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miércoles, 23 de enero de 2019

Fernando VII (III): El gran pene del rey









Vicente López Portaña 

Fernando VII con uniforme 
de capitán general
(1814-1815)

Óleo sobre lienzo 107,5 x 82,5 cm
Museo del Prado. Madrid. 




Los historiadores suelen coincidir en que Fernando VII fue uno de los monarcas más inútiles, incapaces e ineptos de la Historia de España. Pero hoy nos centraremos en cuestiones más somáticas de este rey. 

Una de estas cuestiones es la macrosomía genital de Fernando. Es decir que tenía un pene de tamaño descomunal, desproporcionado, y además malformado. El escritor francés Prosper Mérimée lo describía así en una carta que dirigió a Stendhal: 
 es fino como una barra de lacre en la base, y tan gordo como el puño en su extremidad; además, es tan largo como un taco de billar”.
Un médico que en alguna ocasión atendió a Fernando VII dejó escrito en uno de sus diarios lo siguiente: 
“el rey Fernando VII tenía el miembro viril de dimensiones mayores que de ordinario, a lo que se le atribuye no haber tenido sucesión en sus tres primeras mujeres”.
Esto le causó bastantes problemas a la hora de mantener relaciones sexuales.  Al parecer muchas mujeres que se acostaban con él, al ver semejante tamaño, huían despavoridas. 

Fernando se aficionó a frecuentar los burdeles de Madrid, que solía visitar asiduamente, acompañado de un grupo de cortesanos, entre los que destacaban sus más íntimos colaboradores, El Duque de Alagón (conocido también como Paquito de Córdoba), Chamorro, Ugarte... En el Palacio de Oriente hay una escalera discreta, conocida por "la escalera fernandina", que usaba para salir a las juergas nocturnas. 

Uno de los prostíbulos más visitados por Fernando VII era el burdel de Pepa la Malagueña. Allí frecuentaba el trato de conocidas meretrices como “la moza de Sacedón”, cuando no el de la conocida como “la viuda de Aranjuez” . También se encaprichó durante un tiempo de "La Naranjera" una prostituta amante del bandolero Luis Candelas. En los burdelessolía hacer competiciones para ver quien la tenía más grande, como si fuera un adolescente, jugando con ventaja porque sabía que él era el espadón de la corte. 

También alardeaba muchas veces de desvirgar doncellas. Solía afirmar que salían de su alcoba seguras de que ningún hombre podría darles el goce que habían tenido con él. Sin duda confundía zafiamente el tamaño con la habilidad. 

Otra de las obsesiones de Fernando era coleccionar los paños en las que las chicas dejaban la muestra de su doncellez, que a veces mostraba con regocijo a sus acompañantes de correrías.  


Fernando VII

I. El "Deseado"

II. El rey felón

III. El gran pene del rey

IV. La primera noche de bodas

V. Segundas nupcias

VI. La peor noche de bodas del rey

VII. Copular con una almohadilla



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