los cauterios  son agentes físicos susceptibles de desorganizar una porción de tejido orgánico y convertirlos en escaras. Los metales gracias a su capacidad térmica fueron usados para transmitir el calor a los tejidos. En la fabricación de los cauterios se empleó el oro, cobre, plata, el plomo, el acero o el hierro. El acero, el hierro y el cobre podían alcanzar gran temperatura sin fundirse. El hierro y el acero además, cambiaban su color a altas temperaturas, por lo que se conseguía un buen índice termométrico. El platino también, pero su uso fue muy limitado, por su elevado coste. El acero reunía todas las características anteriores, por lo que pronto se impuso a los demás metales en la fabricación de cauterios.

En general el instrumento se componía de un cauterio, una asta cilíndrica y un mango de madera que permitía al cirujano cogerlo sin arriesgarse a sufrir quemaduras. 



Según la forma en la que terminaban los cauterios se usaban en una u otra ocasión. Cada uno de ellos se  conocía precisamente por su terminación: en caña, olivar, cónico, cilíndrico... Al parecer el olivar era el más usado y ya había sido descrito por Paulo de Egina (625-690 d.n.e.)

El grado de temperatura tuvo mucha importancia en el modo de acción de los cauterios y se calculaba por el color que tomaban al calentarse (ceniciento, rojo cereza, rojo oscuro...) A altas temperaturas se seccionaban los vasos y a temperatura menor se coagulaban. El dolor causado también estaba en relación con esa escala.

A partir de mediados del s. XIX los cauterios  fueron sustituidos por el galvanocauterio (Middledorpf, 1854), que funcionaban con electricidad y fueron abandonados los cauterios térmicos antiguos. 




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