Raffaele Sanzio Retrato de una joven ("La Fornarina")
Óleo sobre tabla, 85 x 60 cm.
Galería Nacional de Arte Antiguo. Roma. |
El cuadro representa a una mujer sentada, con el torso desnudo, que inicia el gesto de intentar cubrirse púdicamente el pecho con un velo trasparente que se enrolla en uno de los brazos. En el brazo izquierdo se aprecia el nombre del pintor, Rafael, dando a entender que les unía una relación sentimental. La mujer mira de forma algo ladeada hacia su izquierda con mirada profunda, con un ademán de cierta ironía. La parte inferior del cuerpo queda tapada por una especie de amplia falda de colores rojizos y aspecto aterciopelado.
La mano izquierda descansa sobre la zona púbica, lo que unido al intento de cubrir el pecho nos recuerda la posición de las Venus púdicas de las estatuas clásicas. Los bellos tonos rosáceos de las carnaciones contrastan con los verdes y azules del fondo, lo que acentúa la sensualidad del conjunto. Los diversos estudios radiográficos que se han realizado de esta obra (1978, 1983 y 2000) revelaron que en el fondo se veía originariamente un paisaje con un río, en cuyo centro –por encima de la cabeza de la modelo– se encuentra un árbol, presumiblemente un mirto, muy similar al del Retrato de Ginebra de Benci de Leonardo da Vinci, que generalmente se asocia a las tradicionales representaciones pictóricas de Venus.
La modelo que inspiró la obra fue la joven romana Margherita Luti (c. 1493-1522), hija del panadero Francesco Luti de Siena. La profesión del padre (fornaio, en italiano) justifica el apodo con el que se conocía a la muchacha: Fornarina.
Margherita posó repetidamente como modelo para Rafael Sanzio, especialmente entre los años 1510 y 1517. De hecho se supone que era también su amante, como sugiere el nombre del pintor sobre el brazo izquierdo de la muchacha, en donde un brazalete muestra la inscripción RAPHAEL VRBINAS. En cambio, otros consideran que la Fornarina era una prostituta. Si bien mantuvo una relación sentimental con Rafael no se trataba en todo caso de un adulterio de mujer casada.
Un estudio reciente del cuadro con rayos X ha puesto de manifiesto que en el dedo medio de la mano izquierda de la joven había un anillo, probablemente una alianza matrimonial, que fue enmascarada posteriormente pintando sobre el mismo. Podría ser un arreglo posterior a la muerte de Rafael, (que murió el mismo día que cumplía 37 años) para salvaguardar el buen nombre del artista, ocultando una probable relación adúltera. Se desconoce por completo la autoría de estos arreglos póstumos del cuadro de Rafael.
Venus púdica. Museo de Trípoli (Libia) La posición de las manos es similar al retrato de La Fornarina de Rafael |
La mano izquierda descansa sobre la zona púbica, lo que unido al intento de cubrir el pecho nos recuerda la posición de las Venus púdicas de las estatuas clásicas. Los bellos tonos rosáceos de las carnaciones contrastan con los verdes y azules del fondo, lo que acentúa la sensualidad del conjunto. Los diversos estudios radiográficos que se han realizado de esta obra (1978, 1983 y 2000) revelaron que en el fondo se veía originariamente un paisaje con un río, en cuyo centro –por encima de la cabeza de la modelo– se encuentra un árbol, presumiblemente un mirto, muy similar al del Retrato de Ginebra de Benci de Leonardo da Vinci, que generalmente se asocia a las tradicionales representaciones pictóricas de Venus.
La modelo que inspiró la obra fue la joven romana Margherita Luti (c. 1493-1522), hija del panadero Francesco Luti de Siena. La profesión del padre (fornaio, en italiano) justifica el apodo con el que se conocía a la muchacha: Fornarina.
Detalle del brazo de la Fornarina, con la inscripción en la que aparece el nombre de RAPHAEL VRBINAS |
Margherita posó repetidamente como modelo para Rafael Sanzio, especialmente entre los años 1510 y 1517. De hecho se supone que era también su amante, como sugiere el nombre del pintor sobre el brazo izquierdo de la muchacha, en donde un brazalete muestra la inscripción RAPHAEL VRBINAS. En cambio, otros consideran que la Fornarina era una prostituta. Si bien mantuvo una relación sentimental con Rafael no se trataba en todo caso de un adulterio de mujer casada.
