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viernes, 3 de mayo de 2019

El bocio de la Dolorosa







Rogier van der Weyden 

Descendimiento de la cruz
(detalle)

(antes de 1443)

Óleo sobre tabla.  204,5 x 261,5 cm.
Museo del Prado. Madrid.  




El Descendimiento de la cruz de van der Weyden es un cuadro que siempre me ha impresionado. La gran riqueza de las vestiduras, el vivo colorido, la cuidada composición, llena de simbolismo (con los cuerpos de la Virgen desmayada y del cadáver de Cristo, formando unas S itálicas paralelas y rompiendo la disposición alineada de las otras figuras) y sobre todo, el gran naturalismo de las facciones de los personajes y la transparencia de las lágrimas que transmiten sincero dolor, convierten esta tabla en inolvidable. He pasado largos ratos en el museo del Prado ante ella, contemplándola, escudriñando todos los detalles y absorbiendo toda la belleza que destila esta obra maestra.  


Van der Weyden. El descendimiento de la Cruz. 

El personaje de la Virgen es uno de los que capta más la atención del espectador. Tal vez sea el intenso color azul de su vestido, en contraste con los tonos más cálidos de los otros personajes; la situación de su cara, situada en un plano distinto a todas las otras; la transparencia de las lágrimas que se deslizan por sus mejillas; o la palidez de su rostro, y la flaccidez de sus miembros, que evidencian la lipotimia que acaba de sufrir. Lo cierto es que la mirada se va al personaje de María, que centra gran parte de la atención del cuadro. 


El cuello de otro personaje, María Salomé,
también sugiere la presencia de un bocio
La cabeza de María, aparte de la coloración pálida y algo grisácea de su faz -propia de una piel exangüe de quien acaba de sufrir una lipotimia- presenta una característica que  llama nuestra atención. Una masa grande y redondeada ocupa gran parte de su cuello. Un bocio, sin duda. Menos evidente es el bocio de María Salomé, el personaje femenino del fondo, con la túnica verde, aunque su cuello tampoco se libra de esta sospecha. 

La presencia de esta patología en dos de los personajes de la obra de Van der Weyden es una prueba de la alta incidencia que esta patología tiroidea tuvo en su época, especialmente entre las mujeres. Tal vez la dieta pobre en yodo o la escasez de pescado en la alimentación fueran algunas de las causas.  

La deficiencia de yodo en Europa es un problema de salud pública vigente todavía en nuestro tiempo. Todos los países de Europa (excepto Islandia), especialmente en las zonas de montaña, tienen una larga historia relacionada con el déficit de yodo.  En 1993, la ingesta de yodo solamente era la adecuada en dos países europeos. En 2004 la OMS informaba que el 43% de los niños europeos no ingerían suficiente yodo. En 2010, un estudio efectuado en el Reino Unido encontró déficit de yodo en un 51% de los escolares estudiados. A partir de estos datos se puede inferir fácilmente como sería la prevalencia de esta enfermedad en la Europa del s. XV.



El descendimiento de la Cruz. Roger van der Weyden







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