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viernes, 21 de agosto de 2020

Leishmaniasis (II): Historia de una enfermedad

Sir William Boog Leishman. Photomechanical print by after Ba Wellcome V0026696.jpg




Sir William Boog Leishman 

Retrato. Fotografía B&N
Wellcome Institute. Londres. 




En una entrada anterior comentábamos algunos aspectos de la leishmaniasis cutánea, una enfermedad causada por protozoos y transmitida por mosquitos. Una enfermedad que causa una lesión costrosa, redonda, en forma de botón, lo que unido a su especial incidencia en la India y en Oriente Medio, le ha dado el nombre genérico de botón de Oriente. 

Hay tres formas principales de leishmaniasis: 

  • Visceral (la forma más grave de la enfermedad, que afecta sobre todo al bazo, y también conocida como kala-azar)
  • Cutánea (la más común, conocida como botón de Oriente) y 
  • Mucocutánea. Esta última se da sobre todo en Sudamérica y en Etiopía.

La leishmaniasis está vinculada a los cambios ambientales, como la deforestación, la construcción de presas, los sistemas de riego y la urbanización.

Se estima que cada año se producen entre 700.000 y un millón de nuevos casos y entre 26.000 y 65.000 muertes.

El agente causal de las leishmaniasis es un protozoo flagelado (Leishmania sp), de la que se conocen más de 20 especies. Morfológicamente, se presentan bajo una forma intracelular (amastigote) y una forma flagelada (promastigote). En el interior de las células de las lesiones cutáneas pueden aparecer cuerpos de Leishman-Donovan.  Los reservorios pueden ser animales domésticos como perros, pero también conejos, liebres u otros mamíferos. 


El ciclo vital de Leishmania spp. (Wikipedia)



Pero llegar a esta conclusión no fue fácil. Como en otros muchos casos de investigación médica, se tuvo que recorrer un largo camino de investigación para conocer bien las causas de esta enfermedad. 

La existencia de esta enfermedad data de tiempos remotos. Se ha podido incluso demostrar la presencia de Leishmania en mosquitos presentes en ámbar fosilizado, por lo que podemos afirmar que existían ya en el Mesozoico. 

En 930, el erudito persa Rhazes (Abū Bakr Muhammad ibn Zakariyyā al-Rāzī, 854–935) describió la aparición de llagas cutáneas en la región de Bagdad. La primera descripción precisa del dolor oriental fue realizada por el gran filósofo y médico persa Avicena (Abū ʿAlī al-Ḥusayn ibn ʿAbd Allāh ibn Al-Hasan ibn Ali ibn Sīnā, 980–1037). Describió una afección dérmica conocida como llaga de Balkh en el norte de Afganistán, que sugería lesiones cutáneas secas causadas por L. tropica. 

A partir del s. XVI, tenemos constancia de infecciones cutáneas sugestivas de botón de Oriente en  se varios lugares. Por este motivo el nombre de la enfermedad adquirió tintes locales, que todavía se usan hoy en ciertas regiones (por ejemplo, botón de Alepo, botón de Bagdad, botón de Jericó, llaga de Balkh, llaga de Penjdeh, clavo de Biskra , botón de Creta, úlcera de Delhi...) Estos nombres locales han dejado paso al término más general de botón de Oriente, o todavía mejor y más específico al de leishmaniasis cutánea. 

La alta incidencia de la enfermedad en la ciudad de Alepo y sus alrededores hizo que el nombre de botón de Alepo para designar la enfermedad se conservara durante mucho tiempo en esta región. Conservo un buen recuerdo de esta ciudad, tal vez la ciudad del mundo habitada ininterrumpidamente desde hace más tiempo y hoy lamentablemente reducida a ruinas por una sangrienta guerra. Recuerdo que hace algunos años, mi buen amigo, el Dr. Mounir Rachdan, natural de Alepo y establecido en Barcelona como médico desde hace muchos años, me  hizo de guía por sus callejas (entonces llenas de vida, de aromas de especias y de sabor oriental). Comentamos entonces el tema del botón de Alepo y me contó el caso de un conocido suyo que presentaba tres lesiones de leishmaniasis cutánea en el cuerpo. Las mostraba con orgullo, como un signo de identidad y las señalaba sucesivamente, diciendo 
"Yo soy alepino (por la primera lesión); soy hijo de un alepino (por la segunda): y nieto de un alepino (por la tercera)"
Una anécdota por la que podemos deducir que eran lesiones muy frecuentes en esa zona septentrional de Siria.  


