P.P. Rubens y
J. Brueghel el Viejo
El tacto
(1617-1618)
Óleo sobre tabla
Museo del Prado, Madrid |
La piel es un órgano extenso y complejo. Efectúa muchas funciones vitales. Es a la vez nuestra tarjeta de presentación y nuestra frontera, aislándonos y defendiéndonos del exterior. Y también es la sede de uno de nuestros sentidos: el sentido del tacto, que nos sirve para cosas tan diversas como reconocer las cosas del mundo exterior, captar la temperatura, sentir dolor y darnos placer.
La serie de los sentidos es una de las más importantes colaboraciones entre Rubens y Brueghel el Viejo. Se trata de una serie de grandes lienzos dedicados a los sentidos corporales. En esta serie, Brueghel se encargó de representar los ricos y exhuberantes escenarios de la corte de los archiduques Alberto e Isabel Clara Eugenia (que eran los gobernadores de los Países Bajos) y Rubens realizó las figuras alegóricas de cada uno de los sentidos.
La serie de los sentidos es una de las más importantes colaboraciones entre Rubens y Brueghel el Viejo. Se trata de una serie de grandes lienzos dedicados a los sentidos corporales. En esta serie, Brueghel se encargó de representar los ricos y exhuberantes escenarios de la corte de los archiduques Alberto e Isabel Clara Eugenia (que eran los gobernadores de los Países Bajos) y Rubens realizó las figuras alegóricas de cada uno de los sentidos.
En la tabla El tacto aparecen múltiples armaduras y escenas de forja (insistiendo en la dureza y frialdad del tacto del acero) que contrasta con la suavidad de la piel del amorcillo a quien la diosa besa tiernamente (sensibilidad epicrítica).
Estas obras, como otras de esta colección pasaron a ser propiedad del rey Felipe IV y a engrosar los fondos reales del Alcázar. Forman parte de la colección del Museo del Prado de Madrid desde mediados del s. XIX.
Brueghel el Viejo: El gusto, el oído y el tacto (de la serie de los sentidos). Museo del Prado, Madrid. |
Otra obra, también de Brueghel el Viejo (1620 circa), representa a la vez el sentido del gusto el oído y el tacto. En ella aparece un banquete con varios comensales, personificación de estos sentidos. El músico y los niños cantores, encarnan el oído; la joven que se dispone a saborear las ostras, el gusto; y la que acaricia un visón, el tacto. En la esquina inferior izquierda aparece un mono tirando del cabello a un amorcillo, que igualmente representa el tacto (en su faceta más dolorosa). Los cuadros que aparecen representados son también alusivos: La Anunciación (en la tapa del clavicordio) y La visita de Minerva al Parnaso hacen referencia al oído; El sacamuelas al tacto; y el Castigo del rico Epulón y Las bodas de Caná, al gusto.
A destacar el interés que despertaba en el barroco la representación de los sentidos y la dificultad de representarlos, muy especialmente el sentido del tacto, el que reside en nuestra piel.
A destacar el interés que despertaba en el barroco la representación de los sentidos y la dificultad de representarlos, muy especialmente el sentido del tacto, el que reside en nuestra piel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario