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lunes, 18 de enero de 2021

El pintor catalán que pintó la peste de Marsella







Miquel Serra i Arbós 

Vue du Cours pendant 
la peste de 1720 

(1721)

Óleo sobre lienzo 316x440. 
Musée des Beaux-Arts. Marsella. 





Miquel Serra i Arbós (1658-1733) es un pintor que ha dejado un par de testimonios gráficos sobre la llamada Gran Peste que asoló Marsella en 1720. Se trata de dos cuadros de grandes dimensiones que pueden verse el el Musée des Beaux-Arts de esta ciudad. 

Aunque las pinturas están firmadas con un nombre afrancesado (Michel Serre) su autor había nacido en Tarragona en 1658, y se llamaba en realidad  Miquel Serra i Arbós.  Huérfano de padre, pasó su infancia refugiado en la cartuja de Scala Dei, en el Priorato. Allí conoció al pintor Joaquín Juncosa, que le animó a ir a Roma, donde se formó trabajando en diversos talleres de pintura entre 1670 y 1675. Tras breves estancias en Nápoles y Génova, se instaló definitivamente en Marsella, una ciudad que en aquel momento estaba en plena expansión portuaria, urbana, militar y religiosa. En Marsella contrajo matrimonio con Flora Regimond y trabajó allí el resto de su vida. 

Adoptando el nombre de Serre, pronto se convirtió en el pintor más famoso de Marsella (1680-1730). En su primera etapa decoró diversos conventos de órdenes religiosas (Martirio de San Pedro de Verona, para la iglesia de los dominicos; o la Magdalena llevada por los ángeles, encargada por los cartujos), y decorados de las óperas representadas en la ciudad, como los de Phaéton de Jean-Baptiste Lully. En 1685 se casó con la marsellesa Flora Régimond, con la que tuvo cinco hijos. 

En los inicios del s. XVIII se produjo la ascensión social de Miquel Serra. En 1704 entró a formar parte de la Académie Royale de Peinture de París. A partir de este momento la aristocracia local le encarga numerosos retratos y se convierte en el pintor de moda.



Michel Serre: Vue de l'Hotel de Ville pendant la peste de 1720. 
Musée des Beaux-Arts. Marsella. 


En 1720 estalla la Gran Peste en la ciudad. La epidemia fue muy virulenta: 40.000 marselleses murieron en dos años a consecuencia de la terrible enfermedad, lo que equivale a la mitad de la población de la ciudad en aquel momento. Un desastre demográfico que marcó profundamente la vida de la ciudad. Durante mucho tiempo, el origen de la epidemia se atribuyó a un barco procedente de Siria, el Grand-Saint-Antoine, aunque un reciente estudio ha descartado totalmente esta hipótesis.  

Serra, impresionado, se dedica a plasmar este momento en dos telas de gran formato: Vue de Cours pendant la peste de 1720 Vue de l’Hôtel de Ville pendant la peste de 1720. En este último cuadro el artista se autorretrató. La pintura de Serra sufre en este momento un violento viraje: pasa de la pintura religiosa y de los retratos de los nobles de antaño a recoger con sus pinceles escenas de desolación y muerte. 

Pero el pintor no se limitó a dejar constancia de los estragos del mal. También tomó una parte activa, ayudando a los enfermos y ayudando a enterrar a las víctimas de la enfermedad. 




Por sus colosales pinturas sobre la peste, y también por su benéfica actitud, la ciudad le rindió homenaje poniendo su nombre a una calle (Rue Michel Serre) y su nombre figura inscrito en la lista de los héroes que intentaron mitigar los efectos de la epidemia en la columna conmemorativa que se erigió en 1820.  

El pasado año, 2020, Marsella se disponía a celebrar el tricentenario de este hecho, que marcó la vida de la ciudad. Pero por una ironía del destino, otra pandemia, la de la COVID-19 impidió la mayoría de los actos programados. Tal vez este hecho puede servirnos de reflexión: las epidemias no constituyen un problema nuevo, sino que acompañan siempre a la Humanidad y nos suelen visitar periódicamente. 


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