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miércoles, 16 de octubre de 2019

La baba del caracol







Valeria Cannata 

Caracol

Postal de fotografía macro 
Colección particular (Gentileza de la autora)




Hace unas semanas recibí la visita de una de las seguidoras habituales del blog, la Dra. Valeria Cannata, dermatóloga de Tucumán (Argentina). Pocos encuentros me han complacido tanto como éste. La Dra. Cannata está muy interesada en el iconodiagnóstico y participa en foros internacionales sobre este tema, como el que recientemente ha tenido lugar en la Universidad de La Sapienza, en Roma. 

Valeria, además de dermatóloga es una magnífica fotógrafa de la naturaleza y tuvo la amabilidad de regalarme una colección de preciosas postales con sus fotografías, lo que quiero agradecerle públicamente desde este blog. Una de ellas es esta bella imagen de un caracol que hoy comparto aquí.  

La baba de caracol es una sustancia que ha sido usada en medicina popular desde tiempos antiguos. También aparece en formulaciones de libros sobre enfermedades de la piel desde el s. XVIII. Está compuesta  por mucopolisacáridos, alantoína, ácido glicólico, colágeno y elastina, entre otras sustancias. Por este motivo forma parte de fórmulas con propiedades cosméticas y terapéuticas. 

El ácido glicólico, por ejemplo, tiene una acción exfoliante que facilita la eliminación de las células cutáneas muertas. Esta acción además permite que otras sustancias contenidas en la baba, penetren hasta capas más profundas del tegumento. También posee la capacidad de estimular la producción de colágeno endógeno y elastina por parte de los fibroblastos, realizando un trabajo esencial para la restauración del equilibrio y la elasticidad de la piel, prolongando, en cierto modo, la lisura de la juventud. Puede efectuar un cierto efecto peeling contrarrestando las marcas causadas por el sol o la edad, y suavizando parcialmente las arrugas y las cicatrices de acné.


Salvador Dalí: El caracol y el ángel (1984)

La alantoína es conocida desde hace tiempo por sus propiedades cicatrizantes. Ayuda a combatir los radicales libres y estimula la proliferación celular, aumenta la velocidad de cicatrización de pequeñas lesiones de la piel y es una ayuda esencial en el retraso del proceso de envejecimiento. También tiene cierta propiedad hidratante y es capaz de disminuir algunos eritemas (rojeces).

El uso de la baba de caracol en Medicina se atestigua en antiguos tratados y entra a formar parte de la composición de fórmulas magistrales desde por lo menos el s. XVIII. Un antiguo conocimiento que ha sido resucitado recientemente ya que es un componente frecuente de diversas cremas cosméticas. 

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