Un estudio reciente del cuadro con rayos X ha puesto de manifiesto que en el dedo medio de la mano izquierda de la joven había un anillo, probablemente una alianza matrimonial, que fue enmascarada posteriormente pintando sobre el mismo. Podría ser un arreglo posterior a la muerte de Rafael, (que murió el mismo día que cumplía 37 años) para salvaguardar el buen nombre del artista, ocultando una probable relación adúltera. Se desconoce por completo la autoría de estos arreglos póstumos del cuadro de Rafael.
El pecho izquierdo presenta unos contrastes de colores con pinceladas más grandes y visibles que en el derecho. Algunos historiadores del arte, como Carlos Hugo Espinel, del Departamento de Medicina de la Universidad de Georgetown (EE.UU), la mano derecha señala un cáncer de mama avanzado. Basan su hipótesis en que hay un engrosamiento (pliegue o bulto) en el seno izquierdo, justo por encima del índice de la modelo. También puede intuirse una cierta retracción con piel algo más pálida y decoloración de la piel y una ligera prominencia en la axila. Además el brazo aparece ligeramente más hinchado, como se ve en los casos de linfedema que suelen acompañar a ciertos cánceres de mama.
Sin embargo, otros autores plantean más dudas, como en un artículo de The Lancet, planteando el diagnóstico diferencial con un quiste. El Dr. Juan José Grau, del Hospital Clínic de Barcelona, que ha realizado diversos trabajos sobre cáncer de mama en obras de arte, tampoco cree que La Fornarina presentara esta enfermedad, atribuyendo el bulto de la axila a la posición de los brazos.
En todo caso, Rafael hizo de esta pintura una de sus mejores obras, un retrato de gran belleza y magnífica factura pero que no corresponde ni con el modelo renacentista ni con la estética de finales de la Edad Media. Una obra maestra, no desprovista de un cierto aire enigmático y en la que encontramos diversas referencias simbólicas. Como la perla que pende de su turbante, probable alusión al nombre de la joven («Margarita»: del griego Μαργαρίτης; que significa literalmente, «perla»).
Bibliografia
Baum M. La Fornarina: breast cancer or not? The Lancet 361: 1129, 2003
Grau JJ, Prats M, Díaz-Padrón M. Cáncer de mama en los cuadros de Rubens y Rembrandt. Med. Clínica 116: 380, 2001
Tostado FJ. La Medicina en el Arte: Pintura – La Fornarina. Historia, Medicina y otras artes... (Blog)
https://franciscojaviertostado.com/2015/06/05/la-medicina-en-el-arte-pintura-la-fornarina/
Sin embargo, otros autores plantean más dudas, como en un artículo de The Lancet, planteando el diagnóstico diferencial con un quiste. El Dr. Juan José Grau, del Hospital Clínic de Barcelona, que ha realizado diversos trabajos sobre cáncer de mama en obras de arte, tampoco cree que La Fornarina presentara esta enfermedad, atribuyendo el bulto de la axila a la posición de los brazos.
En todo caso, Rafael hizo de esta pintura una de sus mejores obras, un retrato de gran belleza y magnífica factura pero que no corresponde ni con el modelo renacentista ni con la estética de finales de la Edad Media. Una obra maestra, no desprovista de un cierto aire enigmático y en la que encontramos diversas referencias simbólicas. Como la perla que pende de su turbante, probable alusión al nombre de la joven («Margarita»: del griego Μαργαρίτης; que significa literalmente, «perla»).
Bibliografia
Baum M. La Fornarina: breast cancer or not? The Lancet 361: 1129, 2003
Grau JJ, Prats M, Díaz-Padrón M. Cáncer de mama en los cuadros de Rubens y Rembrandt. Med. Clínica 116: 380, 2001
Tostado FJ. La Medicina en el Arte: Pintura – La Fornarina. Historia, Medicina y otras artes... (Blog)
https://franciscojaviertostado.com/2015/06/05/la-medicina-en-el-arte-pintura-la-fornarina/
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