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martes, 17 de noviembre de 2020

Copito de Nieve






Floquet de neu / Copito de nieve 
(1964?-2003)

Gorila albino. 
Zoo de Barcelona
Fotografía de Ettore Ballochi
 



Los museos no solamente son lugares donde contemplar obras de arte. También en cierto modo hay museos vivos, como jardines botánicos o zoológicos. En el zoo de Barcelona se conserva el recuerdo de un gorila blanco, una curiosidad muy poco frecuente. 

Fue un símbolo de Barcelona. Tal vez el habitante más famoso de la ciudad. Copito de Nieve (Floquet de neu en catalán) era un gorila blanco. Procedía de las selvas de Guinea Ecuatorial, donde lo habían capturado unos cazadores de etnia fang cuando tenía pocos meses de edad. Lo llamaron Nfumu ngui (gorila blanco). Allí lo adquirió el primatólogo Prof. Jordi Sabater Pi, entonces conservador del Centro de Experimentación Zoológica de Ikunde (Bata), una dependencia del Zoo de Barcelona en el trópico. El profesor lo trasladó desde su Río Muni natal hasta Barcelona en 1966. 

Copito de Nieve fue muy bien acogido por los barceloneses, sobre todo por los niños, que veían en su rostro sonrosado una réplica más parecida a los humanos caucásicos que los habituales gorilas negros. 

En 1977 protagonizó una portada de National Geographic, lo que le dio fama mundial, convirtiéndose en el emblema por antonomasia del Zoo de Barcelona e incluso de la propia ciudad.  

El peculiar color de Copito de Nieve estaba debido a que era albino. El albinismo es una alteración genética por la que no se sintetiza melanina, la sustancia que da color a la piel al cabello y a los ojos. Al ser albino, Copito de Nieve tenía el pelo blanco, la piel sonrosada (casi blanca, como la piel de los albinos humanos) y el iris de los ojos de un tenue color gris azulado. Los genetistas Tomás Marqués y Javier Prado del Institut de Biologia Evolutiva  de la Universidad Pompeu Fabra han secuenciado el genoma de Copito y han observado que su albinismo estaba producido por el gen SLC45A2, que por cierto, no es el más común de los cuatro genes que se conoce que son responsables del albinismo.

La función de la melanina es la de proteger las células cutáneas de los rayos ultravioleta del sol. Los albinos, al carecer de pigmento, presentan mayor patología solar que las personas de fototipos elevados. Y eso es lo que le sucedió también al gorila albino.   

Copito de Nieve comenzó a presentar la piel enrojecida, eritematosa, y se rascaba continuamente. Cada vez se manifestaban estos síntomas con mayor intensidad, hasta que en 1996 Jesús Fernández Morán veterinario del zoológico de Barcelona y el Prof. Luis Ferré Caubet profesor de Patología y dermatología veterinaria decidieron solicitar el asesoramiento especializado de médicos dermatólogos. Concretamente al  Prof. Antoni Castells y a su equipo de Dermatología del Hospital Vall d'Hebrón.  

El Prof. Antoni Castells con sus colaboradores Vicente  Garcia-Patos, y Cristina Pascual Valdés fueron al zoo y observaron que el famoso gorila tenía una eritrodermia en todo el cuerpo con vivo prurito que le obligaba a rascarse continuamente. Le realizaron una biopsia que reveló que presentaba una fotodermatosis. La piel blanca del gorila no tenía suficiente protección frente al sol, y se había alterado. 

Los dermatólogos sugirieron realizar un tratamiento similar al que se propone en estos casos en humanos, pero los veterinarios desestimaron la idea ya que creyeron que no podría ser metabolizado. En cambio, instalaron paneles en el techo con el fin de tamizar los rayos solares.  

Algunos años más tarde el gorila albino presentó un carcinoma escamoso en tórax con metástasis ganglionares. Era la consecuencia de la continua exposición de su piel desprovista de pigmento a los rayos ultravioleta solares. El tumor fue extirpado por un equipo quirúrgico de veterinarios. A pesar de eso, el carcinoma recidivó al poco tiempo, y en noviembre de 2003 tuvieron que practicarle la eutanasia para evitarle sufrimientos innecesarios. 

Copito de Nieve fue la gran atracción del Zoo de Barcelona durante casi cuatro décadas. Se intentó infructuosamente que tuviera algún hijo albino, cruzándolo repetidamente. Tuvo 22 hijos, de los que sobreviven tres (un macho y dos hembras), once nietos (cuatro machos y siete hembras) y 3 bisnietos (un macho y dos hembras). Pero ninguno fue albino. Y finalmente su albinismo, que era su signo distintivo, fue también el causante de su cáncer de piel.  


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Agradezco los comentarios personales que muy amablemente me ha confiado el Prof. Antoni Castells Rodellas a propósito de este episodio. 

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