Portrait of Alexander Russell by T. Trotter Wellcome L0011163.jpg
Alexander Russell (1715-1768)

En 1756, el médico y naturalista escocés Alexander Russell (1715-1768) que ejerció como médico en Alepo bajo la protección del Pachá, publicó un relato clínico detallado de las formas tanto secas como húmedas de las úlceras orientales. Describió cómo a nivel popular la gente del país distinguían entre una forma 'masculina' y una 'femenina' de la enfermedad, que muy probablemente corresponden a las formas de  leishmaniasis cutánea causadas por L. major y a las ocasionadas por L. tropica , respectivamente. Russell realizó una descripción detallada del desarrollo de las lesiones y señaló que las enfermedades se curan espontáneamente entre los 8 meses y 1 año. 


Los amastigotes de Leishmania,
también llamados cuerpos de Leishman-Donovan.
 
A finales del s. XIX, en plena era bacteriológica, conmenzó una intensa búsqueda del posible agente causal. En 1885, el médico escocés David Douglas Cunningham (1843-1914) vio los parásitos de Leishmania en un forúnculo de Delhi, pero no supo interpretar que era exactamente lo que veía. Posteriormente, el médico del ejército ruso Piotr Fokich Borovsky (Пeтp Фoкич Бopoвcкий) (1863-1932) fue el primero en descubrir que los cuerpos presentes en las lesiones dolorosas orientales eran protozoos. Así lo publicó en 1898 en una oscura revista rusa, sin repercusión internacional, por lo que su observación pasó desapercibida.

La Leishmania donovani fue descubierta por dos oficiales médicos británicos: el escocés William Boog Leishman (1865-1926) en Dum-Dum, cerca de Calcuta en noviembre de 1903. Pocas semanas más tarde el médico irlandés Charles Donovan (1863-1951) observó los amastigotes en Madras, India, en 1903. Al principio ambos investigadores pensaron que se trataba de una tripanosomiasis y requirieron la ayuda de diversos especialistas para distinguir ambos protozoos. Su taxonomía correcta fue elaborada finalmente por Ronald Ross. 

Charles Donovan.jpg
Charles Donovan (1863-1951)























Aunque desde el principio se sospechó que los flebótomos eran los vectores de transmisión de los parásitos de Leishmania , no fue hasta 1921 que esto se demostró cuando los hermanos y biólogos franceses Edmond Sergent (1876-1969) y Étienne Sergent (1878-1948) demostraron que la escarificación una suspensión de moscas de arena molidas en la piel de los voluntarios dio como resultado el desarrollo de las típicas lesiones dolorosas orientalesSin embargo, el resultado de este experimento no se aceptó generalmente como prueba de que las moscas de la arena son los vectores del dolor oriental. El parasitólogo británico-israelí Saul Adler (1895-1966) demostró finalmente en 1941 el modo real de transmisión a través de la picadura de la mosca de la arena cuando infectó con éxito a cinco voluntarios con moscas de la arena infectadas experimentalmente con L. tropica en el laboratorio.


Bibliografía

Steverding D. (2017). La historia de la leishmaniasis. Parásitos y vectores , 10 (1), 82. https://doi.org/10.1186/s13071-017-2028-5

Sierra X (1981). Leishmaniosis cutáneas. JANO, 488: 41-47

Taberner R. Y para muestra un botón... de Oriente. Dermapixel (blog) 13 abril 2011. https://www.dermapixel.com/2011/04/y-para-muestra-un-boton-de-oriente.html

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