Autor desconocido
San Martín partiendo la capa con un mendigo (1531) Escultura en piedra calcárea, procedente del Valle del Loira
Museo Calouste Gulbenkian. Lisboa
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Es conocida la leyenda según la cual Martín, un oficial romano, se dirigía a Amiens en un día de crudo invierno, montado en su caballo y envuelto en su capa. Al llegar a la ciudad encontró cerca de la puerta de la muralla a un mendigo tiritando de frío. Martín se apiadó del pordiosero y le quiso socorrer. A pesar del conflicto ético que le representaba prescindir de su capote (que era propiedad de las legiones romanas) decidió partirlo con su espada y ofrecer media capa al viejo. Los militares romanos en el s. IV llevaban un conjunto de vestidos y armaduras tan completo que incluso dificultaba su marcha. A este completo equipo se le llamaba impedimenta, y ha pasado a las lenguas romances modernas como impedimento, algo que dificulta una determinada acción. O sea que probablemente, la media capa del oficial era un donativo sobrado. En la noche siguiente, Martín tuvo una visión: Jesús se apareció vestido con la media capa para agradecerle su gesto y premiarle por esta solidaridad humana reinterpretada ya en caridad cristiana. La identificación de Jesucristo con los pobres toma en esta imagen una auténtica dimensión de declaración ideológica. Según la leyenda, Martín se convirtió al cristianismo, llegando a ser obispo de Tours, y así ha pasado al santoral católico: San Martín de Tours.
Un detalle de la cara del leproso, que presenta diversos tumores redondeados en la escultura del Museo Calouste Gulbenkian de Lisboa. |
La escultura que aportamos hoy representa esta escena, una iconografía que por su fuerza ha sido representada numerosas veces y que ha llegado a ser uno de los iconos hagiográficos más populares del catolicismo. En muchas ocasiones se añade el detalle de que el mendigo era un leproso. Los mendigos leprosos eran muy frecuentes en la Edad Media, teniendo en cuenta que se les marginaba y apartaba de la comunidad, y se veían obligados a vivir de la mendicidad, a las puertas de las ciudades. Así, lo encontramos representado con los estigmas de la enfermedad, como en el retablo del círculo de Konrad Witz (Museo de Arte de Basilea) que ya hemos comentado en el blog. Una de las pocas representaciones en las que el mendigo no es leproso es el cuadro del Greco del Museo del Prado, donde no se ve rastro alguno de la lepra. Pero, en la mayoría de los casos el mendigo de San Martín es además un leproso.
El Greco: San Martín partiendo la capa con un pobre (Museo del Prado) En esta pintura, El Greco representó al mendigo sin ningún tipo de sintomatología sugestiva de lepra. |
La pierna del leproso aparece amputada y semiflexionada, cubierta por un protector de cuero sujeto con correas. |
Finalmente cabe señalar la luenga barba del mendicante, que no cumple solamente una función estética. La larga barba y rizada quiere sugerir un cierto desaliño que subraya la marginación y abandono a la que se sometían a estos enfermos.
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