Pierre-Auguste Renoir
El almuerzo de los remeros
(1881)
Óleo sobre lienzo 129,5 x 172,7 cm Colección Phillips. Washington |
Pierre-Auguste Renoir (1841-19191) fue un pintor impresionista francés. Su pintura muestra frecuentemente voluptuosos desnudos femeninos, a veces encuadrados en paisajes. También suele reflejar la alegría de vivir, incluso cuando los protagonistas son de clases modestas. Siempre son personajes que se divierten, en una naturaleza agradable.
El cuadro muestra un grupo de amigos de Renoir descansando en una terraza del restaurante Maison Fournaise, sobre el río Sena en Chatou, Francia. La escena muestra un clima de alegría popular que se asemeja a una obra anterior suya, Baile en el Moulin de la Galette (1876). Por otra parte, Renoir ya había retratado, tanto el local como el tema de los desayunos de los remeros, en otra de sus obras, Déjeuner chez Fournaise (1875).
Pierre-Auguste Renoir: Déjeuner chez Fournaise (1875) |
En la actual situación, motivada por la pandemia de COVID19, probablemente tardaremos bastante en ver escenas así, en la que los personajes almuerzan en un restaurante charlando animadamente y se agolpan entre ellos con familiaridad y despreocupación. Probablemente tendremos que guardar las distancias sociales durante bastante tiempo, debido a la alta contagiosidad del coronavirus SARS-COV2.
Para demostrar la conveniencia de esta prudente distancia social basta analizar lo que sucedió en un restaurante de Cantón (China) recientemente, en el que un individuo asintomático contagió a muchos otros. Os lo comento a continuación.
Plano de la sala del restaurante de Cantón |
Este esquema muestra la sala de un restaurante de esta ciudad. Los círculos grandes representan las mesas circulares de la sala y los círculos pequeños, la ubicación de los comensales. En la pared de la derecha está situado un aparato de aire acondicionado, y en la de la izquierda, un ventilador que mueve el aire del recinto. En la parte superior, dos grandes ventanales de cristal (cerrados) para que los comensales pudieran disfrutar de la vista exterior.
Un individuo (A1) fue a cenar a este restaurante con 9 amigos. Se encontraba bien y no tenía ningún síntoma que permitiera sospechar que podía ser portador del coronavirus SARS-COV2. Y sin embargo, sin saberlo, lo era.
La cena se desarrolló con normalidad, durante una hora y media. Pero durante la cena, se hablaba, se comía y se respiraba, claro. Aunque A1 no lo sabía, las gotas de Flügger que expulsaba estaban repletas de virus infectantes. El aerosol que producía era transportado por el aire y eran inspiradas directamente por los otros amigos o se depositaban en las superficies próximas que quedaban así contaminadas. Al tocar con las manos las superficies y tocarse después inadvertidamente la cara, también podían contagiarse.
Durante la semana siguiente, la mitad de las personas que compartieron aquella cena desarrollaron síntomas de COVID19. Se localizaron los contactos para reconstruir la cadena de contagios que habían empezado con aquella cena.
Tenía una cierta lógica que hubieran habido contagios en los que se sentaron en la mesa A. La distancia con el comensal infectante era escasa. Pero nadie se esperaba que se produjeran otros contagios en otras mesas del comedor.
Pero los hubo. En la mesa C se infectaron dos personas más, que habían cenado a la misma hora aquel día. El ventilador, situado en la pared de la izquierda, había transportado las partículas hacia su mesa, que estaba, por decirlo así, a sotavento.
Pero también en la mesa B se dieron tres casos. El flujo de aire, que iba en la dirección izquierda-derecha, volvía en turbulencia al encontrar el aire frío del aire acondicionado, situado en la pared derecha. En cambio, otras mesas no presentaron contagios, ya que el flujo de aire no favorecía que las partículas llegasen hasta allá.
Una historia muy ilustrativa para comprender lo fácil que es la transmisión del virus SARS-COV2 y de la multitud de factores que pueden favorecer el contagio.
Tardaremos en volver a ver escenas como la que representó Renoir. Pero mientras tanto, estemos alerta a los posibles contagios, que son mucho más fáciles de lo que podemos creer de entrada.
En general he observat que no este gaire clar els fluxos d’aire i la seva circulació, només ens hem de fixar amb algunes instal·lacions d’aire condicionat son realment nefastos.
ResponderEliminarEl flux d'aire crea turbulències i fa volar les gotes de Flügge força més enllà del que anirien sense aquests corrents d'aire. En aquest cas jo crec que va ser més pel ventilador que per l'aire condicionat.
ResponderEliminar