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jueves, 9 de julio de 2020

Las plagas de Egipto (IV): Parásitos, pulgas y piojos





Clément Marillier, 
le maistre de Sacy

La tercera plaga. 
Plaga de los piojos. 
(1789) 

Grabado al buril.
Wellcome collection. 
Londres






En artículos anteriores del blog comentábamos la primera plaga de Egipto, el fenómeno de que el agua tomó aspecto de sangre y la segunda, la invasión de ranas. En ambos casos proponíamos posibles explicaciones naturales de estas plagas. Hoy trataremos de la tercera plaga. La de pulgas y piojos.   

III - Piojos y pulgas (Éxodo 8,16-19)


Al haber traicionado el faraón su promesa, Moisés y Aarón volvieron a realizar prodigios. Aarón golpeó el polvo del suelo, y de él emergieron insectos. 
   Clément Marillier: La tercera plaga. Plaga de los piojos   
(detalle) 
Y entonces Dios dijo a Moisés: Di a Aarón: Extiende tu vara y golpea el polvo de la tierra, para que se convierta en piojos por todo el país de Egipto (Éxodo, 8:16)
Según la tradición todo el polvo de la región se convirtió en piojos y pulgas, y estos insectos atacaron a todo ser vivo que encontraron, tanto animales como personas. A pesar de haber tenido éxito en las anteriores plagas, los hechiceros reales no pudieron repetir la señal, y afirmaron que era obra de un dios muy poderoso. Sin embargo el faraón se negó a dejar libres a los hebreos una vez más.

El sustantivo hebreo כִּנִּים (kinim) podría traducirse como piojos o pulgas. Los habitantes de Oriente Próximo se encontraban muy familiarizados con los piojos, ectoparásitos frecuentes en la zona. La presencia de estos insectos en las localizaciones bíblicas ha sido puesta de manifiesto por medio de la recogida de formas adultas y liendres, que se han podido detectar en las pelucas de muchas momias egipcias. Los arqueólogos también han encontrado peines de púas finas bastante similares a las liendreras actuales en los yacimientos de los desiertos israelitas de Judea y Negev.  


Un dermatólogo en el museo: Una plaga de piojos
La plaga de piojos. Haggadah de Barcelona. 



Los egipcios asociaban los piojos con la impureza y la suciedad. Los sacerdotes egipcios no podían efectuar ningún ritual si llevaban piojos en algún lugar del cuerpo. Por eso solían rasurarse todo el cuerpo, incluída la cabeza cada dos días.  

La plaga de insectos puede estar relacionada con la plaga anterior, la plaga de ranas. Las ranas, al salir del agua y no poder volver, como hemos visto antes, murieron y así estos insectos se quedaron sin depredadores y atacaron con inusitada fuerza a personas y animales. Por otra parte, los acúmulos de cadáveres de peces y ranas de las plagas anteriores favorecieron la proliferación de estos insectos. Las malas condiciones higiénicas al no poderse lavar en el agua del río favorecerían que los egipcios padeciesen estas parasitosis. 











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